El otoño es sinónimo de setas. En octubre los días se hacen más cortos y las noches más largas, los árboles empiezan a soltar hoja y por la misma ley de la naturaleza los montes se llenan de aficionados a la micología que rastrean el suelo en busca de manjares que llevarse a la boca, incluso este año, a pesar de que la sequía reducirá dramáticamente el brote de los hongos en toda la provincia. Culinariamente, el reino fungi ofrece un abanico de productos tan rico y tan amplio que a veces no es fácil distinguir las setas comestibles de las perjudiciales o incluso venenosas, pero ese no es el único peligro que acecha en el monte para los domingueros que salen a por setas, por eso el Colegio de Ingenieros de Montes en Castilla y León ha editado un decálogo de buenas prácticas que garantizarán la seguridad del recolector y la persistencia de las poblaciones de hongos.

Lo más importante es salir de casa con el equipo adecuado, empezando por un teléfono móvil con batería suficiente para varias horas. Buscar setas exige cierta concentración, y puede ser que de tanto mirar al suelo se pierda la orientación hasta no saber cómo volver al coche o al punto de partida. Pero a menudo en el monte no hay cobertura, el teléfono también puede estropearse o apagarse; lo analógico, sin embargo, nunca falla, por eso también conviene llevar en la mochila un buen mapa de la zona y una brújula. En cuanto al utillaje propio de la recolección, se necesita una navaja para cortar la seta sin arrancar el micelio, una práctica prohibida porque impide la regeneración del hongo; por el mismo motivo se recomienda llevar una cesta con ranuras, de mimbre, madera u otro material que permita a las esporas seguir esparciéndose con el viento y dar lugar a nuevas poblaciones, y se recomienda llevar un pequeño cepillo para limpiar la tierra.

Resulta imprescindible informarse de las especies comestibles y las especies tóxicas que se dan en la zona concreta en la que se buscarán setas, con el objetivo de aprender a diferenciarlas. Para ello es aconsejable asistir a exposiciones, cursos de formación o incluso, rutas micológicas guiadas, la opción más segura y que en los últimos años se está poniendo de moda en la provincia, con ofertas en pueblos como Sejas de Aliste -habrá una el domingo 4 de noviembre- Rabanales o Trabazos, entre otros. Ante la duda, es mejor no consumir setas no identificadas con seguridad.

Una buena práctica es recolectar la cantidad justa que se vaya a consumir en los próximos dos días. Las setas son muy perecederas y hay que cocinarlas pronto, es preferible dejar en el suelo las que no se van a comer para que las aproveche otro, a que se estropeen en nuestra nevera. Además, desde el pasado lunes los recolectores ocasionales tienen prohibido en Castilla y León llevarse más de 3 kilogramos al díaCastilla y León.

No es aconsejable recoger setas demasiado maduras, suelen resultar indigestas y, sin embargo, en el campo contribuyen a la reproducción del hongo, así el año que viene habrá más cantidad disponible para todos. Tampoco se deben recoger setas muy jóvenes, que aún no han diseminado sus esporas -no se han reproducido- y además son mucho más fáciles de confundir con ejemplares jóvenes de especies tóxicas.

Es perjudicial para la salud, señalan los ingenieros de montes, consumir setas procedentes de zonas contaminadas como por ejemplo ciudades -incluso si crecen en parques- o en las cunetas de las carreteras de mucho tráfico, porque los hongos pueden acumular metales pesados como el plomo.

Como ya se ha mencionado, el recipiente para transportar el producto recogido debe permitir su aireación. Nunca se deben utilizar bolsas de plástico o mochilas porque impiden la difusión de las esporas de las setas y, además, provoca que se pudran por falta de ventilación.

Una de las peores cosas que se pueden hacer en el monte es rastrillar o remover el suelo para encontrar setas, una práctica totalmente prohibida porque daña el micelio, que es el cuerpo subterráneo del hongo, y acaba con poblaciones enteras para varias temporadas.

Por último, antes de ir a recolectar a un monte hay que informarse de si se trata de una zona regulada o con una normativa especial, para obtener el pertinente permiso. En la provincia de Zamora, varios municipios de Aliste, Tábara, La Carballeda y Sanabria pertenecen a la agrupación de municipios "Montes de Zamora" de Micocyl y comparten la regulación de los montes comunales, otros han aprobado sus propias ordenanzas reguladoras. En cualquier caso siempre se ofrece a los turistas la opción de obtener a un asequible razonable una licencia para un día o un fin de semana que les permite recoger una cantidad racional de setas. Los que pretenden recolectar grandes cantidades de producto para con destino al mercado mayorista pueden obtener en algunos municipios otro tipo de licencias más caras y sujetas a control. Como novedad, este año, los propietarios de fincas particulares se pueden asociar para formar parques micológicos y expedir licencias de recolección, creando una entidad que lleve a cabo una gestión micológica.

La sequía provoca una campaña desastrosa por segundo año consecutivo

La sequía provoca una campaña desastrosa por segundo año consecutivoLa escasez de lluvias que se arrastra desde hace meses lleva a los expertos a prever una de las peores campañas micológicas de las últimas décadas. Incluso aunque la lluvia llegara antes de noviembre, buena parte de las especies de boletus en la provincia de Zamora ni siquiera harán acto de presencia, ya que necesitan desarrollarse antes de octubre, y las setas que puedan llegar a crecer serán demasiado escasas.

El pasado otoño se vivió una situación similar en toda Castilla y León -el verano ya fue muy seco-, y curiosamente convirtió la comarca alistana en una de las pocas zonas en las que se podían encontrar algunos hongos con relativa facilidad. Aunque el 2016 fue una mala campaña en Zamora en cuanto a la mayoría de las setas, sí se podían encontrar buenos níscalos en los pinares de la Raya. Ello atrajo a mafias extranjeras que provocaron la llamada "guerra del níscalo".

Grupos organizados en otras provincias de Castilla y León asentaron en Alcañices a más de un centenar de ciudadanos de Europa del Este, sin ningún tipo de licencia micológica, con la orden de esquilmar los pinares de Aliste saltándose todas las recomendaciones citadas en este artículo y las normativas vigentes en la Comunidad, ocasionando un grave perjuicio para la sostenibilidad de este recurso en todos los montes por los que pasaron. Utilizaban rastrillos para remover el suelo, partiendo los micelios, y cruzaban con el producto a territorio portugués con el objetivo de dificultar las labores de control de las autoridades. Su objetivo era conseguir la mayor cantidad posible de producto.

La acción coordinada de la Guardia Civil y de los agentes de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León permitió detener a algunos de ellos infraganti y requisar la mercancía ilegalmente cosechada, y esperan que en el futuro estos grupos no vuelvan a elegir la comarca alistana para sus fechorías.

Este año, la aguda sequía quizás no permita ni siquiera el brote de los níscalos. Algunos de los pinares más prolificos en este tipo de hongos ardieron este verano en un incendio originado en territorio luso que cruzó la Raya por San Martín del Pedroso y afectó también a Latedo, pero quedan otras zonas de gran riqueza micológica tanto en el municipio de Trabazos como en muchos otros pueblos de la provincia, especialmente en las comarcas del oeste.