Entrevista | Clara San Damián Jefa de la Delegación Permanente de Castilla y León ante la Unión Europea en Bruselas

"Castilla y León debe estar en Bruselas, todo se decide allí"

"Cada vez que bajaba el técnico y nos decía que se iba a quemar un pueblo, yo tenía miedo y urgencia por sacar a la gente de allí"

San Damián, por las calles del casco antiguo de la capital. | Emilio Fraile

San Damián, por las calles del casco antiguo de la capital. | Emilio Fraile / Manuel Herrera

Clara San Damián (Zamora, 1976) se muda a Bruselas. Esta misma semana, la dirigente del Partido Popular inicia una nueva etapa como jefa de la Delegación Permanente de Castilla y León ante la Unión Europea. Atrás queda una dilatada trayectoria como concejala, diputada provincial, subdelegada del Gobierno, senadora y, más recientemente, delegada territorial. Estos tres últimos años en la Junta han dejado huella en una mujer que se vio inmersa en la gestión de una pandemia sin precedentes y de dos de los incendios más graves registrados en la historia del país.

La política zamorana, durante la entrevista. | Emilio Fraile

La política zamorana, durante la entrevista. | Emilio Fraile / Manuel Herrera

–Han pasado solo tres años y tres meses, pero han sucedido tantas cosas desde que fue nombrada delegada que parecen muchos más. ¿Se va cansada o su salida tiene otros motivos?

–En realidad, es una decisión que tomo porque creo que es el momento y porque surge una oportunidad apasionante para mí. Trabajar en la Unión Europea era una de las ilusiones que tenía en mente y, con el paso de los años, nunca he olvidado esa posibilidad. En el Senado era la vocal representante de la Unión Europea, viajaba a Bruselas prácticamente todos los meses y siempre quise estar allí. Ahora, llega el momento tras tres años tan intensos y difíciles como enriquecedores a nivel personal y profesional.

–En el día de su toma de posesión como representante de la Junta en Zamora, mencionó la lucha contra la despoblación, la Sanidad y la protección de los montes como ejes principales. ¿Tiene la sensación de haber contribuido a que la provincia mejore en estos ámbitos?

–Fíjese qué tres temas, los que más han ocupado la actualidad en estos años en el debate zamorano. Dije en aquel discurso de toma de posesión que para mí lo más importante era haberme sentido útil cuando llegara el momento de irme de esta casa. Muy humildemente, creo que en estos tres años he dado lo mejor de mí misma, dentro de un equipo que ha trabajado muchísimo, y me voy con la sensación de haber hecho todo lo posible. Dicho eso, seguramente no habremos cumplido las expectativas de los zamoranos. ¿Por qué? Porque han surgido cosas que eran imposibles de controlar. Llegó una pandemia que rompió todos los planes de trabajo y tuvimos que abordar una crisis que nos obligó a dejar de lado las cosas normales para ir a lo más urgente. En el ámbito de la despoblación, este es un problema endémico, de difícil abordaje. Ni el Gobierno de España ni el resto somos capaces de atajarlo. Y en cuanto al tema de los montes, cuando tomé posesión siempre me dijeron que uno de los problemas mayores a los que me enfrentaría sería el de los fuegos. ¿Quién nos iba a decir que eso se iba a convertir en la mayor tragedia para nosotros este mismo año? Todos sabemos lo que ha sido. No hace falta recordarle a todo el mundo que, si ha sido una tragedia, es precisamente porque nada pudo evitarlo.

–En esta etapa al frente de la Delegación, ha habido varios momentos críticos. Uno de ellos tuvo lugar el 10 de marzo de 2020, el día en el que Zamora tuvo su primer ingreso hospitalario por COVID. ¿Cómo recuerda aquellas horas?

