La Opinión de Zamora

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El gasoducto que unirá Portugal y Zamora seguirá el esquema del proyecto de 2009

El presidente portugués asegura se mantiene el presupuesto, aunque por la parte española son cautos hasta que haya informes sobre la mesa

Un parque eólico para la producción de energía limpia. LOZ

Año 2009, vigésimo cuarta Cumbre Hispano-Portuguesa. Los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y José Sócrates cierran un acuerdo para abrir una nueva conexión gasística entre ambos países. Lo hacen en la plaza de Viriato, en el Parador de Turismo, donde se reúnen varios de los ministros de ambos lados de la Raya. Tras los análisis realizados por los expertos, se perfila como opción más adecuada la construcción de un nuevo gasoducto entre Celorico da Beira, en el distrito de Guarda, y la provincia de Zamora. Se trata de una infraestructura de 310 kilómetros de longitud, aproximadamente, de los que algo más de 80 deben discurrir por territorio español. Se marcan incluso plazos. El proyecto debe estar concluido y operativo en el año 2018. Pero nunca jamás ve la luz.

El anuncio de los gobiernos de España, Portugal y Francia para la creación de un nuevo corredor verde energético que conecte la península ibérica con Europa tendrá un impacto directo en esta provincia. Y es que, entre los acuerdos firmados a tres bandas, se plasma claro y meridiano el compromiso de finalizar el proyecto ideado en el año 2009 para unir Celorico da Beira y Zamora. Tras más de una década de idas, venidas, presupuestos, desistimientos y plantones, nuevamente este territorio vuelve a salir a la palestra para convertirse en punto estratégico de la futura autopista de la energía limpia. Por aquí se dará salida a la producción portuguesa, se conectará con el corredor del norte de África, se mirará hacia la puerta marítima de El Musel de Gijón y se articulará un eje de transporte hacia Barcelona.

Mapa del transporte gasístico en España y Portugal, con el proyecto de conexión con Zamora. Enagás.

El antiguo proyecto de conexión gasística entre Celorico da Beira y Zamora tuvo cinco años de intensa actividad antes de ser metido en el cajón de los sueños rotos; ese cajón que ya no cierra. La actividad, eso sí, fue más mediática que práctica. Tras el acuerdo alcanzado en la cumbre bilateral de Zamora, el Ministerio de Industria incluyó la construcción del gasoducto entre sus planes para el periodo 2012-2020. De hecho, en la época, este mismo diario se hizo eco del acuerdo alcanzado entre Redes Energéticas Nacionales de Portugal y la transportista española Enagás sobre el trazado, con una inversión que ascendía hasta los 294 millones de euros.

Los primeros planos que se conocieron de este gasoducto abordaban precisamente la extensión de la infraestructura entre Celorico da Beira y Zamora. Serían 310 kilómetros de tubo, con una capacidad prevista de 142 GWh/d (gigavatios hora diarios). En el año 2013, la Comisión Europea anunciaba a bombo y platillo una lista de 250 proyectos considerados como infraestructuras energéticas clave para lograr un mercado europeo más integrado y ahí figuraba ya este proyecto. Fue la Junta de Castilla y León la que anunció la posibilidad de captar fondos europeos para la ejecución de estos trabajos dentro del mecanismo “Conectar Europa”. Por aquel entonces, la administración autonómica consideraba al gasoducto como “el corredor prioritario del gas del oeste del continente”.

Como se aprecia en el mapa, la provincia es un punto estratégico del transporte gasístico en España. No en vano, en el término municipal de Coreses tiene Enagás una estación de compresión y un centro de transportes. Sin embargo, pese a que Zamora es atravesada por el corredor del oeste y que desde aquí nace otro eje que atraviesa España en horizontal, existe una clara interrupción de esta “autopista” del gas en lo que concierne al vecino luso. Por eso, las autoridades de ambos países han decidido que ya es hora de cumplir con la actuación proyectada décadas atrás para unir la línea de puntos y que pueda haber salida también por el norte de la Raya. Cuando esté lista, el mapa estará completo.

El primer ministro portugués, Antonio Costa, ha sido el primero en celebrar este acuerdo como un triunfo para el país. Eso sí, ha reconocido que, a fecha actual, no dispone de la infraestructura necesaria para completar la conexión energética con España a través de la provincia de Zamora. Según sus cálculos, por territorio luso deberán discurrir algo menos de 200 kilómetros de gasoducto antes de atravesar la frontera. Todo, según el esquema de lo ideado en 2009. El cómo, el cuándo, el cuánto y el quién lo va a pagar, sigue siendo una incógnita a día de hoy. El mismo diputado nacional del PSOE por Zamora, Antidio Fagúndez, reconocía en declaraciones a este diario el pasado jueves que el trabajo duro comienza ahora. Tras el acuerdo en la cumbre presidencial entre Costa, Sánchez y Macron, hay que trazar los planos sobre el terreno. Ese es el horizonte en el que se han de mover, principalmente, los países ibéricos.

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