Entrevista | Mari Carmen García López Paciente oncológica y enfermera de Atención Primaria

"Da igual tratarte un cáncer aquí en Zamora o en Pamplona, tienes los mismos recursos"

"A partir de ahora puedo trabajar con los pacientes oncológicos desde la evidencia científica, la emoción y la empatía"

Mari Carmen García, en la redacción del periódico. | José Luis Fernández

Mari Carmen García, en la redacción del periódico. | José Luis Fernández / Alberto Ferreras

Durante 25 años ha visto enfermos oncológicos y de otras patologías en su consulta de Enfermería del centro de salud de Carbajales de Alba y hace menos de un año adquirió la perspectiva del paciente como enferma de cáncer.

Natural de Moreruela de Tábara y vecina del barrio zamorano de Las Viñas, Mari Carmen García López habla de su historia con final feliz como paciente oncológica y su experiencia con la doble perspectiva como sanitaria y enferma que ha pasado por el quirófano y se ha sometido a radioterapia. También invita a hacerse los "screenings" o cribados que pueden ser la diferencia entre "detectar un cáncer precoz o cuando ya es muy sintomático".

–¿Cómo ha vivido este año el Día Mundial del Cáncer, el primero después de su diagnóstico?

–Bien porque gracias a Dios, o a la ciencia, mi diagnóstico ha sido un cáncer de bajo riesgo y el pronóstico en principio no es malo, ni lo ha sido nunca. Es emocionante, yo me he involucrado mucho desde el principio con el cáncer, con las asociaciones y con las personas que tienen cáncer.

La enfermera y paciente oncológica Marí Carmen García. | J. L. Fernández

La enfermera y paciente oncológica Mari Carmen García. / José Luis Fernández

–¿Qué papel juegan asociaciones de pacientes como Azayca, la AECC de Zamora o Unidos contra el Cáncer?

–Por mi profesión siempre he visto que las asociaciones de pacientes son muy importantes por estar en contacto con personas que tienen lo mismo que tú. Los profesionales, en oncología y en todos los servicios, son muy empáticos pero ellos no tienen cáncer y lo viven desde las evidencias científicas y desde la humanización. Cuando tienes cáncer es bonito estar en contacto con otras personas y ver que la sociedad se vuelca.

Nunca he tenido miedo a morirme pero sí a algo que no sabía definir y me ayudó contarlo

–¿Qué resaltó en el comunicado del Día Mundial que leyó en el acto de la AECC en la plaza de la Constitución de Zamora?

–Este año estaba dedicado a los problemas de trabajo y la incorporación a la vida laboral de los pacientes con cáncer. No todas las personas que pasan por una enfermedad como ésta, que deja secuelas, pueden volver a incorporarse a su trabajo y no todas tienen una baja laboral con los mismos recursos que disponían mientras estaban trabajando. Por eso este año estaba centrado en la reinserción laboral y en sensibilizar a las empresas y a la sociedad sobre esa cuestión.

–¿Usted ha tenido la suerte de no sufrir problemas laborales debido a su cáncer?

–Sí, trabajo en el Sacyl y aunque estoy de baja mi nómina no se ha visto mermada ni he tenido problemas económicos, ni ningún condicionante para estar de baja todo el tiempo que necesite.

–¿Qué problemas encuentran otros pacientes de tipo laboral o a la hora de hacerse un seguro o pedir una hipoteca?

–Sobre todo los hay a la hora de hacerte un seguro. Cuando tienes un cáncer, que es una enfermedad grave, los seguros son más reticentes o, aunque te lo puedas hacer, las cuotas van a ser más altas. En aspectos laborales hay muchas personas, pequeños autónomos con tiendas o peluquerías, que ven mermados bastante sus ingresos. A veces, aunque hayas mejorado del cáncer los tratamientos dejan secuelas, limitaciones y más cansancio y las personas se reincorporan aunque no están en condiciones de trabajar. Las asociaciones en estos casos ayudan mucho porque tienen asesorías laborales para los pacientes que no pueden pagarse un abogado y tienen despidos improcedentes, o a los que se les agota el tiempo de baja y tienen que acceder a una incapacidad.

El proceso de pruebas es tedioso, deseas que te intervengan ya, pero es necesario porque el tratamiento es personalizado

–¿En su caso que le llevó a colaborar con Azayca y la AECC?

–Eran asociaciones que conocía ya que en mi trabajo como enfermera siempre he promovido mucho el asociacionismo de pacientes, no sólo de cáncer, también de diabetes, Alzheimer, etc. En mi caso he tenido la suerte de que mi enfermedad ha progresado bien, por lo que quería colaborar y ayudar a otras personas en todo lo que pudiera. A través de ellas he conocido personas estupendas y he visto que mi caso era "pecata minuta" comparado con otros.