–Eso fue en marzo, pero ya sabíamos en enero o febrero que la enfermedad estaba evolucionando. Cuando llega a Zamora, teníamos instrucciones y protocolos preparados, pero no esperábamos lo que estaba por pasar. Recuerdo esos días con una sensación de incertidumbre. Enseguida, llamé al alcalde, al subdelegado y al presidente de la Diputación para decirles que teníamos que estar más unidos que nunca, y creo que eso lo conseguimos. Desde ahí, todo sucedió tan rápido que solo tengo momentos de drama: contar muertos por la mañana, ver si teníamos bolsas para los fallecidos en el Hospital y reunirnos a diario a las nueve de la mañana durante dos meses y medio. En el Cecopi veíamos las necesidades: no teníamos mascarillas, no teníamos medios, no había nada. Hemos vivido allí momentos que tenía un poco apartados y que ahora los estoy recordando. Han sido vivencias muy duras. De pedir fuera bolsas mortuorias porque no teníamos para enterrar a los fallecidos. Eran situaciones de drama, de decir: qué hacemos ahora.

En el COVID, todo sucedió tan rápido que solo tengo momentos de drama: contar muertos por la mañana, ver si teníamos bolsas para los fallecidos en el Hospital y reunirnos a diario

–Pasado el confinamiento, y tras dos olas aún más duras, llegó el proceso de vacunación. ¿Está satisfecha por la respuesta de la Junta y de Zamora?

–Estoy satisfecha también por cómo se gestionó la primera fase. La Gerencia del Sacyl, a pesar de haber vivido situaciones críticas, ha actuado bien. Yo sabía que teníamos un equipo, con Montserrat Chimeno a la cabeza, que nos iba a permitir superar la fase más dramática y nunca hubo colapso hospitalario. La gerencia hizo modificaciones y se anticipó a lo que estaba por venir. Eso permitió que, a pesar de los dramas diarios, nunca hubiera una persona con COVID que se quedara sin cama. El mismo equipo dirigió la vacunación e hizo un trabajo excelente, siempre en colaboración con el Ayuntamiento y la Diputación. Zamora ha sido un ejemplo a la hora de aunar voluntades dejando al margen cuestiones políticas. Yo llamaba al alcalde y al presidente de la Diputación y estaban a disposición. Además, los zamoranos fueron súper colaboradores y por eso salió bien.

–Durante estos años ha habido muchas protestas vinculadas a la Sanidad. ¿Tiene la sensación de que no se han podido encajar las piezas para que los ciudadanos del medio rural tengan la atención que merecen?

–Todo el mundo tiene derecho a manifestarse y a exigir la prestación de unos servicios dignos y adecuados, pero le puedo asegurar que a ningún ciudadano de esta provincia le ha faltado la Sanidad. Quizá, sí ha habido consultorios cerrados por una carencia puntual de médicos. Eso me frustra, porque me daría tristeza que una persona mayor no hubiese tenido la rapidez que se merece en la asistencia. Ahora bien, también sé que muchas de estas manifestaciones que menciona están politizadas, que arrastran a la opinión pública y que se dicen muchas cosas que no son ciertas. En estos momentos, las zonas básicas de salud tienen todas las plazas cubiertas y aun así se pide que haya más médicos. Además, todos somos conscientes de que el problema es nacional y que lo tiene que abordar también el Gobierno de España.

Todo el mundo tiene derecho a manifestarse y a exigir la prestación de unos servicios dignos y adecuados, pero le puedo asegurar que a ningún ciudadano de esta provincia le ha faltado la Sanidad

–Hablaba de los incendios como el momento más duro de estos años. Las movilizaciones que se produjeron en Zamora tras los fuegos señalaban directamente al presidente de la Junta, al consejero y también a usted por lo que había sucedido. ¿Se planteó dimitir?

