Tenis

Rafa Nadal, prudente con su retorno a las pistas: "Ahora sé que volveré, pero no sé cuando"

El tenista balear sigue recuperándose de una lesión de grado 2 en el psoas ilíaco de la pierna izquierda

Nadal: "Hasta ahora no sabía si volvería a jugar al tenis algún día y ahora sinceramente creo que sí"

Agencia ATLAS

Laia Bonals

Miraba Rafa Nadal al suelo una vez sentado en unos taburetes encima del escenario. Movía el micrófono de una mano a otra, enroscando los dedos a la vez que miraba el reloj. Todos los ojos estaban puestos en él y la pregunta sobrevolaba la pequeña sala de prensa. "¿Va a volver? ¿Cuándo?". Y el tenista español más laureado de la historia, pese a no querer poner plazos, era contundente ante los medios. "No sé cuando voy a volver", anunció Nadal, con una media sonrisa. "No sabía si volvería a jugar al tenis algún día y ahora sé que sí que volveré. Estoy feliz de como están evolucionando las cosas", confesaba, recuperando el optimismo.

Rafa Nada quiso ser sincero ante la prensa: "No tengo nada que esconderos", defendía antes de explicar el punto en el que se encuentra en su recuperación. Una sala, abarrotada para escucharlo, atendía a cada frase que pronunciaba entre el sonido de los flashes.

Pese a que no querer desvelar la fecha de su vuelta, que él mismo asegura no saber aún, hay cosas que sí que tiene claras. El dolor es innegociable. "No va a desaparecer. Hace muchos años que juego en dolor, eso no es nuevo. La cosa es si hacerlo con más o menos limitaciones. De como las cosas iban hace unos meses, a como van ahora, es mucho mejor. He dado pasos adelante que han sido grandes y positivos. En las siguientes semanas sabremos más cosas. Pero hablar de tenis, es hablar de otra cosa", contaba.

El pasado mayo Rafa Nadal tomó la decisión (más bien la tomó su cuerpo) de parar. Tras la lesión sufrida en el psoas en el Open de Australia el 18 de febrero, su cuerpo no había conseguido recuperarse a tiempo para disputar Roland Garros, su torneo favorito del calendario. Por ello, y analizando con frialdad su estado físico, decidió tomarse un respiro a la vez que anunciaba que 2024 sería su último año en el circuito profesional.

Pasaron los meses y Nadal trabajaba en silencio. Horas y horas de gimnasio, trabajo constante y a veces invisible y alguna intervención quirúrgica, como a la que se sometió a inicios de junio para revisar la lesión del psoas izquierdo que le mantenía apartado de la competición.

Sin fecha de vuelta

"Sigo teniendo dolor, de no tenerlo me plantearía otra cosa. Pero voy dando pasos hacia adelante, cada vez hago más cosas", aseguraba el tenista meses más tarde de la operación, el pasado 20 de octubre. "No estoy entrenando sin dolor. Mi primera opción sigue siendo Australia -el propio director del Open lo avanzó sin tener el 'ok' del jugador-, pero no estoy en condiciones de confirmar lo que pasará con mi cuerpo en unos meses", añadía con la esperanza de poder volver a pisar la cancha lo más pronto posible.

Y ese momento podría llegar el próximo Open de Australia, que se disputa del 14 al 28 del próximo enero. Pese a que parece la fecha más realista, Rafa Nadal aún no ha querido marcar plazos para su retorno en la presentación de la Clínica Tenis Teknon, donde ha relatado los últimos meses vividos y el proceso que ha seguido para recuperarse de la lesión, que aseguro que ha sido duro y que ha requerido mucho esfuerzo y tenacidad.

Ya avisó que 2024 sería su último año como tenista profesional y para cerrar su carrera excepcional e histórica, el de Manacor vuelve a empezar en el torneo donde todo se paró. Hace un año sufrió sobre la pista australiana la lesión que inició el periplo de un año duro. Ahora, con ganas de volver a entrar en una pista repleta de gente, mira el mismo escenario con las ganas de pelear. Por él y por su tenis. Por los miles de aficionados que le esperan con ansias para contemplar su juego que tantas veces les ha hecho disfrutar.

Su adiós de las pistas cada vez está más cerca, sin embargo, el tenista de Manacor quiere despedirse compitiendo. Para ello quiere hacerlo conviviendo de manera soportable con el dolor, una vez más, para protagonizar el que podría ser su último baile.