Una Semana Santa más que se nos ha ido

De la frenética actividad a la desaceleración y al conformismo

ZAMORA. PROCESION DEL SANTISIMO CRISTO DE JESUS YACENTE

ZAMORA. PROCESION DEL SANTISIMO CRISTO DE JESUS YACENTE / ANA BURRIEZA

Agustín Ferrero

Agustín Ferrero

Se nos ha ido poco a poco, sin apenas notarlo. Ha pasado rápida y a la vez lentamente, como la marcha de nuestros pasos. Como el aroma de las velas. Como las palabras que se lleva el viento.

Ha sido una Semana Santa especial, distinta de la de otros años. Distinta de años pretéritos, porque por primera vez los desfiles procesionales, o parte de ellos, a diferencia de otras veces, las procesiones han salido de lugares diferentes y, consecuentemente, han realizado recorridos distintos. Distinta también de los años anteriores más próximos, pues el tiempo ha acompañado al comportarse de manera benévola, dejando para otra ocasión los fríos y las lluvias.

Ha sido también una Semana Santa impregnada de una precampaña electoral, que más bien parece una campaña. Una campaña que, por lo que asoma, y en lo que afecta a las elecciones locales, va a llegar a dar los mismos resultados que las de convocatorias anteriores, pues los dos grandes partidos PP y PSOE van a su bola y los pequeños, ya sean conocidos o de nuevo cuño, continúan emperrados en no agruparse, dando así la cuerda necesaria para que todo siga igual y que no aparezca nada atractivo. Visto lo visto, Guarido lo tiene fácil para seguir dirigiendo el Ayuntamiento de la capital, sin mover un solo dedo, sin echar leña al fuego, sin modificar el rumbo que emprendió hace ocho años. IU volverá a pilotar la Casa de las Panaderas.

En la ciudad y en la provincia pasan cosas, aunque pocas, pero todas referidas al tiempo que media entre el antes y el después de la Semana Santa

Una Semana Santa que, desafortunadamente, no nos ha traído buenas nuevas en lo que se refiere a poner en marcha los temas pendientes, hayan sido prometidos por el Gobierno Autonómico o por el Gobierno de España. De Monte la Reina y sus militares nunca más se supo, como tampoco de conservatorios y museos. Lo de implantación de nuevas industrias ha quedado para rellenar otro capítulo del cuento de nunca acabar.

En lo deportivo, la gente continuará pensando cual será el futuro del “Zamora C.F”. Si ascenderá alguna vez de categoría. Si los dueños estarán por la labor de seguir pilotando esa nave que se debate en aguas turbulentas.

Las obras de Baltasar Lobo continúan almacenadas en alguna parte, fuera de la visión de quienes tienen ganas de conocerlas. Aunque, últimamente, parece que vuelve a haber otro movimiento en post de acomodarlas en el museo que pudo ser y que no fue, por mor no se sabe bien qué, ya que en tiempos pretéritos se disponía de fondos europeos al menos para tirar adelante en post de otras financiaciones. La Asociación de Amigos del escultor y algunos colegios profesionales están empujando para que se vuelva a pensar en ello.

La frenética actividad mostrada por cofrades de túnica y de acera vuelve a la pausa, a la desaceleración, a la falta de iniciativa, al conformismo. "Lo de siempre con agua de la Alberca" que decía la gente mayor cuando yo era un niño, para resumir aquello de que todo sigue lo mismo.

Y las buenas gentes que conforman la idiosincrasia de esta coqueta y amable ciudad volverán a sus ocupaciones, quienes las tengan, y parecerá que no existen problemas por los que luchar. Así, hasta el año que viene. Hasta que los hachones del Cristo Yacente parpadeen a poco que los agite el viento. Hasta que el caballo de Longinos vuelva a encabritarse para facilitar al centurión que perpetre la lanzada. Hasta que la Virgen de la Soledad, nos traslade su dolor con ese rictus de tristeza que embarga su rostro, ese que supo sacar Don Ramón Álvarez de manera mágica. Hay que esperar otro año para que esas "romerías" que se forman en los aledaños de la Catedral las tardes de Jueves y Viernes santo, vuelvan a bullir y a que los cofrades den cuenta de las viandas que amigos y familiares les llevan en el descanso de la procesión.

Las Semanas Santas van pasando sin darnos cuenta que son un punto clave del año. En la ciudad y en la provincia pasan cosas, aunque pocas, pero todas referidas al tiempo que media entre el antes y el después de la Semana Santa.

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