¿Generación perdida? Jóvenes que dedican sus vacaciones a ayudar a los demás

Una veintena de jóvenes de colegios menesianos de Madrid y País Vasco realiza una estancia de voluntariado en Feafes, Intras, Cáritas y Fundación Personas

Los monitores y voluntarios de Madrid, País Vasco y Valladolid, en el Centro Menesiano Zamora Joven. | Cedida

Los monitores y voluntarios de Madrid, País Vasco y Valladolid, en el Centro Menesiano Zamora Joven. | Cedida / B. Blanco García

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Son futuros psicólogos, enfermeros, fisioterapeutas, emprendedores o incluso ingenieros aeroespaciales. Formaciones que no tienen nada que ver entre ellas, aunque a todos les une el tener un corazón enorme. Solo así se entiende que a sus 18 años sacrifiquen parte de sus vacaciones de verano para ayudar a los demás.

Jóvenes voluntarios de Menesianos en Casa Betania

Jóvenes voluntarios de Menesianos en Casa Betania / Cedida

Es algo que tienen en su ADN educativo, puesto que se trata antiguos alumnos de colegios menesianos de Madrid y País Vasco. "En 1º de Bachillerato tenemos una asignatura sobre Proyecto de Educación Social", ponen como ejemplo estos estudiantes durante uno de sus pocos descansos en el Seminario de San Atilano, en cuyas instalaciones residen durante la semana y media que dura estos campos de voluntariado.

Jóvenes voluntarios de Menesianos en  el CAM de Cáritas.

Jóvenes voluntarios de Menesianos en el CAM de Cáritas. / Cedida

Gran número de participantes

Se trata de una circunstancia especial por el número de participantes, puesto que, normalmente, es el Centro Menesiano Zamora Joven su lugar de residencia en este tipo de voluntariado, habitual cada verano en la capital, aunque tuvo que suspenderse por la pandemia en las últimas ediciones.

Los tres jóvenes que desarrollan su labor de voluntariado en las instalaciones de Proyecto Hombre. | Cedida

Los tres jóvenes que desarrollan su labor de voluntariado en las instalaciones de Proyecto Hombre. | Cedida / B. Blanco García

Todos estos chicos, además, se conocen desde que eran pequeños, pues han coincidido en numerosos campamentos y encuentros, por lo que la convivencia es mucho más sencilla, al igual que confeccionar los equipos de trabajo que, durante estos últimos días, se han distribuido para hacer voluntariado en asociaciones como Feafes o Intras —cuyos usuarios tienen alguna enfermedad mental—, la Fundación Personas en Morales del Vino o centros de Cáritas como los CAM —donde se trabaja con niños de familias en riesgo de exclusión social—, Proyecto Hombre —de recuperación de drogodependientes— o la Casa Betania.

Tres voluntarias, a las puertas de Feafes Zamora. | Cedida

Tres voluntarias, a las puertas de Feafes Zamora. | Cedida / B. Blanco García

Nada más llegar el primer día se repartieron las asociaciones a las que debían acudir para echar una mano en lo que se necesitara. De esta manera, en Feafes han disfrutado con ellos de la piscina o descubierto el taller donde trabajan para elaborar originales bolsos realizados a mano con piezas de Lego. Peromato y La Hiniesta son los dos locales de Intras donde han acudido otros jóvenes, para colaborar en las actividades de ocio que desarrollan, en estos días con el cubismo, el cine o la botánica como protagonistas, conociendo también los pisos tutelados donde residen.

Otra realidad en Proyecto Hombre

"Una realidad totalmente distinta" es lo que se han encontrado en Proyecto Hombre. "Al principio te acercas con algunos prejuicios, pero en seguida ves que son como una pequeña familia y te acogen con los brazos abiertos", agradecen. Los voluntarios que han trabajado con estas personas que están en rehabilitación han echado una mano tanto en el huerto, como el almacén o la cocina, además de asistir a alguna de sus reuniones de terapia.

Jóvenes voluntarios de Menesianos en Fundación Personas

Jóvenes voluntarios de Menesianos en Fundación Personas / Cedida

El juego ha sido la tónica en los Centros de Ayuda al Menor (CAM) de Cáritas, donde han trabajado con niños de entre tres y 17 años de familias en riesgo de exclusión social. Con ellos se han divertido tanto en los talleres de títeres como en la piscina. "Son muy cariñosos y agradecidos, en seguida cogen confianza", afirman.

Con el mismo cariño acogieron en la Fundación Personas a los voluntarios, sorprendidos con la multitud de talleres que tienen, mientras que en Casa Betania, estos jóvenes han trabajado tanto en el servicio de acogida como en el de comedor, recogiendo las donaciones de comida o supervisando habitaciones.

Jóvenes voluntarios de Menesianos descansando en el Seminario de San Atilano.

Jóvenes voluntarios de Menesianos descansando en el Seminario de San Atilano. / Cedida

Toca despedida

La jornada de hoy será la más dura de esta experiencia, puesto que es el momento de la despedida, tras una intensa convivencia con todos estos diferentes usuarios "de los que hemos aprendido mucho", afirman al unísono, coincidiendo también en asegurar que es una vivencia que recomiendan experimentar a cualquiera. "Sin duda, esta experiencia se pone los pies en la tierra", sentencian para finalizar.

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