Rufi Velázquez o la historia viva de tres décadas de cultura de Zamora

La fundadora de las dos bibliotecas municipales, alma mater de la recuperación de la narración local, recibe un emotivo homenaje en el Etnográfico

Rufi Velázquez recoge varios regalos al concluir el homenaje.

Rufi Velázquez recoge varios regalos al concluir el homenaje. / Emilio Fraile

Decir Rufi Velázquez en Zamora es decir cultura, pero cultura de la inquieta, de la que innova y hace crecer a los artesanos de la palabra y de la escrita y de la oralidad. Esta entregada y verdadera gestora de la cultura no podía faltar en el cierre del Festival de Oralidad que concluye hoy.

Rufi durante el acto.

S. A.

Es merecedora de ese broche de oro por ese peso específico que ha tenido, y seguirá teniendo sin duda, en la cultura local, en la más cercana que ha sabido cultivar, como una hormiguita, poco a poco, con tesón durante más de 35 años.

Implicada de forma que le han faltado horas del día para cultivar ese diverso y controvertido universo de los saberes dentro de las bibliotecas municipales, impulsadas desde el Ayuntamiento de Zamora, también se empeñó en sacar esa riqueza de las sedes oficiales para popularizarla.

Los presentes en el homenaje de esta mañana ensalzaban y agradecían con sinceridad y emoción a esa mujer de carácter, pero amable, comprensiva y cariñosa, entrañable, y destacaron ese empuje que lanzó sobre la hoja en blanco a autores del terruño y que les llevó a volar fuera de la capital.

Narración, el valor de la palabra

Rufi, alma mater en la capital del rescate de la tradición de la narración oral, del arte del cuentacuentos, de la puesta en valor de a palabra, volvió esta mañana a recorrer ese camino profesional y pasional de la mano de tantos autores y autoras, narradores y narradoras que pasaron por Zamora de su mano desde finales de los años 80 del siglo pasado, muchos presentes en un vídeo, a través de mensajes de agradecimiento, de cariño sincero.

El embrión de ese colectivo de cuentacuentos locales fue en la primera de las bibliotecas municipales que dirigió, en el barrio de San José Obrero, cuando el olvido ya casi había enterrado esos cuentos de los abuelos. Una actividad que extendió a la otra biblioteca que dirigía en de La Candelaria.

Dio voz, animó, a tantos jóvenes zamoranos que desconocían tener ese talento para contar, algunos dedicados profesionalmente hoy a divulgar esas ancestrales historias unidas a otras de su propia cosecha, como Guiti, José Luis Gutiérrez, o Charo Jaular, entre otros.

Rufi Velázquez rodeada por los asistentes al acto.

Rufi Velázquez rodeada por los asistentes al acto. / Cedida

Entrega e inquietud

De esa entrega a la cultura, ese espíritu inquieto y esas ganas de mover la cultura, de aproximarla a todas las personas de los barrios, de todas las edades, han dejado constancia esta mañana en el Museo Etnográfico el medio centenar de zamoranos y zamoranas que han querido devolver a Rufi ese "cariño, ese amor" con el que trató a quien se acercaba a su universo de libros e historias. Y otras personas que ella misma fue atrayendo, como un imán, a sus bibliotecas.

El homenaje inesperado que ha recibido este mediodía ha sido "más que merecido", una muestra de agradecimiento y una invitación para que continúe en activo aunque se acabe de jubilar.

Una fuerte ovación, los abrazos y los besos cerraron el sencillo acto con el que la bibliotecaria no contaba y en el que la emotividad y las lágrimas la acompañaron a ella y a tantas personas amigas, admiradoras de su talento y generosidad, que allí permanecieron durante una hora larga para "darle las gracias por tanto".