En los años 90 del pasado siglo Carlos Piñel ya realizó obra para ilustrar uno de los poemarios de Antonio Gamoneda. En el poemario “Canción errónea” el leonés ya escribió un poema que hablaba del pintor, pero sus fuerzas se han unido ahora en el volumen “Imaginario del vértigo”, que combina obra escrita de uno y obra plástica del otro, un título que cuenta con una tirada muy limitada y que se presentó ayer en la Biblioteca Pública del Estado de Zamora en un acto conducido por el escritor Tomás Sánchez Santiago.

“En mis lecturas de “Canción errónea” empecé a sumergirme en profundidad y releer los versos hasta que hice 25 obras, a partir de 25 poemas, de gran formato porque sus versos son muy largos”, testimonia Carlos Piñel, quien exhibió algunas de estas obras en una muestra que tuvo en una galería de arte de Salamanca. Con el trabajo en el bolsillo acudió a la editorial Siloé “para ver si les interesaba editarlo, les gustó. Se lo comenté a Antonio y le dije que si quería cambiar algo...”, comenta entre risas Carlos Piñel.

Y es que el creador leonés regresó a esos versos y los reescribió. “Ahora mismo no sabría decir qué poemas que han aprobado son ciertamente de un último libro, quizá inacabado, y un escalón más allá hay un poema que se ahogaba y que ha salido finalmente”, apunta Gamoneda.

El poeta reconoce que “aunque Carlos había desarrollado obra, yo estaba con un problema de que me veía en la necesidad de reescribir por técnicas interna del poema y por cuestiones de exigencias del espacio”. El Premio Miguel de Cervantes de 2006 relata que “trabajé mucho y me impacienté mucho con un ojo mi problema y otro puesto en Carlos, que estaba pintando la continuación de aquello”. “No fueron dos cursos paralelos y regulados, sino que como la vida el proyecto estuvo accidentado realmente hasta su final”, confiesa.

La génesis coincidió con la irrupción de la pandemia, “seguro que si el libro se mueve, sale el bacilo eso”, bromea el poeta que atestigua que los dos creadores han tenido un contacto fluido “sin programación, pues estábamos, en alguna manera, adivinando recíprocamente qué era en nosotros ese hecho de naturalidad”.

En cuanto a la temática que recoge el libro, Gamoneda sostiene que “tengo muchas dudas de que la poesía no tenga siempre el mismo tema, pero lo que sí puede tener son temas pretexto. El punto donde sale la centella poética no sé si se corresponden con las verdades objetivas o con todas las mentiras”. Por su parte, Carlos Piñel añade que la existencia siempre está pendiente. “El vivir entre dos inexistencias y en esa tesitura hay cuestiones como la vida o los sucesos no anecdóticos que están presentes”, opina. “Los poemas de Antonio te emocionan y te llevan a ámbitos superiores que a mí me interesan mucho. Esa emoción puede ser feliz o puede ser dolorosa vitalmente hablando y a partir de ahí yo empiezo a trabajar”, desgrana el pintor plástico que remarca la necesidad de “leer los cuadros como hay que leer las poesías”.

La presentación de “Imaginario del vértigo” se enmarca en la exposición que reúne, en la sala de exposiciones de la Biblioteca Públicas hasta finales del mes y a propuesta del Seminario Permanente Claudio Rodríguez, dibujos, pinturas, obra gráfica e incluso esculturas efectuadas por Carlos Piñel en un diálogo con poemas de Federico García Lorca, Aníbal Núñez, Claudio Rodríguez o Antonio Gamoneda.