«Sé que habéis sido buenos, pero todavía podéis ser mejores». Las palabras de Sus Majestades de Oriente llegaron a los niños zamoranos, que sobre las nueve de la noche de ayer y tras disfrutar del castillo de fuegos artificiales en la Plaza Mayor se marcharon a sus casas a «cerrar los ojos» y «las manos», como pidió Melchor. En definitiva, a velar armas para levantarse hoy temprano y desgarrar el papel que envuelve los regalos soñados. «¡Olvidad la crisis, hoy es un día mágico!», terció Baltasar, ante los adeptos del mago africano. Y un deseo, el de Gaspar. «Esperamos que los gobernantes hagan un esfuerzo para que haya trabajo en todos los hogares». El grito de guerra de este tiempo adverso: el empleo.

Fugaz paso de Sus Majestades tras un efímero y casi desnudo desfile por las calles de Zamora, que se vistieron de un notable frío a eso de las seis y media de la tarde, cuando la procesión mágica arrancó su marcha en la avenida de Príncipe de Asturias. La crisis también esquilmó las alforjas reales, que dificultaron la tarea de los pajes de ser ecuánimes en el reparto de caramelos, sin apenas reservas en la Plaza Mayor a eso de las ocho de la tarde. El esfuerzo de los alumnos de la Escuela de Arte dejó destellos en cada una de las carrozas, donde los motivos caucásicos de Melchor, el sol del desierto de Gaspar y los colmillos de marfil de un enorme elefante africano en el caso de Baltasar fueron lo más lucido en una noche breve, fría y austera.

Con Sus Majestades en el escenario bajo el Ayuntamiento y cientos de niños ilusionados con esta noche mágica, la alcaldesa Rosa Valdeón tomó la palabra para confesarse «nerviosa» ante el paso de la realeza de Oriente por la ciudad. «Esta mañana, la Policía ha guiado a los Reyes por Zamora para conocer vuestras casas», se dirigió Valdeón a los más pequeños. «A algunos ya os han entregado ya regalos», añadió. La alcaldesa lanzó un mensaje de esperanza. «A todos os traerán algo, pero, si no es así, el regalo llegará a lo largo del año», aseveró Valdeón.

Y con los niños de pie o en brazos de sus padres, la regidora les hizo la pregunta más importante. «Tengo aquí las llaves de la ciudad, ¿queréis que se las entregue a los Reyes?», les interrogó. Un notable «¡Sí!» despejó la incógnita y Valdeón hizo entrega de las llaves de los hogares zamoranos a los Magos de Oriente. Al tomar la palabra, Melchor no olvidó recordar el protocolo del buen recibimiento del regalo. «No olvidéis dejar agua, paja para los camellos y algún dulce», advirtió el rey. Pero, sobre todo, «prometed que vais a ser mejores este año y que vais a querer mucho a vuestros padres», añadió.

Gaspar y Baltasar cerraron el turno de palabra reconociendo que los protagonistas «sois vosotros, niños», bajo la garantía de traer, como es habitual, uno de los regalos más preciados para el año en curso, la salud. El otro, se lo pidieron a los gobernantes, el empleo.