Es un raro ejemplo de la arquitectura de estilo "brutalista" y precisamente por eso seguirá en pie. La parcela sobre la que se levantará el futuro centro cívico mantiene en su interior un pequeño edificio de hormigón crudo nacido de una extraña tendencia surgida en los años sesenta y setenta del siglo pasado. "Es una singularidad en la ciudad de Zamora y también en el conjunto de la comunidad autónoma, por lo que los arquitectos han recomendado que se mantenga", ha señalado Juan Carlos Suárez-Quiñones. El inmueble, que albergaba laboratorios regionales, será reutilizado para otros usos aún por concretar, tal y como han asegurado las partes.