Entrevista | María Consuelo Monterrubio Profesora de Matemáticas e investigadora

"La Real Academia Militar de Matemáticas se instaló en Zamora por las murallas"

"Unas 300 personas estaban vinculadas al centro, que se cerró en 1808 y que contaba con profesores de prestigio, formados en idiomas"

La investigadora María Consuelo Monterrubio Pérez. | J.L. Fernández

La investigadora María Consuelo Monterrubio Pérez. | J.L. Fernández / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

La profesora de Matemáticas en el IES María de Molina de la capital, María Consuelo Monterrubio Pérez, ha investigado sobre la Real Academia Militar de Matemáticas de Zamora (1789 -1808), un trabajo que ve la luz ahora editado por el Instituto de Estudios Zamoranos, IEZ, Florián de Ocampo. El volumen el martes se ha presentado en un acto desarrollado en el salón de actos de la Biblioteca Pública de Zamora.

–¿Cómo descubre la existencia de este centro en el siglo XVII?

–Fue algo totalmente casual. Asistía a un congreso en Valladolid y me encontré por la calle con un amigo de Zamora a quien le comenté que estaba en un congreso de educación matemática y él me preguntó si alguna vez habíamos tratado la Real Academia Militar de Matemáticas de Zamora de la que yo no sabía nada y me picó la curiosidad. Me pareció un tema interesante y empecé a investigar.

–¿Cómo se asienta la Real Academia Militar de Matemáticas en Zamora?

–La academia que existía estaba en Barcelona y era para formar a ingenieros militares. Lo que le debemos al Ejército es que se trabajaban las matemáticas antes de que existieran las cátedras universitarias. A partir de la existencia de la Barcelona surgieron una en Cádiz y otra en Zamora.

–¿Por qué se estableció en la ciudad de Zamora?

–En este momento daban mucha importancia a las prácticas en defensa y artillería y uno de los principales motivos correspondió a la existencia de un recinto amurallado en la ciudad, puesto que lo necesitaban para sus prácticas que llevaban a cabo en la calle. Además, en la ciudad ya había un cuartel. La academia se mantiene cerrada entre 1793 a 1795 con motivo de la Guerra de los Pirineos. Cuando se vuelve a abrir en 1795 Madrid pide que sea allí y sin embargo se reabrió en Zamora.

–¿Tiene que ver con el criterio geográfico de disponer de un centro para el norte de España?

–No, con la necesidad de disponer de un recinto amurallado para llevar a cabo las prácticas. Madrid de hecho argumentaba ese criterio geográfico porque decía que podría recoger alumnos de una manera más centralizada.

Presentación del libro en la que la autora ha estado acompañada por el vicepresidente del IEZ Florián de Ocampo, Bernardo Calvo Brioso.

Presentación del libro en la que la autora ha estado acompañada por el vicepresidente del IEZ Florián de Ocampo, Bernardo Calvo Brioso. / J. L. F.

–¿Qué materias estudiaban los alumnos?

–Tenían relacionados con las matemáticas aritmética, geometría, una parte de artillería, cosmografía, arquitectura civil y le daban mucha importancia también al dibujo. La formación la hacía durante tres años en cuatro cursos de nueve meses de duración y luego se presentaban al examen de ingenieros. Cada curso había 60 alumnos y se cubrían todas las plazas disponibles. En la vida de la Real Academia estaba implicadas unas 300 personas, puesto que los profesores se establecían con sus familias, que para la población de la época era importante.

–¿Había reputados profesores?

–Sí, había profesores importantes como Antonio Sangenis que había estudiado en la Academia de Barcelona y fue muchos años profesor en Zamora o bien Vicente Ferraz. Se ve su calidad como ingenieros porque ellos realizaron planos de determinadas zonas. Todos los profesores eran ingenieros militares.

–¿Qué es lo más sorprendente que ha averiguado?

–No me puedo quedar con una sola cosa. Era sorprendente el nivel de los contenidos matemáticos que trabajaban, la vida de los propios profesores que le daban una gran importancia a la biblioteca o los libros que adquirían, que aparece un listado en la publicación, muchos de ellos escritos en francés, por lo que eran docentes formados en idioma. Además en el libro aparecen reproducidas unas láminas de dibujos realizadas por un alumno de la Academia.

En el libro aparecen reproducidas unas láminas de dibujos realizadas por un alumno de la Academia.

–¿Cómo las ha conseguido?

–Gracias al buscar y buscar... hay un coronel de Salamanca, José María Gibert. que tenía un familiar estudiando en 1805 y conserva las láminas que sin duda enriquecen la publicación que es lo primero que aparece publicado sobre la Academia, ya que hasta ahora solo existían referencias.

–¿Por qué desapareció?

–Se cierran todas en 1808 con la invasión napoleónica. De hecho entre 1805 y 1808 la única que funcionaba era la de Zamora. Se cerró Barcelona, que se iba quedando sin alumnos y luego Cádiz. Con la llegada de los franceses se cerró definitivamente porque en 1803 se abrió una academia de ingenieros en Alcalá de Henares.

–¿Cómo ve este texto la luz en el Florián de Ocampo?

–En el año 2019 me concedieron una beca de investigación y luego decidieron publicarla. Les estoy muy agradecida porque han considerado interesante el resultado del trabajo y haya estimado publicarla en la colección de Cuadernos de Investigación. Para mí ha sido una auténtica alegría porque la parte investigadora ha sido un disfrute, aunque el trabajo se retrasó. En 2020 con la pandemia mis visitas a los archivos se interrumpieron. Es verdad que es mucho trabajo, pero he compartido con mi familia los hallazgos que hacía.

–¿Efectuará alguna investigación más relacionada con las matemáticas?

–Sí, de hecho sigo trabajando en el tema del contenido matemático más estricto. Entonces trabajaban a través de manuscritos y me gustaría encontrar los listados de alumnos de los últimos años, dado que en (el archivo) de Simancas solo existe hasta 1801. He localizado referencias a alumnos de esas épocas, pero no el listado.

–¿Daría lugar a una nueva investigación?

–Sería complementar este trabajo donde se han tratado la academia, los estudios o los profesores.

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