Fallece con 106 años el "abuelo de Aliste", Manuel Gago Rodríguez

Luchó en el frente del Ebre en la Guerra Civil y sobrevivió para convertirse en el hombre más longevo de la comarca

Manuel Gago, "Melujo", el abuelo de Aliste, con su familia.

Manuel Gago, "Melujo", el abuelo de Aliste, con su familia. / Chany Sebastián

Manuel Gago Rodríguez, el varón más longevo de la comarcal natural de Aliste, Tábara y Alba ha fallecido este jueves, 12 de octubre, a los 106 años de edad. Los últimos meses de su vida los pasó en la Residencia de la Tercera Edad “San Salvador” de Rabanales, siempre muy unido a su hijos, nietos y bisnietos.

El funeral tendrá lugar el viernes a las 18 horas en el santuario de la Virgen de la Salud, patrona de la comarca de Aliste.

Manuel Gago Rodríguez nació en la villa de Alcañices un ya muy lejano día 11 de septiembre de 1917 en el seno de una familia de humildes y sencillos agricultores y ganaderos, Gaspar Gago y Petra Rodríguez, que como todas las de la época logró sacar adelante a su hijos con mucho trabajo, honradez y sacrificios

Manuel Gago, "Melujo", el abuelo de Aliste.

Manuel Gago, "Melujo", el abuelo de Aliste. / Chany Sebastián

Conocido cariñosamente como el “señor Melujo”, poco podía imaginarse entonces aquel inquieto y travieso rapaz alistano, cariñoso y hospitalario, que estaría llamado a convertirse en una de las personas y personajes más peculiares de toda la Raya de Españay Portugal.

Pocos como él pudieron presumir de ser una enciclopedia viva de la memoria histórica de la Raya más antigua de la península ibérica: vino al mundo en tiempos del rey Alfonso XIII y vivió los reinados de su nieto Juan Carlos I y de su bisnieto Felipe V, conoció la Segunda República y las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco en España y Salazar en Portugal. Testigo fue él de la llegada de la democracia en España y de la libertad de la Revolución de los Claveles en el país vecino.

En sus mañanas de café con churros en el Centro de Turismo Rural la Atalaya gustaba recordar sus tiempos de infancia donde su mayor meta era, si acaso, “aprender a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir para poder defenderme en la vida”. De ello se encargó su maestro querido Don Emeterio allá en la escuela de “Pérez Marrón”.

Fue él un alistano heredero de los tiempos de los “galocheros” llegados de Galicia en el siglo XIX donde los rapaces se veían obligados a ganarse la vida nada más echar a andar, alternando la practica con la teórica ayudando y echando una mano en casa.

Melujo, con sólo ocho años, se tiró a los montes de Sahú y del Alto la Quinta orgulloso de su primer oficio de cabrero, siendo los jarales y robledales, a la vera del río Angueira, esa "Universidad de la Vida" donde aprendió que había que luchar porque nadie regalaba nada.

Manuel Gago en la residencia de Rabanales, donde ha pasado sus últimos años de vida.

Manuel Gago en la residencia de Rabanales, donde ha pasado sus últimos años de vida. / Chany Sebastián

Con 18 años y en la flor de la vida, lleno de ilusiones y esperanzas, llegó el 18 de julio de 1936 para truncarlas de cuajo a filo de desgracias. Sin haber tenido una arma en su manos, ni hecho la mili, llegó una fatídica carta a su casa llamándole a filas. Y así, a pecho descubierto, fue enviado directamente al Frente del Ebro donde paso tres años, dejando luego Zaragoza para irse a Caceres: sobrevivio.

En 1945 vivió el momento más feliz de su vida cuando en la iglesia parroquial de la Virgen de la Asunción de Alcañices contraía matrimonio con su amada novia Dolores Gago García, un matrimonio quedaba como fruto la llegada de su hijos Benita, Gaspar, Amalia y Manuel.

Una vida difícil

Poco duro la felicidad pues en 1960 y con sólo 43 años fallecía su querida esposa. 63 años de viudedad donde se dedicó en cuerpo y alma a cuidar de sus hijos, sus cinco nietos y tres bisnietos.

Nada más nacer sobrevivió a la “gripe española” de 1918 y ya centenario a la del Covid-19. “Yo nunca he estado malo en mi vida”, presumía.

Entre sus pasiones estaban los toros de Alcañices de san Roque (agosto) y san Mateo (septiembre) en los que participó de joven cuando se celebraban los ancestrales “espantos”. Siendo adolescente el era uno de los que iban a recibir las reses bravas en Pino del Oro cuando por allí cruzaba de Sayago a Aliste tras construirse el puente de Requejo sobre el río Duero.

Uno de los rituales que mantuvo durante gran parte de su vida fue el de ir a tomarse el café portugués Palmeira o un vino en la taberna de Juan Alonso en la calle la Herradura. Pasados los años, ya centenario, cada día acudía andando hasta La Atalaya para degustar los churros preparados por su buen amigo y paisano Ángel López Rivas, otro ilustre alcañizano ya fallecido.

Mariana Fraile Casado: 107 años

Actualmente la persona más longeva de la comarca es la señora Mariana Fraile Casadoque, nacía en Sejas de Aliste el día 23 de noviembre de 1915 y va camino de cumplir los 108 años de edad, tras una larga vida durante la cual fue emigrante en Argentina.

La única persona que superó la barrera de los 110 años fue Balbina Domínguez Hernández nacida en 1893 en Ferreruela y fallecida el 9 de julio de 2003.

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