El circo de la gran política internacional tiene más prestigio que otros debido al gran juego de la guerra, pero las leyes del espectáculo son las mismas, ganar público a fuerza de gestos y frases con pegada. El libro de estilo de Trump evita escenas de grandes luchas, en las que al final siempre hay muertos propios, y lo que más deplora el público votante es la imagen de los ataúdes bajados del avión. Por tal motivo Trump no quiere guerras (que además cuestan un dineral), prefiere grandes amenazas que funcionen. Ahora bien, para que funcionen hace falta dar alguna vez un contundente zarpazo de bajo riesgo, como el de la muerte de Al Bagdadi a manos de un comando. Con ese zarpazo low cost contra el ISIS (de enorme efecto cara al mercado interior del voto), mientras deja el avispero de Siria a Rusia para meterla en gastos, Trump se acredita como el payaso más listo del circo.