Entrevista | Francisco Cuadrado Decano de la Facultad de Educación

"Este año presentaremos un posgrado en colaboración con la Escuela Politécnica"

"Es verdaderamente triste que no haya un acuerdo para una política educativa unificada a nivel general y, sobre todo, duradera en el tiempo"

Francisco Cuadrado en el Campus Viriato.

Francisco Cuadrado en el Campus Viriato. / José Luis Fernández

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

El decano de la Facultad de Ciencias de la Educación del Campus Viriato de Zamora —antigua Escuela de Magisterio— aplaude el "necesario" cambio de denominación, que se ha oficializado hace poco más de una semana, y ensalza la formación que se ofrece en la ciudad a los futuros maestros, que atrae a estudiantes más allá de Castilla y León. Una formación que reconoce Francisco Cuadrado desde su experiencia que ha cambiado en los últimos años y que está abierta a las nuevas metodologías y a las sinergias con otras facultades del campus.

–Por fin se puede hablar en el Campus Viriato de Zamora de Facultad de Ciencias de la Educación. ¿Ha sido una larga travesía lo de dejar atrás la denominación de Escuela de Magisterio?

–Sin lugar a dudas. Este cambio tenía que haberse realizado mucho antes. Hay que recordar que los estudios pre Bolonia se dividían en dos categorías: diplomaturas y licenciaturas, de tres y cinco años, respectivamente. Entre las primeras estaban las carreras de Magisterio, Enfermería, Ciencias Empresariales o todas las ingenierías técnicas. También se diferenciaban en que estaban al frente o directores o decanos. Con Bolonia, se unificó todo en grados, así que no tenía ningún sentido que perduraran todavía las escuelas. Desde 2011 casi todas se han ido transformando en facultades, así que era el paso esperado, aunque ha tardado quizá demasiado tiempo.

–Facultades de Educación hay muchas repartidas por todos los campus universitarios de España, ¿qué hace especial a la de Zamora?

–Quizá en lo que estamos trabajando ahora mismo, un paso adelante después de habernos transformado en facultad, porque lo que nos interesa es disponer de posgrados, algo que sea atractivo y que incite a los alumnos a cursarlos. Estamos estudiándolo y, seguramente, se presentará ya este mismo año, aprovechando nuestra situación de cercanía con la Escuela Politécnica, para hacer algo conjunto.

–Una buena baza es ya ese doble grado de Educación Infantil y Educación Primaria.

–La verdad es que tiene un número determinado de plazas y siempre con una buena demanda. En principio, no tenemos problema de alumnos, porque ahora mismo somos el centro del Campus Viriato con más matriculados, sin interés de crecer mucho más. Hemos pasado del segundo al primer puesto y estamos muy contentos, sobre todo, dada la situación demográfica, que no hace nada fácil este crecimiento. Además, contamos con muchos alumnos de fuera, tanto el campus en general como nuestra facultad en particular. Tenemos estudiantes de todas las regiones entre nuestros cerca de 700 alumnos.

–¿A quiénes les atrae principalmente el Campus Viriato?

–Hay un colectivo importante de gallegos, por la cercanía con esta comunidad. Es el grupo más numeroso, pero tenemos estudiantes hasta de Levante o incluso Cataluña.

–Usted puede presumir de haber sido el primer director de la Escuela de Magisterio de Zamora y el decano una vez renombrada como Facultad de Ciencias de la Educación.

–He coincidido en el tiempo con esos dos momentos significativos, cierto. Y también fui el último director de la Escuela Normal de Zamora.

–Con su larga trayectoria al frente de lugares de aprendizaje para los futuros maestros, ¿qué diferencias observa en la enseñanza de esta disciplina?

–Evidentemente, la educación ha cambiado mucho, con nuevas formas de impartir clase y de trabajar con los alumnos. La pandemia también aceleró ese cambio. Desde el campus, el profesorado hizo un gran esfuerzo para mantener la formación online. Personalmente, la mayor diferencia que noto es en el tipo de profesorado, mucho más joven y con nuevas ideas. También ha descendido en la facultad el número de docentes de Zamora y quizá es eso uno de los aspectos que más me preocupan, porque creo que es importante que los profesores, al menos, residan en la ciudad.

