A pie de calle

Los barrios de Zamora ante el 28M | Los Bloques: "Que prometan, que ya veremos"

El aparcamiento, las conexiones por transporte público con el centro y un cierto estado de "dejadez", principales problemas de Los Bloques según los vecinos del barrio

Una mujer se asoma a una ventana en el edificio de «la colmena», uno de los más habitados de Los Bloques. |

Una mujer se asoma a una ventana en el edificio de «la colmena», uno de los más habitados de Los Bloques. | / Jose Luis Fernández

LA OPINIÓN- EL CORREO DE ZAMORA inicia hoy la sección "A pie de calle", que estará compuesta por una serie de varios reportajes en los que se profundizará en los problemas y reivindicaciones de los barrios de la capital de cara a las elecciones del próximo 28 de mayo. Todas las zonas de la capital contarán con su espacio y los vecinos tendrán ocasión de hacer visibles sus peticiones para el actual alcalde o para los ocho aspirantes a sucederle en el cargo.

Si Zamora elige 25 concejales para representar a la ciudad en el Pleno que resultará de las elecciones del próximo 28 de mayo, tres salen de Los Bloques. El barrio más poblado de la capital —cerca de siete mil habitantes según el último censo— es también el que más papeletas aporta a las urnas. Cerca de cinco mil vecinos acudieron a votar en los comicios de 2019 en los colegios de La Candelaria y La Hispanidad. El barrio es también uno de los que soportan una renta más baja de toda la ciudad. Los vecinos de Alcalá Galiano, Churruca, Colón, Hermanos Pinzón y Núñez de Balboa declaran una media de poco más de ocho mil euros por persona. Un poco por encima de Pinilla y un poco por debajo de San José Obrero. Un panorama, el de muchos vecinos y poca renta, que convierte al barrio en feudo tradicional de la izquierda zamorana. Hace cuatro años, de hecho, Guarido cosechó 2.372 votos, casi la mitad de los electores.

Un hombre camina por la acera, andador en mano. | Jose Luis Fernández

Un hombre camina por la acera, andador en mano. | Jose Luis Fernández / Diego G. Tabaco

Un conglomerado de datos que aporta contexto... y poco más, porque el día a día del barrio es otro. Furgonetas en doble fila para hacer el reparto, coches subidos a algunas de las amplias aceras, bares con buen aspecto a la hora del aperitivo y jubilados tomando el sol de mayo conforman el paisaje de un miércoles cualquiera en Los Bloques.

Y con estas, ¿cuáles son los problemas del barrio? Pues depende de quien conteste. Para Anselma Fernández, que espera paciente al autobús en la avenida de los Reyes Católicos y que ha perdido por unos instantes la línea 4, el problema es el autobús. Hay pocos, dice, y no tienen una buena comunicación con la zona de la Ciudad Deportiva, a donde se tiene que dirigir cada mañana para recoger a su nieto de una guardería del barrio. "Luego me trae mi hija, pero tardo mucho en ir", resume. No coincide con la apreciación Julio, que se mete al debate. "Pero si pasan muchos, cada cuarto de hora hay uno", asegura. "Los fines de semana menos, pero van vacíos". Para él el trayecto es más ameno. Asegura que va a San Lázaro, no todos los días, y que no tiene que cambiar de coche.

Un repartidor, en doble fila ante la escasez de aparcamiento. | J. L. F.

Un repartidor, en doble fila ante la escasez de aparcamiento. | / J. L. F.

Y con estas, ¿cuáles son los problemas del barrio? Pues depende de quien conteste. Para Anselma Fernández, que espera paciente al autobús en la avenida de los Reyes Católicos y que ha perdido por unos instantes la línea 4, el problema es el autobús. Hay pocos, dice, y no tienen una buena comunicación con la zona de la Ciudad Deportiva, a donde se tiene que dirigir cada mañana para recoger a su nieto de una guardería del barrio. "Luego me trae mi hija, pero tardo mucho en ir", resume. No coincide con la apreciación Julio, que se mete al debate. "Pero si pasan muchos, cada cuarto de hora hay uno", asegura. "Los fines de semana menos, pero van vacíos". Para él el trayecto es más ameno. Asegura que va a San Lázaro, no todos los días, y que no tiene que cambiar de coche.

