Zamoreando

¡A todo trapo!

La chulería en política acaba pasando factura

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Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Por muy presidente de la Diputación de Orense que sea, José Manuel Baltar Blanco, del Partido Popular, no puede saltarse las normas que rigen la Seguridad Vial. No puede conducir a todo trapo cuando el límite de velocidad establecido es inferior a la velocidad registrada por la Guardia Civil. El atestado de la Agrupación de Tráfico de la Benemérita no deja lugar a la duda. Este señor circulaba a toda pastilla por la autovía A-52 a la altura del término municipal de Asturianos. Ni más ni menos que a 215 kilómetros por hora. ¡Ya le vale!

Me parece de perlas que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Puebla de Sanabria haya incoado diligencias urgentes. Si este señor quiere poner en peligro su vida que haga ‘puenting’, lo grave es que, con tamaña velocidad, además de poner en riesgo su vida puso la de los demás conductores. A ver cuando se enteran los políticos que no tienen bula, que son ciudadanos como otros cualquiera y por lo tanto deben ser, sobre todo ellos, un ejemplo en el cumplimiento de las normas de todo tipo. Normas que algunos se saltan a la torera porque “¿sabe usted quien soy yo?”.

La chulería en política acaba pasando factura. Algunos no quieren enterarse y ejercen en su diario cometido oficial y también en el particular. No se superan ciertas lacras que acompañan la condición de político o política. Creerse por encima del bien y del mal es malo para la salud política porque la sociedad no perdona. La sociedad tiene memoria y la espabila cuando cree oportuno.

El de Baltar no es el primero ni, a buen seguro, será el último caso que registre la carretera. Desde que la democracia se hizo efectiva en España, estas pilladas in fraganti se han producido entre políticos de todos los signos. Ni el apuntador se libra de haber caído en la tentación de pisar el acelerador creyéndose superior. A estos Superman y Superwoman de la política les quitas el cargo y no son nada. Sin embargo les gusta creerse superiores y actúan en consecuencia.

Si es grave el aceleron que pegó durante 95 kilómetros, tanto o más grave resulta que fuera conduciendo el coche oficial. Pero, bueno, ¿dónde se ha visto?: En España. Porque en otro país comunitario, el Baltar de turno tendría que haber dimitido al grito de ¡ya! Los que están por encima de este señor no pueden darle palmaditas en la espalda y como si nada hubiera ocurrido. Sería extraordinario a la vez que edificante, que le obligaran a dimitir. Pero ¿y si se enfada? Están las elecciones tan próximas….

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