–¿Los cambios también son visibles entre el alumnado?

–Por supuesto, también es muy distinto. Ahora está muy protegido por la familia, hasta el punto de que casi son los padres los que formalizan la matrícula, algo que hace años era impensable. Algunos padres son además los que vienen a preguntar cualquier duda, sin darse cuenta de que esto es ya una universidad y de que sus hijos son mayores de edad. Así que, sí, se nota mucho esa alta dependencia de las familias, no les veo la autonomía que se tenía antes. Puede que para otras cosas estén muy avanzados, pero no para lo que es la autonomía personal.

–¿Cada vez es más habitual en el aula la inclusión de nuevas metodologías, dejando a un lado las clases magistrales?

–Sigue habiendo clases magistrales y no van a desaparecer. De hecho, yo soy uno de los que dan bastantes. Pero es verdad que hay otras metodologías que permiten trabajar de una forma diferente. Bolonia supuso un cambio radical en este sentido, aunque sus propuestas no se puedan poner en práctica totalmente por el alto número de alumnos, que no las hace factibles. Por ejemplo, con la evaluación continua, muy complicado de lograr con más de cien alumnos en clase. Se hace lo que se puede.

–Aparte de Bolonia, ¿la Lomloe también condiciona la forma de enseñar?

–Sobre todo, nos afecta en el tema de las nuevas figuras del profesorado. Por ejemplo, hasta ahora estaba muy presente la figura del profesor asociado, que se solía hacer cargo de muchas horas diferentes de docencia y ahora va a ser más específica y reducida, así que no será tan interesante lo de contratar a alguien para pocas horas. Los actuales se están readaptando y la universidad está trabajando en este sentido, porque existen unos plazos, aunque probablemente se alargarán, debido a la situación actual. Ahí es donde más se van a notar los cambios de la Lomloe, en las categorías del profesorado.

–¿Todavía se puede soñar con un Pacto Educativo que dé consistencia al sistema?

–Como profesor de Sociología, tengo muy claro que la educación en la sociedad es algo muy importante y los políticos lo saben, por eso entre sus funciones está la del adoctrinamiento, crear un conciencia nacional. De ahí que todo político esté interesado en controlar la educación. Es verdaderamente triste que no haya un acuerdo para tener una política educativa unificada a nivel general, en la que haya un acuerdo y, sobre todo, con una duración en el tiempo, porque no podemos estar cambiando continuamente cuando entra en el poder un partido nuevo con su nuevo modelo. Esto nos hace muchísimo daño. Nunca se pierde la esperanza de que ocurra algún día, pero es muy difícil por todos estos condicionantes. Y demuestra que, realmente, la educación es algo muy importante. Si no, sin duda se habría llegado a un acuerdo antes. Confío en que en algún momento cambie el rumbo, porque no es normal que estemos jugando de esta manera con el futuro de las nuevas generaciones.

–En algunas facultades de Educación ya es una realidad un examen de acceso para los nuevos alumnos. ¿Qué opina de esta medida?

–Yo soy miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia de Decanos de Educación, representando a Castilla y León, donde se ha tratado este asunto. Personalmente, soy de los partidarios de que debería haber una prueba específica para estudiar estos grados. Todas las carreras requieren unas características, pero desde luego en esta es fundamental y no está bien, desde mi punto de vista, que cuando alguien duda en qué hacer, entre en educación porque considere que le será más fácil. Los alumnos de Educación, hasta que no hacen las prácticas en el tercer curso no saben realmente dónde se han metido y con las prácticas maduran de repente, son diferentes antes y después. Tras ellas, ya saben dónde se han metido y lo que les gusta. Pero en el primer curso muchos entran porque no saben qué hacer o porque la nota de corte que se exige es más baja y esto no debería ser así. En comunidades como Cataluña y Baleares se está haciendo este examen de ingreso sin ningún problema, pero también es cierto que allí hay mucha más demanda y se pueden permitir el lujo de poner esos topes, eliminando a un 40% de los que se presentan. Si con la demografía que tenemos, nosotros nos quitamos ese porcentaje tan alto, sería tirar piedras contra nuestro propio tejado. Pero yo soy de los que piensa que no todo el mundo vale para ser maestro, igual que para estudiar Medicina. De la misma manera que creo que tendría que existir una EBAU única para toda España, considero muy positivo lo de la prueba de acceso para entrar en Educación.