–¿Qué labores de voluntariado ha realizado?

–Llevo muy poco tiempo porque mi diagnóstico fue en julio. Procuro estar en los actos que organizan todas las asociaciones y voy al ejercicio físico de Azayca.

–¿Cómo le diagnosticaron a usted el cáncer?

–Fue un diagnóstico muy habitual, en una mamografía rutinaria. Es importante destacar que el diagnóstico precoz es fundamental. La patología de mama tiene el “screening”, que son las mamografías que ofrece el Sacyl, y eso facilita la detección precoz. Hay otros tipos de cáncer, como el de pulmón, que por desgracia no tienen ese diagnóstico precoz, pero el de mama sí y no hay ninguna causa para posponer una mamografía. Es importante hacerla y no decir la dejo para después del verano o para después de Navidad porque unos meses pueden determinar que sea un diagnóstico precoz o que ya hablemos de otra cosa.

–¿Cómo ha acogido la noticia esta semana que ese cribado de cáncer de mama se va a ampliar en Castilla y León hasta los 74 años, cinco más que antes?

–Muy bien. La población lo celebrará. Me alegro por todas las mujeres porque la supervivencia ha aumentado y hoy en día una mujer de 70 años tiene a su edad una calidad de vida mucho mejor que la de hace 30 años y una vida activa mucho mayor y en esas mujeres también se detectan casos de cáncer de mama en los que un diagnóstico precoz les ayuda. Si no existiera este programa se detectaría cuando el cáncer estuviera más avanzado.

El cáncer también te da cosas buenas, ahora me conozco mejor

–¿En su caso cómo ha sido el tratamiento?

–Ha sido bastante fácil. Me lo detectaron en un periodo muy precoz y no es un cáncer agresivo, sino hormonal que por mi edad, entre las mujeres de 50 y 60 años, es el más frecuente una vez que aparece la menopausia. Me hicieron todo tipo de pruebas como resonancias y biopsias. El proceso de las pruebas a veces nos parece tedioso, largo, pesado y queremos que nos intervengan enseguida porque pensamos que es mejor, pero no. Las pruebas son necesarias porque ahora hay muchos medios y muchas formas y el tratamiento es muy personalizado. En mi caso me sometieron a una cirugía conservadora en julio, salió bien. La recuperación fue buena. Me hicieron el test gnómico, ya que en Zamora disponemos de todo tipo de pruebas que si no se pueden hacer aquí las envían a otro hospital, y gracias a Dios, el test dio que era un tumor de bajo riesgo por lo que no fue necesario hacerme quimioterapia. Me pusieron tratamiento hormonal en el servicio de oncología médica y una radioterapia de la que hice quince sesiones semanales, sin tener mayores problemas. Ahora estoy en el periodo de revisiones.

–¿Hay que trabajar mucho la autoestima con los enfermos oncológicos?

–Es importante, en patología de mama la unidad lo tiene muy en cuenta. Las cirugías son muy conservadoras, hacen reconstrucciones en el momento y el aspecto estético se conserva mucho. Luego los tratamientos requieren cuidados de la piel o del cabello y todo eso es importante. Además de los tratamientos médicos yo he consultado a otros profesionales como los de peluquería o estética que me parecen importantes en este proceso, así como el hacer ejercicio físico, pilates o yoga. Todo esto nos ayuda muchísimo y contribuye a que tú tengas una imagen buena porque a veces la quimioterapia altera muchísimo o hay cirugías más agresivas. Aquí las asociaciones también trabajan todos estos aspectos porque hay personas que no tienen recursos para acceder a ellos.

Los pacientes oncológicos no somos superhéroes, podemos tener momentos malos

–¿Ha tenido algún truco o alguna estrategia para afrontar el cáncer?

–Para mí mi peor momento fue desde que me vieron la sospecha en abril hasta que se confirmó el diagnóstico y ya me dijeron lo que había que hacer. Eso fue lo peor, el miedo, la incertidumbre. Yo nunca he tenido miedo a morirme, pero sí que sabes que tienes miedo a algo, sin saber a qué. A mi me ayudó mucho contarlo. Desde el primer momento se lo conté a mis compañeros y a mi entorno personal y familiar. También me ayudó mucho una persona que ha pasado por un proceso peor que el mío y antes de tener yo el cáncer decía: si alguna vez me pasa quiero ser como ella. Cuando me pasó, la primera persona en la que pensé fue en ella y le dije: quiero actuar como tú. Tenía un referente muy claro, fue una de las primeras personas con las que hablé y me ayudó muchísimo. Ese referente me enseñó a no ir por la vida con el rol de enferma.

