Adiós al benefactor de Sarracín

Multitudinaria despedida a Antonio Giraldo que, junto a su hermano Silverio, surtió de piedra al ferrocarril y abrió la primera fábrica de gaseosas

Hacia 1968 le tocó la lotería y donó a la iglesia una imagen

Antonio Girado en una imagen retrospectiva junto a su mujer. | Ch. S.

Antonio Girado en una imagen retrospectiva junto a su mujer. | Ch. S.

Sarracín de Aliste ha dado el un último y emotivo adiós a uno de los hijos mas ilustres del pueblo, Antonio Giraldo Hernández, fallecido en la tarde del pasado martes a los 94 años de edad.

Antonio Giraldo Hernández nació en Sarracín de Aliste el día 8 de marzo de 1929, con lo cual el destino de convertía en uno de los “Niños de la Guerra” teniendo que pasar una dura infancia como todos llena de penurias y estrecheces de 1936 a 1939.

Mientras muchos de sus contemporáneos optaron por emigrar y buscarse la vida lejos de su tierra el opto por quedarse, formar allí su familia y ser un ejemplo a seguir como persona y también como trabajador y empresario.

Contrajo matrimonio el día 30 de enero de 1947 con su amada alistana Dolores Canas Casas, con 19 y 18 años respectivamente, una unión y un amor que perduró 77 años: hasta que la muerte los ha separado. Ha sido uno de los matrimonios más longevos de la historia de Aliste. En el seno familiar nacieron cinco hijos: Angelines, Mari, Tomasa, Antonio y Jesús con doce nietos y tres bisnietos, Álex, Carla y María.

Los hermanos Giraldo Hernández, Antonio y Silverio, fueron pioneros en la creación del tejido empresarial que convirtió a sarracín en uno de los pueblos con mas emprendedores y negocios no solo de la comarca de Aliste sino de la provincia de Zamora.

La familia Matías del Río (originaria de Rabanales y conocida luego por los autobuses de Zamora a Salamanca) poseía una maquina machacadora de piedra y con ella, a medias, firmó una sociedad Silverio, para surtir de balasto a la linea ferroviaria de Zamora a La Coruña y más concretamente del tramo desde Zamora a Puebla de Sanabria puesto en marcha el día 24 de septiembre de 1952 con un recorrido de 107 kilómetros y 845 metros, con seis estaciones en la zona: Carbajales de Alba, Losacio-San Martín, Abejera de Tábara, Sarracín La Torre y San Pedro de las Herrerías.

Jóvenes y echados para adelante, para Silverio (como jefe) y Antonio (como encargado), con apenas veinte años, fue su bautismo como empresarios, al conseguir la concesión del acarreo de las duras piedras de la Sierra de la Culebra como el mejor balasto y firme para las vías del tren.

Eran tiempos de posguerra, duros y difíciles donde los medios mecánicos, más en Aliste, brillaban por su ausencia. Ellos encontraron la solución comprando alrededor de diez burras de la raza autóctona zamorano-leonesa como medio de transporte.

Cuadrillas integradas principalmente por mujeres eran las encargadas de recogerlas piedras serreñas que se cargaban en los “Xerones” a lomos de las burras que campo a través o por caminos de herradura y rodera llevaban hasta la vía donde servían de asiento a los railes y traviesas.

Antonio Giraldo

Antonio Giraldo / Ch. S.

Una vez culminada la linea ferroviaria Zamora-La Coruña e inaugurada por el entonces Jefe del Estado Francisco Franco el día 1 de julio de 1957, los dos hermanos decidieron reinventarse y fundaron la primera fabrica de gaseosas del entorno de la Sierra de la Culebra, comprando un pequeño camión Avia con el que distribuían los refrescos por pueblos como Riofrío, Abejera, Campogrande, Cabañas, Valer, La Torre, San Vicente de la Cabeza, Palazuelo o Mahide.

Llegado el momento de afrontar la vida por separado, Antonio Giraldo Hernández optó por el Medio Ambiente una actividad a la que ya estaría unido hasta llegar el momento de jubilarse.

