Estudios de actualidad, referidos a las limitaciones que en el campo de las actividades diarias sufre el niño como consecuencia de una hospitalización, revelan que las secuelas psicológicas están presentes en estos pacientes, pero que pueden ser contrarrestadas, compensadas o prevenidas mediante diversas actuaciones pedagógicas y terapéuticas.

Una de las medidas más relevantes puestas en marcha por las diversas administraciones autonómicas es la creación de aulas hospitalarias, con la finalidad de paliar los efectos negativos que la situación de enfermedad e internamiento puedan ocasionar en el proceso de maduración, desarrollo y aprendizaje del alumnado enfermo.

Con el fin de proporcionar a estos pacientes en edad escolar, durante su estancia de recuperación y para que no pierdan el ritmo y sufran un retaso escolar, las aulas hospitalarias desarrollan una metodología centrada en la singularidad de cada niño, adaptada a sus necesidades específicas.

Como recuerda Serradas Fonsecas, citando a Geist (2002), "los admirables logros técnicos de la medicina moderna parecen eclipsar en gran medida, los aspectos humanos del tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, no debemos olvidar que la psicología y la humanidad del tratamiento son especialmente necesarios en la preparación y cuidado de las criaturas, durante y después de la hospitalización".

Entre la amplia bibliografía de actividades específicas dedicadas a los escolares pacientes, propongo- a quien esté interesado- la lectura de cuentos dedicados para niños hospitalizados o enfermos en sus domicilios, escritos por Ana García de Motiloa Gámiz (2015) y editados por el Departamento de Educación del País Vasco, aunque estas publicaciones no se comercializan, he tenido fácil acceso al contenido a través de internet mediante esta dirección "Cuentos para el hospital-Osakidetza". Al final de la guía informativa en PDF, se indican dos enlaces para ver los cuentos.

La autora, escritora y profesora con una amplia experiencia en la docencia con niños hospitalizados, comenta "he procurado utilizar el humor en los cuentos como estrategia educativa para ayudar a los niños enfermos a afrontar de forma menos traumática los sentimientos y emociones hostiles"

Describo el contenido de algunos de los cuentos:

Cinco Loritos, tiene como finalidad, mitigar y en cierta medida controlar emociones con gran carga afectiva: miedo, angustia, soledad, etc., utilizando el cuento como medida terapéutica de probada eficacia. Utiliza en sus narraciones como protagonistas personajes ficticios, adaptados a la sensibilidad infantil, con los que se identificará y le servirán de guía para comprender su enfermedad, mediante el conocimiento directo del entorno, afianzando la confianza y desmitificando la angustia durante su estancia hospitalaria.

"Don Hospital", personaje básico inicia el relato que complementa esta primera entrega de cuentos, junto con estos protagonistas: "Doña Pincha Jeringa", "Don Tensio Metro", "Don Mendo Fonendo", "Don Depre Sor" y "Don Oto Escopio", referentes de instrumentos quirúrgicos con los que el niño toma contacto, y hace que la carga negativa de sus actuaciones resulte más soportable para el escolar hospitalizado.

Nos introducimos- como espectadores-en el interior de las páginas para traducir las palabras y los colores brillantes de sus ilustraciones en imágenes y sensaciones que conforman un universo donde la alegría, el amor y la ilusión devuelven la sonrisa y encienden una luz de esperanza en los niños.

"Don Hospital" abre la puerta a este rincón de la fantasía, mostrándonos su casa que "se hace grande, grande, grande para que los niños y niñas puedan estar cómodos en sus camitas".

"Doña Jeringa" a pesar de la agresividad de su oficio "no le gustaba nada, nada, nada hacer daño a los niños y niñas y se iba contenta, porque gracias a su labor ellos estarían mejor".

Los demás personajes que van apareciendo en los diferentes cuentos son asumidos por los niños con curiosidad y expectación. "Don Tensi" ilustra a los pequeños con una incipiente lección de fisiología humana, indicando "cómo circula la sangre por el caminito de las venas".

Utiliza un lenguaje de frases cortas, de fácil lecturabilidad y comprensión. Las palabras adquieren una singular significatividad, constituyendo un potente medio que consigue estimular la sensibilidad del enfermo, con la ayuda complementaria de las ilustraciones que ocupan una página entera, adaptándose con perfección al contenido escrito.

Señala la autora que uno de los efectos más notables observados es la disminución de la ansiedad. En este aspecto coincide con los estudios realizados por Eason y colaboradores (1985). Pericchi (1983), señala que la labor de hospitalizar significa originariamente acoger o poner en lugar seguro, en definitiva, asegurar al niño una tranquilidad estable, "que bien puede ser a través de la narrativa de cuentos o transmisión oral de los mismos"?. "todo ello ayuda a desarrollar una dimensión socializadora, evitando el aislamiento tanto psicológico como físico del niño hospitalizado con otros pacientes infantiles de su entorno".

Podemos concluir que los cuentos de Ana García cumplen aquel adagio pedagógico, que no por antiguo deja de ser actual, "enseñar deleitando".