"Estábamos en el número 30 de la cola y no nos han llegado las entradas". Es la queja de un grupo de personas que formaban la larga fila en la carpa del Congreso Nacional de Cofradías instalada en la plaza de Claudio Moyano para conseguir las entradas del concierto de clausura, protagonizado entre otros artistas Montserrat Matí Caballé. Era una cola que daba la vuelta por el Parador y llegaba hasta el Teatro Ramos Carrión y que respondía a lo anunciado en los folletos informativos, que se daría cuatro entradas por persona para asistir al concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León con los coros Aures Cantibus y Coro Sacro Jerónimo Aguado, dirigidos por Marco Frisina con la hija de Montserrat Caballé, Montserrat Martí Caballé y Luis Santana como solistas.

Al final solo se dieron dos entradas por persona y ni aún así llegaron para apenas los situados al inicio de la cola.

"El ciudadano de a pie interesado en estos eventos jamás logra acceder a ellos porque las entradas han sido dadas por debajo, sin respetar lo que ponía en el folleto informativo, que daban cuatro por persona". Al final dieron dos y ni aún así llegaron más para los que estaban muy delante de la cola. El aforo de María Auxiliadora es enorme, ¿dónde está el resto de entradas?", relataban los indignados ciudadanos.

"Que no anuncien lo que no pueden cumplir", decía una ciudadana. "He venido a las 11 de la mañana a preguntar y me han dicho que abrían a las seis. Cuando he llegado no quedaba nada", comentaba otro de los afectados: "El domingo van a tener que sacar los pasos ellos".

Y es que la gente confiaba en que teniendo el cuenta el gran aforo de María Auxiliadora no habría demasiados problemas para conseguir las entradas. Sin embargo, han sido pocas las que se han podido repartir, seguramente por los compromisos de los organizadores y las reservadas para los congresistas y delegaciones procedentes de las Semanas Santas de todo el país.

El follón fue tal que tuvo que acercarse a la puerta uno de los colaboradores de la organización para pedir un poco de silencio, porque no se podía oir nada de lo que decía el ponente que estaba interviniendo en esos momentos en el escenario, el zamorano Luis Felipe Delgado de Castro.