Patrimonio Forestal del Estado fue su destino como capataz en las repoblaciones que se afrontaron a lo largo de los años cincuenta y sesenta en toda la Sierra de la Culebra y también en otros montes de "La Raya" de España y Portugal, Arcillera, Ceadea, Vivinera, Alcañices, Santa Ana, Alcorcillo, Santa Ana, Latedo y Villarino tras la Sierra, pueblos donde aún ayer, algunos de los más mayores, recordaban a Giraldo como "un hombre muy trabajador, sencillo y de palabra, daba gusto trabajar para él". A parte, con su camión, se encargaba de ir recogiendo a los obreros para los diferentes pueblos, madrugando, pues habían de estar trabajado en el tajo a las 8 de la mañana.

Repoblación forestal

Coincido en esa época con otro capataz histórico, Tomas Castaño Fernández, ambos muy amigos. Fueron tiempos felices y de amistades duraderas: "Cuando me muera no os olvidéis avisar a Alfonso Romero el de San Pedro de las Herrerías y a Generoso Fínez el de Ferreruela".

Finalizada la repoblación forestal pasó a tener a su cargo una cuadrilla del Icona (Instituto par la Conservación de la Naturaleza) en la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra y después ya con la Junta de Castilla y León hasta su jubilación.

Antonio Giraldo Hernández firmaba un pacto de por vida con la naturaleza en el paraíso natural de la Sierra de la Culebra, pero llevaba en la sangre su vena de empresario rural, por lo cual abría su cantina y taberna Bar Giraldo en la calle La Iglesia en unos tiempos en que Sarracín vivía su mayor explendor poblacional con 573 habitantes.

Hostelería

Su hijos siguieron su pasos, la mayoría en el mundo de la hostelería. Angelines, la mayor, emigró a Madrid, donde regentó una pensión hasta jubilarse; Mari, tras gestionar su restaurante y carnicería en Sarracín es ahora la propietaria del restaurante "Marta" de Zamora, Tomasa regenta junto a su marido el restaurante "Galicia" de Tábara y Jesús seguía con el bar "Giraldo" en Sarracín Toñín fue el único que opto por otro sector, el de la construcción.

también hizo Giraldo sus pinitos en la música formando un gripo musical donde él era el encargado de tocar la batería, junto a José Lorenzo Río a la puntera (dulzaina) y Clemente Caballero Villar al bombo.

Ellos eran los encargados de animar los bailes de las tardes de domingo y fiestas de guardar en Sarracín y de tocar en las fiestas patronales de otros pueblos alistanos, desplazándose incluso a la zona de La Carballeda.

Incendios

Uno de los momentos más críticos y tristes de su vida los vivía en el verano del pasado año 2022 cuando fue testigo directo, muy a su pesar, viendo como las llamas de los incendios forestales de Losacio y la Sierra de la Culebra arrasaban y calcinaban el verano de 2022 la mayor parte de los pinares que él y sus operarios, hombres y mujeres, habían plantado hacía ya mas de sesenta años. No fue fácil para él ver cambiar el verde de los pinos por el negro de la ceniza.

Entre sus aficiones estaba la de jugar a las quinielas y en mas de una ocasión le sonrío la diosa fortuna con un grandes premios en metálico. Era Giraldo un hombre solidario y generoso por lo cual, cuando le toco la primitiva el 5 de febrero de 1998 destino parte del dinero ganado a sufragar los costes de la instalación de la calefacción de aire en la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel para que los feligreses pudieran asistir a las misas y rosarios en otoño e invierno sin preocuparse del frío.

Antes, hacia 1968, le tocó la lotería y dono a la iglesia una imagen. La última ilusión que tenía en vida y no pudo ya cumplir era donar un reloj para el templo abierto al culto en 1962 y reabierto tras su restauración el 13 de junio de 2022.

La iglesia parroquial de San Miguel Arcángel de la localidad alistana se quedaba ayer pequeña para acoger a los familiares, amigos y allegados que se acercaron hasta Sarracín de Aliste para asistir a la misa de funeral, que contó con la presencia entre otros de Teo Nieto Vicente (párroco actual que visitó al finado) y Manuel Iglesias Martin (fue cura del pueblo), y acompañar a Antonio Giraldo Hernández al que se dio cristiana sepultura en el cementerio de la localidad.

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