Buena jera

¿Quién me compra un lío?

Gallardo abrió la polémica, pero, según Mañueco, el responsable es Pedro Sánchez

Mañueco, junto a García-Gallardo, durante el pleno de las Cortes del pasado día 12 de enero. | Ical

Mañueco, junto a García-Gallardo, durante el pleno de las Cortes del pasado día 12 de enero. | Ical / Óscar R. Ventana (Efe)

Luis Miguel de Dios

Luis Miguel de Dios

Amaina, de momento, la bronca sobre el “protocolo provida”, ese que nunca existió aunque lo anunciara nada menos que el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo (Vox), en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Gobierno. ¿Realmente lo anunció con pelos y señales ante el atronador silencio del portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo (PP)? A juzgar por las declaraciones de Fernández Mañueco no hubo nada de eso. Todo se debió, digo yo, a una mala interpretación de los periodistas y a una manipulación de sonidos, imágenes y demás.

O mejor aún, quien acudió a la famosa rueda de prensa imponiendo sus opiniones y no dejando hablar a Carriedo (¡y mira que es difícil!) fue el propio Pedro Sánchez. Sí, sí, como lo leen. No crean que exagero ni una uña. Entre las múltiples y diabólicas virtudes de Sánchez ocupa lugar preferente su capacidad para hacerse pasar por quien quiera. Y, además de clavarlo en lo físico, imita a la perfección el tono de voz, los gestos, la mirada. Un prodigio. Por eso Sánchez se presentó en la sala de prensa de la Junta de Castilla y León, se hizo pasar por su vicepresidente e inició un rifirrafe que ha alcanzado talla internacional como demuestra, por poner un solo ejemplo, la presencia en la conferencia de prensa del pasado jueves de un informador del Financial Times, uno de los medios más prestigiosos del mundo y considerado como la biblia del capitalismo. Bueno pues, la referida biblia capitalista mandó a uno de sus reporteros a Valladolid para interesarse por un asunto que estaba acaparando titulares, dimes y diretes, declaraciones contradictorias entre los socios del gobierno regional y toma de posiciones de partidos, sindicatos, asociaciones de todo tipo, médicos y, últimamente, de la Conferencia Episcopal, o sea de los obispos españoles.

¿Y para qué tanto despliegue, tantos titulares, tanto choque entre gentes de tamaña prosapia, abolengo y blasón, si el mencionado “protocolo provida” nunca existió, si todo ha sido, como ha insistido el presidente Mañueco, una “burda manipulación, un engaño, una mentira”? ¿De quién? Parece hasta mentira que tengan dudas, que no lo sepan, o barrunten, desde el principio? De Sánchez, de quién iba a ser. Como el presidente del Gobierno español no tiene otra cosa que hacer, se ha dedicado a enredar para zumbar estera al PP, a Feijóo, a la ultraderecha y a todo el que se le ponga por delante. Satanás tiene estas cosas, ya sabe bien él a quien se le aparece.

¿Y para qué tanto despliegue, tantos titulares, tanto choque entre gentes de tamaña prosapia, abolengo y blasón, si el mencionado “protocolo provida” nunca existió?

-Pero, hombre, si el que presentó el protocolo fue Gallardo, que, además, dijo que entraría en vigor “inmediatamente”. Y lo dijo en lugar tan solemne como la concentración motera de Pingüinos, a la que llegó en coche oficial, con chupa de cuero y un llamativo casco en la mano, indica don Mayórico, que se sabe de memoria todos los flecos de la polémica.

-Y eso que importa si al final Sánchez ha aprovechado el lío para intentar sacar tajada electoral y meterse con el PP por su alianza con Vox, replica don Idulfo, que, como salmantino lígrimo, apoya a Mañueco en todo.

-Y, entonces, ¿por qué no salió inmediatamente Mañueco a desmentir a Gallardo?, ¿por qué esperó varios días?

- Hombre, estaría aguardando a ver qué le decían en su partido. Fue a Zaragoza a una reunión de la cúpula del PP, habló con Mañueco, volvió con instrucciones y dejó resuelto el follón.

Pudo ser, pudo ser. O eso apuntan los muchos mañuecólogos que han brotado como las setas en otoño. Es lógico que hay ocurrido algo así. El coste de la polémica PP-Vox por el “provida” estaba llegando muy lejos (hasta al Financial Times, oiga) y amenazaba ya los intereses electorales de los populares (a Vox, en cambio, le venía bien para su clientela). Así que Feijóo dijo hasta aquí llegó el Pisuerga y mandó parar. Y Mañueco se aplicó a lo que mejor sabe hacer: sacudirle estopa a Sánchez y vaciar el tarro de los adjetivos denostativos, es decir de denuestos. Y cargar contra el malvado Sánchez central por el requerimiento a la Junta aprobado en Consejo de Gobierno. Todo arreglado. Tanto que se le curó la afonía a Carriedo. Habló el jueves, disparó contra Sánchez y aseguró que no hay peligro de ruptura con Vox. ¿Quién no ha discutido con alguien en su vida? Pues, eso. Claro que yo me sigo preguntando: ¿y para esto tanta bronca?, ¿quién me compra un lío? O mejor: ¿quién me lo aclara? Quizás el refranero: “Para este viaje no hacían falta alforjas”.

Suscríbete para seguir leyendo