El Servicio de Agricultura y Ganadería advirtió los pasados días al ganadero de su responsabilidad en la gestión de los cadáveres y en el mantenimiento adecuado de los animales y de la explotación, así como de la posibilidad de tomar medidas legales, entre las que está el sacrificio de las ovejas. No es una novedad, puesto ya se adoptó en el año 2008 esta drástica medida con la ganadería de vacuno de Antonio Velasco, de Villardiegua, y fueron eliminadas un centenar de vacas de la raza sayaguesa, nada menos que en fase de extinción; y también una criticada cacería de vacas en La Cabrera leonesa. Lobato, por su parte, ha hecho llegar un escrito al jefe del Servicio de Agricultura a quien hace "presunto responsable de la situación ya que, en su testimonio en los juzgados afirmó que era obligación del ganadero sacar los animales muertos hasta un punto de acceso al camión de recogida y luego, al cumplir con el traslado, no tuvo empaque alguno en abrirle expediente sancionador". También recuerda los compromisos del camino de concentración parcelaria y su estado de baja médica que, de ponerse a trabajar y tener un accidente, "vulneraría sus derechos laborales".