Mariano, Agustín y José Manuel echan la mañana en un parque del barrio. | Jose Luis Fernández

Mariano, Agustín y José Manuel echan la mañana en un parque del barrio. | / Jose Luis Fernández

El aparcamiento es otro de los problemas fundamentales del barrio, aseguran las tres mujeres (dos trabajadoras y una clienta que se lleva el pan). "Antes de hacer el parking subterráneo ahí se aparcaba en batería y la gente del barrio tenía donde dejar el coche. Ahora hay que pagar y la gente no quiere, así que lo dejan en la calle. Aquí los edificios son viejos, no tienen garaje, y muchas calles son estrechas. Los repartidores tienen que parar en cualquier sitio y se forman unas montoneras de miedo". Segundos después una furgoneta de una conocida cadena de reparto se sube a la acera y el conductor de un Renault se afana en hacer la maniobra para pasar. "¿Ves? Aquí hace falta aparcamiento". Los hospitales no ayudan, pues mucha gente viene desde otros puntos de la ciudad e intenta aparcar en superficie. "A ver si hacen algo...".

Interior del concurrido bar «La esquina». | Jose Luis Fernández

Interior del concurrido bar «La esquina». | Jose Luis Fernández / Diego G. Tabaco

A veinte metros del kiosko, aprovechando estratégicamente la sombra de un árbol, José Manuel está sentado en un banco. Se sienta en el otro extremo Agustín. No han quedado, aunque se esperaban y empiezan una conversación seguramente similar a la del día anterior. Para José Manuel el problema principal del barrio es el mobiliario urbano, al que define como deficiente. "No estaba así antes, pero desde la pandemia el barrio tiene mucha dejadez", asegura. Señala a una baldosa levantada y se queja de unos pasos de peatones que se encuentran en malas condiciones y que, relata, son "un peligro". "Hace unas semanas se rompió ahí un banco y estuvo un mes hasta que vinieron a arreglarlo. Y así todo".

Por la bocacalle de Núñez de Balboa aparece Mariano Álvarez, que se confiesa "renegado" y que no duda un instante en sumarse al debate. Lo primero que denuncia es el "clasismo", dice, de otros barrios de la ciudad con respecto a Los Bloques, y ejemplifica su afirmación con el sobrenombre despectivo de "la colmena" a un edificio de la zona. "Eran pisos de protección oficial, los compramos trabajando, como todo el mundo, y nos dicen que vivimos en la colmena como insultándonos". Después, Mariano se refiere al problema existente con una zona baja donde "no se puede aparcar" y donde "hay gente que aparca mientras la Policía mira para otro lado. Es una vergüenza", resume, "porque eso es peatonal. Seguro que no harían lo mismo si yo me meto por el coche por Santa Clara, pero como esto son Los Bloques aquí no pasa nada. Aquí vale todo", se lamenta.

Varios vecinos se suben al bus urbano. | Jose Luis Fernández

Varios vecinos se suben al bus urbano. | / Jose Luis Fernández

La última parada, y el punto de optimismo, está en el bar "La esquina" donde vecinos, trabajadores y viandantes aprovechan el descanso de media mañana para llenar el estómago con los generosos montados que uno se encuentra en los bares de los barrios. La dueña del bar, tras doce años en Los Bloques, asegura que es "uno de los mejores barrios de la ciudad". Ella, que viene de Santa Elena, asegura que "no lo cambia por otro. Cuando vienes para acá la gente piensa que vienes a otro mundo... pero no. Aquí hay de todo, la gente es buena gente y estás muy cerca del centro. Es muy buen barrio", resume.

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