–¿Qué cualidades debe tener un futuro maestro?

–Sobre todo, facilidad de comunicación. Es muy importante, una característica fundamental, esa facilidad de transmitir. Uno puede saber muchísimo y sacar notas maravillosas, pero luego no saber contar las cosas a sus alumnos. El que más sabe no tiene que ser forzosamente quien mejor comunique en el aula.

–Hace tiempo se habló del denominado MIR docente, ¿en qué punto está ese tema?

–Está totalmente parado. Era algo que nos parecía muy interesante, pero ahora mismo está en manos del ministerio, a la espera. Sería una magnífica opción, si está funcionando en Farmacia, Medicina o Psicología, ¿por qué no en Educación?

–El Campus Viriato albergó el pasado noviembre la Conferencia Nacional de Decanos de Educación. ¿Qué supuso poder organizar este encuentro?

–Para mí, lo más importante fue que los asistentes conocieran Zamora y el Campus Viriato, tan manejable y bonito. Verdaderamente, creo que es la joya de la corona de la Universidad de Salamanca. La gente se fue encantada y se convirtió en una manera también de ver que no estamos tan lejos. Yo insistía en que lo tenían a tan solo una hora de Madrid y eso también ha llamado mucho la atención. De hecho, vamos a tener una profesora en la facultad que va a venir desde Madrid a impartir clases.

–En esas jornadas se cimentaron los nuevos libros blancos sobre la educación. ¿Qué pasos se están dando?

–Se asentaron las bases sobre esa creación, tanto de Infantil como Primaria, Pedagogía y Educación Social. Se han creado grupos de trabajo para la creación de los libros de todos estos grados. Se acaba de realizar un sorteo público, porque había una alta demanda de participación, aunque de aquí no van a salir planes de estudio. Se trata más bien de confeccionar una panorámica de cómo está una titulación en el país, realizando también una comparativa con otros países europeos, que luego se entregará al Ministerio de Educación para su análisis. La intención es que todo el mundo esté representado en la elaboración de estos libros blancos.

–Es sencillo entender que en otras facultades del Campus Viriato, como Enfermería o la Politécnica, hay investigación. ¿También existe en la Facultad de Educación?

–Hay muchos proyectos de investigación y se van a poner en marcha muchos más. De hecho, el 90% de nuestros profesores está trabajando en alguno. Acabamos de publicar un programa para subvencionar estos proyectos, donde los interesados pueden presentar sus propuestas. En este sentido, el máster que queremos poner en marcha garantizará todo este trabajo de alguna manera.

–Aparte de decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de Zamora, también ejerce como delegado del rector en el Campus Viriato. ¿Cuál es su labor?

–Esencialmente, representar al rector en Zamora en todos los actos a los que él no pueda acudir y, a nivel de campus, ser enlace. La buena relación que tengo con los directores hace que sea un trabajo muy sencillo, porque estamos siempre en contacto y saben que me pueden consultar en cualquier momento. Hay una buena coordinación que facilita mucho mi trabajo en este ámbito. Si por algo se caracteriza a este campus es por la buena relación que tenemos entre las facultades.

–¿Considera el rector, Ricardo Rivero, tiene en cuenta a los campus periféricos de la USAL, como el de Ávila, Zamora y Béjar?

–Creo que ha hecho una apuesta muy grande por los campus periféricos y, desde luego, por el de Zamora. Se ha implicado muchísimo a nivel general y, a nivel particular, el esfuerzo realizado con la Escuela Politécnica ha sido inmenso. Posiblemente, será el rector que más veces ha venido a Zamora durante su mandato, mucho más que todos los anteriores. El grado de implicación es grande, por eso también se nos exige, quiere que el esfuerzo que se está haciendo para que se dé a conocer tenga una repuesta por nuestra parte.

Suscríbete para seguir leyendo