–Nunca me he planteado dimitir por los incendios forestales. Cuando estás en un Cecopi reunida con los responsables de las administraciones públicas, cuando todas las decisiones se toman en común, cuando te cuentan cómo van evolucionando los incendios y tomas decisiones unánimemente y de acuerdo con los criterios técnicos, no te sientes responsable directa de lo que está pasando. Entiendes que, como política, asumes la responsabilidad que te corresponde, pero lo que sucede no se le puede imputar a nadie en concreto. Era imposible hacer más de lo que se hizo.

–Algún alcalde, incluso de su partido, señalaba en privado que faltaron reflejos en los primeros instantes. ¿Hay algo de autocrítica personal y de la Junta por esto?

–¿Que se podía haber hecho más? Claro que lo piensa mucha gente. Pero es que, desde fuera, es muy fácil criticar y dar lecciones. Cuando estás dentro, ves la cantidad de medios que hubo, sabes que se ha puesto todo lo posible, que tienes a todo el servicio de Valladolid pendiente de lo que está sucediendo en Zamora y mandando todos los medios que había. Es un incendio que se saltó embalses que jamás se había saltado un fuego, con la UME esperando al otro lado y aun así era imparable. Estábamos rodeados de profesionales que nos decían lo que había que hacer. Los políticos en el Cecopi no tomamos las decisiones de forma arbitraria. Yo decido evacuar un pueblo porque viene un técnico y me dice: “Clara, quedan veinte minutos para que el fuego llegue a las casas. Tú eres la que decide”. Mi obligación era dar la orden, tener los autobuses preparados y un lugar al que ir. Y eso estuvo. Los alcaldes son los que más criterio tienen porque conocen el terreno, pero con ellos he discutido mucho.

Los alcaldes son los que más criterio tienen porque conocen el terreno, pero con ellos he discutido mucho

–¿En qué términos?

–En el mismo momento del incendio, les decía si habían visto alguna vez fuegos con llamas de más de veinte metros de altura. Ni siquiera nuestros propios medios los habían conocido. Este incendio no lo apagaban ni los helicópteros y había momentos en los que los vecinos tenían que salir del pueblo a la de ya. Hay que estar ahí para saber lo que vivimos. Los alcaldes querían ayudarnos, pero no entendían que la gravedad del fuego era muy diferente a otros casos. Hay que formar y mentalizar a los ciudadanos y a los alcaldes y hay que prepararse para otros años, porque se ha jugado la vida mucha gente.

–A causa del incendio de Losacio hubo cuatro muertos. ¿Tuvo miedo de que fueran más?

–Sí, claro. He tenido mucho miedo todo el rato. Cada vez que bajaba el técnico y nos decía que se iba a quemar un pueblo, yo tenía miedo y urgencia por sacar a la gente de allí. Tenía miedo de que un señor se cayera subiendo al autobús tras salir de su casa a las dos de la mañana, tenía miedo de evacuar una residencia con gente en la cama que no se debía mover porque se podía morir. ¿Y qué haces? Hay que sacarlos. Y con alcaldes en contra que no querían evacuar. Pero nuestra obligación era proteger a las personas. En muchos casos no llegaron las llamas, pero había un riesgo. Si el viento cambia, se va para el pueblo. Pero insisto en que yo no decidía eso sola, sino con los técnicos. Hemos hecho evacuaciones paralelas en sitios diferentes con la Guardia Civil, que no daba abasto y nos decía por radio que había gente que no quería salir de su casa. Hubo un momento en un albergue en Villanueva de Valrojo en el que un ciudadano alemán no quería salir, dos guardias civiles entraron a por él y las llamas les rodearon. Se tuvieron que subir a la parte de arriba de la iglesia por si entraba el fuego. Todo esto lo escuchabas desde el Cecopi mientras esperabas. Luego, decían que no había medios, pero estaban por todas partes. Hay alcaldes que dicen que no vieron un bombero en su pueblo, pero es porque estaba evitando que la lengua de fuego llegara. Podría haber sido muchísimo peor. En Cataluña hablan de datos de lo que pudo ser y no fue. Es una cosa que hay que aprender sobre la comunicación de estos casos. Aquí solo hablamos de las 65.000 hectáreas quemadas, pero el incendio podría haber llegado a Sanabria perfectamente y podría haberse quemado el resto de la Sierra de la Culebra, pero no se quemó ni una sola casa habitada. Se calcinaron chamizos o casetos que estamos rehabilitando. Podría haber sido mucho peor.

