A PIE DE CALLE

Los barrios de Zamora ante el 28M: San José Obrero, el barrio que planta cara al centro

Los vecinos de esta zona norte de la capital piden actividades de ocio y más instalaciones para jóvenes

Avenida de Galicia, corazón de San José Obrero.

Avenida de Galicia, corazón de San José Obrero. / Ana Burrieza

Luis Garrido

Luis Garrido

Ana Ramajo amontona cajas de cerezas a la puerta de la frutería que regenta en las Galerías San José. Este tipo de espacios están en peligro de extinción en Zamora, en buena parte debido al capitalismo que también ha entrado en los barrios. La brutal presión ejercida hacia los pequeños propietarios en otras partes de la ciudad les ha llevado a vender, convirtiendo un pasillo con un puñado de negocios concentrados en una gran superficie comercial de un único dueño. Aquí, resiste. Aunque nadie sabe por cuánto tiempo. El modo de funcionamiento, dice esta frutera, es similar al de un pueblo. Tiendas de toda la vida, de las de al lado de casa. Clientas de toda la vida, de las que viven al lado de la tienda. Y envejecimiento. Cuando ellas falten, no habrá relevo, porque los jóvenes tienen otros hábitos. Por lo tanto, cierre.

San José Obrero ha conseguido preservar esa esencia de barrio a lo largo de los tiempos. Es una de las zonas más populosas de la ciudad. Según el último censo, 2.777 habitantes se reparten entre sus casas bajas, sus chalés y sus promociones de viviendas en altura. Quien vive allí, tiene todo a mano en materia comercial, pero eso no es suficiente. "Cuando sacan campañas para apoyar al comercio, son para el centro; cuando sacan campañas para dinamizar y animar a las compras, es por las calles del centro; cuando hablan de revitalizar, siempre están pensando en el centro. Nosotros también existimos y también necesitamos apoyo", explica María Ángeles, mientras coloca calzado recién recibido en la zapatería que lleva en la avenida de Galicia.

San José Obrero: el barrio que planta cara al centro

San José Obrero: el barrio que planta cara al centro / Luis Garrido

No es mucha la distancia que separa San José Obrero del centro, tanto por San Lázaro hacia la calle del Riego como por el Bolón hacia las Tres Cruces. Sin embargo, sus vecinos se niegan a tener que desplazarse para disfrutar de dotaciones o actividades que perfectamente se podrían desarrollar en el barrio. "Los chavales a día de hoy no tiene nada que hacer aquí", se quejan Lucía y Carmen, dos hermanas que charlan a las puertas de las galerías. "Actividades aquí no hay, así que la gente menuda tiene que bajar para poder hacer algo de ocio; eso sí que lo tenían que mirar", reclaman desde su experiencia.

Isabel, pescadera, va mucho más allá. "A lo de la Josa hay que darle una vuelta, porque eso es para que juegue todo el mundo y al final no juega nadie", argumenta. "Hacen falta pistas de baloncesto para que los niños y los jóvenes puedan hacer deporte sin tener que estar pendientes de si habrá o no sitio y si tendrán que compartir con el fútbol o con lo que sea", añade. Una teoría que no convence a una de sus clientas, voz de la sabiduría, que reprende. "Es que ahora os quejáis de todo: cuando yo era pequeña, aquí no había nada y teníamos que apañarnos", señala. "Os estoy hablando de hace setenta años. Yo jugaba a la dola como los muchachos, pero seguramente no tenéis ni idea de lo que es eso", recuerda esta vecina.

San José Obrero: el barrio que planta cara al centro

San José Obrero: el barrio que planta cara al centro / Luis Garrido

Hay una coincidencia absoluta en que faltan oportunidades de ocio para los jóvenes en San José Obrero. La cultura llega a cuentagotas hacia esta parte de la capital y, como ocurre en el resto de barrios, todo el mundo ve una diferencia de trato respecto al centro. También en lo más básico, como son los parques infantiles. "Hay que ver cómo están aquí, de verdad; yo muchas veces tengo que limpiar a mi niño con lejía cuando viene del parque de donde yo vivo", expresa María Ángeles. Una opinión compartida por Alfredo, que camina por el paseo de Nuestra Señora de las Mercedes, aunque con matices. "No es que aquí los parques estén mal, es que están en toda la ciudad", advierte.

Un paseo por el barrio sirve para comprobar cómo se trata de una zona viva. Hay unas cuantas obras en curso para la construcción de nuevas viviendas, adaptación de casas o reformas en los pisos. La gente vive y quiere seguir viviendo en San José Obrero, aunque para eso es necesario que lleguen los mismos servicios que al resto de puntos de la capital. Eso, no es un problema. "En los últimos años se han puesto las pilas y hay que reconocer que nos están tratando bien", señala Alfredo. "Tenemos buenas conexiones en autobús, tenemos limpieza, contenedores, han hecho lo de las tuberías… No nos podemos quejar", indica.

San José Obrero: el barrio que planta cara al centro

San José Obrero: el barrio que planta cara al centro / Luis Garrido

Esta opinión también es generalizada. Desde la barra del bar La Cañada, lo ha comprobado Diego. "No sé si será por la nueva empresa del contrato, que tiene buenas máquinas, pero sí que se ha visto mejoras en la limpieza. Pasan con el camión regando las calles, hay buena recogida y en general creo que está todo bastante bien", expresa este profesional de la hostelería. Si tuviera que poner un pero, sería el de los jardines. "Si vas por la ladera de Valorio, por ejemplo, está impracticable", reconoce. "Lo del bosque de Valorio, la verdad, es que no se entiende. ¿Cuánta pasta llevan gastada ahí desde hace mil años y para nada? Eso es de vergüenza", se queja.

San José Obrero es barrio y tiene orgullo de barrio. Por eso, sus habitantes quieren tener las mismas oportunidades que el resto de los ciudadanos de Zamora para poder desarrollar su vida en el lugar en el que lo han hecho siempre. Con su comercio tradicional, con su pescadería, con su zapatería, con su frutería y con su bar. Y también con sus conexiones en transporte público, su médico, su limpieza y sus parques infantiles. "Menos grandes proyectos y más ayudar a los que estamos aquí aguantando el temporal. Pero siempre, no solo en elecciones" implora Ana Ramajo, que coloca por fin la última caja de cerezas en la puerta de su negocio.

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