Hace poco más de un siglo, allá por 1918, Zamora se enfrentó a una de las epidemias más duras de su historia. La gripe española se cebó especialmente con la provincia, que registró "picos" de hasta 200 muertos diarios entre septiembre y octubre. La tasa de defunciones fue una de las más altas del país, y las celebraciones religiosas no ayudaron precisamente a controlar el contagio entre la población.

De hecho, según los expertos, una las razones de tan alta incidencia de la enfermedad se debió a las aglomeraciones de fieles en la Catedral en los actos convocados para pedir la protección divina.

Asimismo, una cita concreta aparece como referencia de uno de los focos de contagio más importantes en aquella crisis. Se trata de la aglomeración registrada durante la gran procesión con la Virgen del Tránsito del 26 de octubre de 1918. La Historia muestra, por tanto, un error del que aprender en casos como el del coronavirus.