Al grano

Zamora tiene futuro, los zamoranos, no

¿Quién tiene la culpa de que la provincia se esté apagando?

Vista aérea de Zamora

Vista aérea de Zamora / EMILIO FRAILE

Celedonio Pérez

Celedonio Pérez

Zamora tiene futuro, los zamoranos, no. Lo dicen muchos zamoranos en las conversaciones de sobremesa, en los bares y por ahí, en cualquier esquina. Pero, ¿cómo se explica esta afirmación paradójica? El argumento, aparentemente sofista y mentiroso, parte, claro, de una falacia, de que Zamora es un ente que vive al margen de los zamoranos, que existe per se. No es cierto, por supuesto, porque la provincia es la gente que vive en ella, las cosas que la contienen o sea la obra continuada de sus moradores.

Es verdad que el carácter colectivo de los zamoranos está tan definido que ha traspasado las fronteras de la lógica y es como si hubiera maniatado a la provincia. Y si, como dice Heráclito, el carácter es el destino, pues pintan bastos para Zamora y los zamoranos. ¿Y cuál es la esencia del ser zamorano? Pues su apego al pasado y, de alguna manera, también, y los dos conceptos van unidos, su temor ante el futuro. Es el sentimiento trágico de la vida de Unamuno en grado supino, unido al victimismo y a la aceptación de un destino que parece imposible de cambiar.

Quienes dicen que Zamora tiene futuro, pero los zamoranos no, lo que quieren expresar es que la provincia tiene mimbres suficientes para desenvolverse en este mundo de locos y que si no lo hace (la despoblación es tan fuerte que lastra cualquier posibilidad de desarrollo) es porque quienes viven en ella son incapaces de gestionar adecuadamente lo que sucede ahora y lo que está por venir.

La provincia atesora un patrimonio artístico y cultural considerable. Suma unos valores medioambientales y naturales envidiables, tan variados en un espacio relativamente pequeño que la hacen seguramente única: Zamora es Castilla, es León, es Galicia, es Portugal. Y todo en poco más de 10.000 kilómetros cuadrados.

Su biodiversidad es de récord, precisamente beneficiada por su aislamiento: la mayor densidad de lobos y avutardas de Europa, a la cabeza también en razas autóctonas animales, una variedad de fauna silvestre que no la tiene nadie, espacios protegidos por doquier. Y, además, agua y una agricultura y ganadería potentes, con materias primas que todo el mundo reconoce de calidad. ¿Entonces, cuál es el problema?

A ver si va a ser verdad que la culpa de que Zamora se esté apagando es de los zamoranos, incapaces de ver lo que tenemos alrededor o, peor, que nos pisamos entre nosotros o, aún más sangrante, que nos damos patadas para que nadie saque la cabeza del tiesto. Pues, oye, si es así, que nos den y que el tiempo y el futuro nos lo demanden.

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