Un pulmón natural de 178 hectáreas de pinos, encinas y bosque de ribera, repartidas entre unos 370 propietarios, emerge en la frontera entre las comarcas del Vino y La Guareña. Los vecinos de El Pego recibieron el Monte Pinar en el año 1930, cuando José Delgado y Enrique Gorría vendieron todo el término a los colonos.
Una propiedad que en su condición de privada sufre las limitaciones del amparo de la administración, aunque el Pinar esté abierto a todo el mundo. Muy especialmente a los vecinos de El Pego que a lo largo del último siglo han aprovechado sus recursos, como la laguna hoy seca pero que “en tiempos fue navegable” como apunta Gervasio Riesco en su “Historia grande un pueblo pequeño”.
Las fértiles tierras del entorno de lacustre permitieron, durante los duros años de la posguerra, cultivar huertos a las familias humildes del pueblo. Hasta la laguna iban las mujeres con carros cargados de ropa para lavar. Recuerdan los vecinos que se segaba el carrizo para los tejados de las casas. En sus aguas habitaba una avifauna hoy desaparecida, sin aliciente para retornar a un humedal desertizado y comido por la maleza.
El objetivo es la recuperación de la laguna para que vuelvan las aves, para recuperar las sendas, la fuente, columpios, arreglo de cercas y todo un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales... Hacer del Pinar un espacio atractivo para el esparcimiento, senderismo y otras actividades al aire libre disfrutando de un entorno natural privilegiado es el desafío de la nueva Junta de Propietarios del Pinar, presidida por Juan Carlos García, con Celestino Bayón como secretario, Javier García ejerciendo de tesorero y vocales, José Matías Aparicio y Diego Riesco.
Defienden la singularidad de un espacio donde crece uno de los árboles singulares de Castilla y León por su longevidad, belleza y altura. Más de cien años contemplan al majestuoso Pino Merendero, ejemplar único en la comarca con cuatro metros de perímetro en el tronco y 15 metros de altura. “Nuestro objetivo es que la gente sepa cómo está la finca y llamar la atención de las administraciones para que nos ayuden en la conservación pues, aunque es una finca privada, aquí puede venir todo el mundo a disfrutar de la naturaleza” declara Juan Carlos García. El nuevo presidente de la Junta de Propietarios admite que durante un tiempo “el Pinar ha estado muy olvidado, no le hemos prestado la atención que necesita”.
Consecuencia de esa desidia es el declive de proyectos surgidos hace años para revitalizar el Monte Pinar. Solo hay que ver el deterioro de la cartelería informativa instalada a lo largo de un sendero interpretativo en el entorno de la laguna, donde había una caseta de observación de aves, hoy sin uso. Permanece un centro de interpretación que se abre puntualmente y unas casetas donde se juntan cazadores o grupos de amigos.
En la actualidad la única fuente de ingresos del Pinar de El Pego procede del arrendamiento del pasto a un ganadero. “Son unos 3.500 euros con los que vamos manteniendo los gastos de la finca y haciendo algún arreglo”. Ahora se está realizando una limpieza gracias a un acuerdo con una empresa de Toro, que entresaca y poda los árboles a cambio del aprovechamiento de piñas y la madera.
Pero las necesidades son mucho mayores y la falta de medios impide recuperar el esplendor del Pinar de El Pego. La nueva Junta de Propietarios ha iniciado acciones ante las administraciones públicas con el fin de acogerse a subvenciones que permitan mejorar la finca.
Se han solicitado a la Junta, tanto para prevención, con trabajos de gradeos, desbroces, clareos, podas, cortafuegos, pistas, construcción de depósitos o instalación de pasos de agua. Como para terrenos silvopastorales (ganaderos) que permitan construir abrevaderos, puntos de agua, pasos canadienses o mejora de pastizales. Y para la redacción de planes de gestión forestal. Se hacen gestiones también acogerse a fondos del grupo de acción local Torguvi y de la Diputación de Zamora, a los que se ha entregado un borrador con algunos de los proyectos que quieren llevar a cabo en El Pinar.
“Creemos que merece la pena dar valor a este espacio, tan bonito y tan cerca de Zamora”.