–¿El cáncer también le ha dado alguna cosa buena?

–Es paradójico pero sí, te da muchas cosas buenas. Conoces a mucha gente, el sistema sanitario en una perspectiva que no conocía, porque incluso teniendo pacientes no ves cómo funciona a nivel oncológico, el nivel que tienen mis compañeras de Enfermería que coordinan todo, las enfermeras gestoras de casos de radioterapia, de patología de mama, todos los profesionales. He conocido mucha gente y, sobre todo, más a mi misma. Mis fortalezas, pero sobre todo mis debilidades. A veces vamos por la vida pensando yo soy el rey del mambo y la vida te para y es bueno saber que tienes debilidades, aceptarlas y aceptarte como eres.

A través de las asociaciones he conocido personas estupendas y he relativizado mi caso

–¿También hay que dejar que los pacientes de cáncer tengan sus momentos malos?

–Sí, porque a veces, sobre todo en las campañas, se venden como superhéroes. Aparecen figuras mediáticas, influencers, muy guapas, muy maquilladas, y la sociedad parece que exige como que los enfermos de cáncer tenemos que ir de superwoman y no, la realidad es que somos personas normales y corrientes a las que les cae un marrón encima y cada una lo lleva como puede. No es fácil y hay días que estás cansado y no tienes ganas y el entorno y la familia también tienen que entenderlo, tenemos derecho a tener momentos malos. También es cierto que para la familia y los amigos tampoco es fácil, porque ellos quieren ayudar y no saben cómo. Ahí los enfermos de cáncer tenemos la doble misión de pedir ayuda y decir qué es lo que necesitamos en cada momento.

–¿En el cribado de cáncer de colon hay una parte de la población diana que no se realiza la prueba, qué le diría?

–Es una prueba que no tiene tanto calado como la mamografía en las mujeres. Los profesionales a veces no sabemos por qué, porque es una prueba que no es compleja. Yo le diría a la gente que cualquier "screening" o cualquier prueba que nos pone a disposición el sistema sanitario se la haga porque es la diferencia entre detectar un cáncer en un periodo precoz a hacerlo cuando ya es muy sintomático. La población femenina, no se por qué, es más sensible a participar en estas pruebas. Animo a los hombres a hacerlo también.

Un cribado es la diferencia entre detectarlo de forma precoz o cuando es muy sintomático

–¿Cambiará su percepción cuando pasen por su consulta pacientes con cáncer cuando se reincorpore en abril, después de un año, como enfermera en el centro de salud de Carbajales?

–Seguro que sí, esto es una experiencia vital y la empatía la tienes. Los profesionales tratamos a las personas desde la evidencia científica, no desde la emoción porque no vivimos lo que les pasa a ellos. Yo ahora, con los pacientes con cáncer, ya puedo trabajar desde la evidencia científica y desde la emoción.

–¿Se habla mucho de la falta de médicos, especialmente en el medio rural, y la situación de la Enfermería cómo está?

–Igual, de momento no está tan mal porque todavía hay profesionales de Enfermería, pero el medio rural es muy complejo porque aunque la población es pequeña está muy dispersa y hay mucho problema socioeconómico asociado y de personas mayores que viven solas y ahí la Enfermería sí es muy determinante porque muchas veces estas personas lo que necesitan son cuidados. Son patologías muchas veces asociadas a la edad que médicamente no requieren tanto pero en Enfermería sí, porque nosotros lo que hacemos son cuidados y en el medio rural somos muy necesarias.

Mari Carmen García López, en la redacción del periódico.

Mari Carmen García López, en la redacción del periódico. / José Luis Fernández

–¿Qué labor realiza la Enfermería con los pacientes oncológicos?

–Ahí es muy importante la coordinación de la Atención Primaria con las enfermeras del hospital de día y el servicio de oncología porque son pacientes ambulatorios que luego vuelven a casa y los cuidados tanto en las fases agudas como en las de recuperación de todo tipo de cuidados que necesiten los hacemos la enfermería de Atención Primaria. En las etapas finales de la vida hay además una unidad de cuidados paliativos que se desplaza a algunas zonas, no a todas porque no dan abasto, y ahí tenemos un contacto también con ellos.

–¿El tratamiento del cáncer en Zamora está al nivel de otras provincias españolas o padecer aquí la enfermedad significa que no podamos acceder a algunos tratamientos que sí pueden tener los pacientes de otros territorios?

–Aquí tenemos todos los servicios, todos los medios y el acceso a todos los recursos como en cualquier otra provincia. Da igual que te diagnostiquen o que te traten un cáncer aquí que en Pamplona, te van a hacer lo mismo. Si hay algún recurso que aquí no tienen, directamente te derivan a donde esté disponible.