Al pádel se defienden bastante bien y en el póker son consumados maestros. Lo de meter goles se lo dejan para otros, lo de hacer algún pase de 50 metros ni hablamos y lo de dar una alegría a esta afición rojiblanca creo que ya no se les pasa ni por la cabeza.

Encima algunos hasta con chulería como el jugador que pasó por delante de nuestro fotógrafo Emilio Fraile y le dijo: «Eso es lo que ayudáis vosotros al club».

Pues mira Roberto Ahufinger, es posible que no hayamos ayudado absolutamente nada al Zamora denunciando estas salidas nocturnas pero todos nosotros, todos los medios de comunicación de Zamora, lo quieren bastante más, infinitamente más que vosotros, unos futbolistas a los que se les debería de caer la cara de vergüenza con lo realizado o mejor quizá con lo no realizado porque si mal dentro del campo, peor fuera de él.

El presidente José María Casas ayer tuvo que convertirse en Luis Eduardo Aute y hacer de tripas corazón, una canción cuya letra puede venir bastante bien a este Zamora CF: «Se acercan mujer, tiempos de maleza. Cortemos mujer, vientos y mareas que un barco en la brea navega sin timón. Corren tiempos de vivir al paredón y habrá que hacer, mujer, de tripas, corazón».

Pero Casas ha hecho única y exclusivamente de tripas, corazón porque no le quedaba otro remedio porque el cuerpo le pedía y mucho, cortar cabezas. Seguro que más de un socio al presidente lo hubiese ayudado a bajar la guillotina hasta por lo menos siete veces.

Hoy me acuerdo de Quero, de Manu, de Villaboy, de Alberto «La Mona», de Casales, de Avelino, de Javi Fuentes y, por supuesto, de Ramón Ruiz (baloncesto) que eran unos auténticos vividores de la noche y de todo lo habido y por haber pero al menos cuando saltaban al campo se dejaban las narices y lo que hay que dejarse por los colores de la camiseta que defendían y encima... solían ganar. Ahora es al revés y claro, ni se gana. Ni tripas, ni corazón. Ni nada de nada.