Un recuerdo emotivo para un gran compañero socialista, Ángel Gavilán

Solo unos pocos “privilegiados” permanecen en la memoria colectiva después de dejar sus cargos

Gavilán en una manifestación contra ETA

Gavilán en una manifestación contra ETA / GORKA ESTRADA.

Félix Rodríguez Peña

Hace apenas dos años, el 9 de octubre de 2.020, falleció Ángel Gavilán Arganda. Gobernador Civil de Zamora desde el año 1.990. Un socialista zamorano, de profesión delineante, nacido en Fuentesaúco, de ideología y convicción, que desarrolló una buena parte de su carrera política en el País Vasco, en la provincia de Álava, por cuya circunscripción fue Diputado y Senador, además de Secretario General del PSOE.

Ángel Gavilán es una de esas personas a las que tengo en mi recuerdo, porque era noble, era un luchador y, sobre todo, era honesto. Su carácter fuerte y su voz portentosa siempre me parecieron fantásticos, porque detrás de esa apariencia de “chicarrón del norte” se escondía un alma bondadosa, afable, conversador, tertuliano y con un gran sentido del humor.

Ángel entendía el socialismo puro y duro. El del compromiso con la igualdad y la solidaridad. El de los militantes del País Vasco que pasaron de sufrir la represión criminal franquista a ser víctimas del terrorismo asesino de ETA. Compañeros y compañeras del PSOE que compartieron vida con Gavilán después de haber pasado por las cárceles del régimen del dictador a tener que convivir, ya en la Democracia, con escoltas y protección policial, cito entre ellos, entre muchos, a Ramón Rubial o Lalo López Albizu, el padre de Patxi López.

Su carácter fuerte y su voz portentosa siempre me parecieron fantásticos, porque detrás de esa apariencia de “chicarrón del norte” se escondía un alma bondadosa, afable, conversador, tertuliano y con un gran sentido del humor

En algún viaje al País Vasco con mis compañeros desde las Juventudes Socialistas Chema Crespo, Manuel Lozano “Judax” y Martín Guillermo, para participar en las Elecciones Autonómicas, muchos militantes socialistas de Euzkadi nos decían en las mesas electorales: “Antes nos mataban los fascistas y ahora nos matan los de ETA”.

Ángel Gavilán, que seguro está en el cielo, ateo, compartirá conmigo, con todos los socialistas y demócratas, un gran homenaje a todas las víctimas del franquismo y de la banda terrorista ETA. Porque él fue uno más de los socialistas que luchó en el País Vasco para recuperar la Democracia y para acabar con ETA.

Junto a Ángel siempre tengo el recuerdo cariñoso de Carmen, su mujer, mucho más, su media naranja, y de Helena, su hija pequeña. Su casa en Cazurra siempre estaba abierta para pasar un buen rato de tertulia, de amistad, de compañerismo y, por supuesto, de debate ideológico socialista. Porque Carmen y Helena han sido y son tan maravillosas como lo fue Ángel, y porque Gavilán era alguien que conocía el PSOE, que quería al PSOE y que tenía metido en su ADN al PSOE.

Begoña Galache, periodista, donostiarra, magnífica persona y gran amiga sabe de lo que hablo porque lo conoció muy bien. Y seguro que ratifica una a una todas estas palabras. La política es evanescente. Solo unos pocos “privilegiados” permanecen en la memoria colectiva después de dejar sus cargos. Eso es lo que quería poner en valor hoy, la figura humana y política de un socialista comprometido como Ángel Gavilán.

Me viene a la memoria un pasaje en el mes de marzo de 1991. En los días previos a la Semana Santa y unas semanas antes de las Elecciones Municipales que ganó el PSOE con Andrés Luis Calvo como Alcalde de la ciudad. Las Juventudes Socialistas de Zamora, de las que yo era miembro, con Santiago Reyna de Secretario General y Paco Villaverde Secretario General del PSOE, le pedimos a Ángel Gavilán que invitara a venir a Zamora al presidente del PSOE, Ramón Rubial, figura histórica encarcelado durante muchos años por el franquismo. Eran mucho más que amigos y compañeros.

En la rueda de prensa previa al acto de las Juventudes Socialistas Ramón Rubial se refirió a un hecho singular de la Semana Santa de ese año. La Cofradía de “Jesús en su Entrada en Jerusalén”, la “Borriquita”, había cambiado su recorrido para rendir homenaje al reconocido franquista Carlos Pinilla Turiño en el Convento de las Claras, en la Avenida Reyes Católicos, donde reposaban y reposan sus restos, aunque parezca increíble.

Ramón Rubial, que permaneció encarcelado casi 20 años por defender sus ideas socialistas, la Democracia y la Libertad, criticó en Zamora que se rindiera pleitesía a un franquista más franquista que Franco como lo fue Pinilla Turiño.

Hoy, más de treinta años después de esas declaraciones de Ramón Rubial junto a Ángel Gavilán, quiero proclamar mi reconocimiento a dos grandes personas, dos defensores de la libertad y del socialismo democrático que representa el PSOE.

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