La tragedia que rozó a Zamora: segundos que fueron vitales

El andamio que se desplomó en la plaza de Alemania había soportado decenas de toneladas durante la reforma del décimo piso, que duró tres meses

La torre guía del andamio cayó invadió la calzada.

La torre guía del andamio cayó invadió la calzada. / Emilio Fraile

¿Por qué se desplomó el andamio de la plaza de Alemania? La pregunta tardará aún en tener una respuesta, no es momento de preguntar a los dos heridos, aún en shock tras el siniestro, operarios de la empresa familiar Montajes Mora y los informes periciales todavía tardarán en conocerse. Lo que sí se sabe es que el montacargas que cayó al vacío no había dado ningún problema durante las obras de reforma del décimo piso del inmueble número uno de la plaza.

El andamiaje soportó la carga decenas de toneladas de material para elevarlo a los más de 40 metros de altura donde se llevaba a cabo la reforma a lo largo de tres meses. "La máquina no dio ni un problema, ha resistido bien" durante la obra, explican fuentes cercanas al caso.

La seguridad de los profesionales de montaje y desmontaje de estructuras de ese tipo, que operan en altura, se blinda para impedir accidentes laborales como el ocurrido el miércoles, 29 de marzo, en la capital, "se exigen muchos requisitos antes de autorizar este tipo de trabajos", indica un empresario zamorano que contrata con asiduidad a la sociedad Mora, radicada en Valladolid. Los dos operarios iban, "como siempre lo hacen", asidos con doble arnés al andamio vinculado una torre guía, la que se vino abajo al caer "a plomo" la plataforma en proceso de desmontaje.

El riesgo de jugarse la vida

Los accidentados no tenían un plazo concreto para desarmar la estructura, "el contrato no especificaba, trabajan sin prisas, para desmontar nunca se establece un tiempo", por lo peligroso de este tipo de operaciones que se realizan en altura, "tratamos de minimizar ese riesgo". Por eso mismo, existe un control muy exhaustivo de las medidas de seguridad porque "sabemos lo que nos jugamos": la vida de estos trabajadores.

Estos empleados tienen una formación muy especializada, "son profesionales muy acreditados, que han realizado cursos específicos y que tienen una amplia experiencia" porque apenas existen empresas en este sector. En concreto, Montajes Mora "tiene lista de espera porque hay mucho trabajo, nos los rifamos, ¡es que no encuentras gente!". Y es que hay pocas personas que se decidan a asumir este tipo de trabajo.

De hecho, en esa pequeña empresa trabaja toda la familia, "son latinoamericanos afincados hace años en la capital vallisoletana, han ido viniendo poco a poco, y se han ido formando en montaje y desmontaje", concreta un empresario del sector que ha tenido que esperar, incluso, meses para poder contratarla.

Los planetas se alinearon para salvar vidas

"En mis treinta años como empresario de alquiler de maquinaria, es la primera vez que me topo con un accidente de este calibre", manifiesta sorprendido el industrial zamorano. El mismo asombro que comparten los zamoranos y zamoranas ante el accidente que mantuvo en vilo a la capital durante horas. Se puede decir que los planetas se alinearon esa mañana del día 29 de marzo para que la desgracia no se cebara con la capital. "El semáforo de la avenida de Víctor Gallego se cerró en el instante justo para que un repartidor se quedara a escasos metros de la torre guía que cayó al asfalto, el conductor lo presenció en vivo y en directo", le salvó la distancia de seguridad que se guarda entre vehículos, justo había pasado el semáforo el turismo que le precedía.

La suerte tocó al "autobús urbano con viajeros que se libró por décimas de segundo de que la estructura se le desplomara encima", explica un testigo, que todavía no se explica cómo fue posible que no hubiera nadie en la parada en la que confluyen cuatro líneas diferentes que salen a las 11.00 horas de ese punto, es decir, cuatro minutos antes de que de el andamio con toda la estructura se precipitara sobre la acera. Solo una mujer que pasaba con su bebé sufrió el golpe en el brazo de un hierro desprendido, más afectada por el miedo que pasó que por la lesión leve que le causó el elemento metálico. Nadie se explica que tampoco hubiera personas esperando a entrar en la panadería que está tras la marquesina de la parada, normalmente con colas a la espera de comprar.

El chopo "amortiguador"

Quien presenciara el accidente o estudiara la escena del siniestro puede dudar del innegable efecto "amortiguador" del chopo que hace esquina con Víctor Gallego, que impidió que la guía torre se estampara contra la zona en la que cayeron los dos trabajadores y que terminara aplastándoles bajo el amasijo de hierros que sujetó el árbol, indican otras fuentes consultadas. La torre tampoco llegó a invadir gracias al chopo parte del carril izquierdo de la travesía urbana poco antes de su bifurcación hacia la avenida de Tres Cruces. La desgracia habría sido mucho más grande si la guía hubiera derrumbado hacia el interior de la plaza de Alemania, en dirección a la fuente, "habría sido una catástrofe".

Aún así, las personas que transitaban con sus vehículos o a pie por la plaza sufrieron una conmoción que aún recuerdan y que tardarán en poder olvidar.