El evangelio de hoy nos relata el encuentro de una persona con Jesús. La pregunta inicial ya muestra qué le importa: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?". Le interesa la vida eterna, el cielo. "Pero, ¿cómo es posible?", puedes pensar tú. "¿El cielo? ¿La vida eterna? Con la de preocupaciones que hay en este mundo, en la vida de cada uno de nosotros, como para ponerse a pensar en el cielo, en la vida eterna". Mucha gente se hace la misma reflexión. Pero Cristo quiere lo mejor para ti. De verdad, créeme. "¿Ah, sí? Pues yo no veo que quiera lo mejor. En mi vida hay mucho sufrimiento, mucho dolor, muchos problemas". No solo en tu vida, en la mayoría de las vidas hay mucho de todo eso. Y Jesucristo quiere liberarte. Quiere darte lo más grande: que vivas como él, en el cielo. Eso es la vida eterna. Vivir en la gloria de Dios.

Por eso no puede dártela aquí, en este mundo. Es tan grande lo que el señor te quiere regalar que no cabe en este mundo pequeño y limitado. ¿Cómo te va a dar la eternidad aquí? Estamos limitados por el tiempo. ¿Cómo te puede dar la felicidad absoluta aquí? El mal aún campa por este mundo, por desgracia para nosotros. Ni siquiera tú y yo podemos soñar con lo que Dios nos va a regalar en el cielo. No cabe en nuestra mente. Supera todo lo que podamos imaginar. ¿Quieres vivir para siempre en la plenitud mayor y el desarrollo personal más absoluto para ti? Pues entonces mira lo que te responde Jesucristo: "Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre". Vive en la tierra preparándote para esta vida en el cielo. Allí ya no hay mal, no hay rastro de pecado. Evita el pecado en este mundo y Dios te irá disponiendo para que alcances la vida eterna.

Hay algo más. "Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo-, y luego sígueme". Sé libre. No te ates ni te sometas al dinero. El dinero te esclaviza, se apodera de tu voluntad. Si eres rico porque la codicia nunca te dejará estar en paz. Si no tienes dinero porque desearás conseguirlo. El señor te ama y por eso quiere liberarte. En tu corazón solo hay sitio para uno. Examina qué te da el dinero y qué te da Dios. ¿El dinero te da la felicidad para siempre? ¿El dinero te da la paz? ¿El dinero te da la salvación eterna? ¿El dinero te da el amor de verdad y la libertad auténtica? No se puede estar en todo. Cristo te promete: "Quien deje todo por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más y en la edad futura la vida eterna". Tranquilo, porque todo esto "es imposible para los hombres no para Dios. Dios lo puede todo". Y Dios quiere salvarte.