–El presidente de la Diputación, Francisco Requejo, pasó esos días entre los fuegos e Ifeza, y realizó algunas declaraciones sobre la ausencia de la Junta. ¿Le molestaron esas palabras?

–Sí, me molestaron. Mi sitio no era hacerme una foto en Ifeza saludando a los mayores. Mi sitio era estar en el Cecopi para tomar decisiones. De allí no he salido en días enteros. Esa era mi responsabilidad, la mía. Otros prefirieron estar en distintos lugares. Yo creo que en Ifeza se hizo un magnífico trabajo por parte de las personas que tenían que hacerlo, que eran Cruz Roja y Protección Civil.

Mi sitio no era hacerme una foto en Ifeza saludando a los mayores. Mi sitio era estar en el Cecopi para tomar decisiones.

–¿Cree entonces que Requejo buscó rédito político?

–No lo sé, a lo mejor lo que hacía era su trabajo en ese momento. Yo tengo claro cuál era el mío. Fui dos veces al puesto de mando a animar a mis compañeros de trabajo, no me hice ninguna foto, que yo recuerde, y volví a mi sitio, que era el Cecopi.

–Tras esta etapa tan intensa, ¿qué va a hacer en Bruselas?

–El trabajo de la oficina es apasionante y tiene por misión coordinar e impulsar las relaciones entre la comunidad autónoma y la Unión Europea. Por dar algunos ejemplos, hablamos de la negociación de la PAC, de la situación del lobo, de las ayudas a los agricultores y los ganaderos o de los fondos Next Generation. Cada comunidad defiende allí sus intereses y cada euro hay que pelearlo. Todo se decide en Bruselas y eso nos afecta mucho. Mi papel allí es ser el nexo entre cada Consejería y la oficina, así que estaré muy pendiente de lo que sucede en Bruselas para trasladárselo a los consejeros. También somos miembros del Comité de las Regiones y debo ser el enlace de nuestro representante. Soy una europeísta convencida y creo que, si no tenemos una representación fuerte en Bruselas, nos podemos caer del tren del desarrollo. Castilla y León tiene que tener una presencia fuerte en Bruselas y el impulso que se le quiere dar a la oficina es que sea un punto de encuentro empresarial.

Castilla y León tiene que tener una presencia fuerte en Bruselas y el impulso que se le quiere dar a la oficina es que sea un punto de encuentro empresarial

–¿Tiene una idea de cómo va a articular esto?

–Inicialmente, en colaboración con la Consejería de Economía y Hacienda, con cuyos responsables me voy a reunir. Voy a hacer una ronda con todos los consejeros para seguir sus instrucciones.

–Ya llevaba unos meses con este Gobierno, antes en calidad de delegada territorial. ¿Espera que los consejeros de los dos partidos lleven una línea coherente en cuanto a las políticas vinculadas a Europa?

–No espero ningún problema. Estoy convencida de que voy a saber transmitirles que soy su enlace allí. Espero que aprovechen mi perfil, que creo que conozco bien la comunidad autónoma. He trabajado ya con todas las consejerías y voy a entender lo que me van a encomendar. Quiero ser el apoyo de todos allí y no lo entendería de otra manera.

–¿Su intención es regresar a la política local en algún momento?

–No pienso más allá de la próxima semana, que me cojo un avión y me voy a Bruselas. Tendré que volver en algún momento, pero ahora solo quiero empezar mi trabajo allí y ser útil, que es mi única intención en la política.

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