Luis Felipe Delgado emociona a Toro con un pregón de Semana Santa para la historia

El periodista evoca recuerdos de su niñez y adolescencia en un discurso inolvidable repleto de vivencias asociadas a la Pasión

El pregonero ensalza la autenticidad de la Semana Santa y pide que se atiendan las "justas aspiraciones" de Toro para su "resurrección verdadera"

Luis Felipe Delgado recibe un obsequio de la Junta Pro Semana Santa

Luis Felipe Delgado recibe un obsequio de la Junta Pro Semana Santa / M. J. C.

P. O.

"Estás aquí, Señor, aquí a mi lado, muerto en la cruz y vivo en el sagrario, llenando con tu luz este escenario que el amor a tu Madre ha levantado, hecho de piedra y siglos, un rosario rezado por tu pueblo, emocionado". Con estos endecasílabos dirigidos al Cristo de la Luz que preside el altar mayor de la Colegiata, el periodista zamorano, Luis Felipe Delgado de Castro, inició la lectura del pregón de la Semana Santa de Toro, en el que repasó vivencias del pasado y demostró que conoce a la perfección una Pasión que late en su corazón.

Delgado invitó a los toresanos a "pasear por sus vidas" para, con el calendario en la mano, repasar las fiestas de Toro y recordar con especial cariño las de San Agustín, de las que fue pregonero en 1991. Además, 32 años después de aquel discurso, rememoró la definición que entonces realizó de la ciudad, pero que sigue vigente: "Toro es la ciudad que paga la paz definitiva y hermosa de sus piedras con el tributo demasiado alto de su soledad y desamparo".

El pregonero no dudó al afirmar que la Semana Santa es la fiesta en la que más se ha sentido "reconocido" con la ciudad, con su patrimonio y con la fe de sus vecinos. A partir de esta reflexión, realizó un recorrido por sus vivencias desde que "era un chavalín" a punto de cumplir once años cuando "vine a vivir a Toro, conocí Toro y amé a Toro por primera vez" desde el entonces Seminario menor, su "casa" durante tres años.

"Siendo aún niño, vestido de sotana, roquete y bonete" conoció las procesiones. Aquellas Semanas Santas marcaron su tránsito de la infancia a la adolescencia en el Seminario y ya no se borrarían de su memoria, época de la, con especial emoción, recordó al sacerdote Juan Encabo, que varias veces le sugirió que tenía que pregonar la Pasión toresana, invitación que ha aceptado este año ante la insistencia de Francisco Iglesias, presidente del órgano de cofradías.

De aquellos años como seminarista evocó su participación en el Vía Crucis del Miércoles Santo, del que "no ha cambiado el rito, pero si el escenario", el Jueves Santo o su primera madrugada del Viernes Santo, en 1959, año en el que se estrenó el paso de "La Desnudez" con el que, el pregonero descubrió al escultor Marco Pérez.

De la procesión del Santo Entierro, en la memoria de Delgado pervive el recuerdo de las calles que en 1959 recorrió con otros seminaristas tras la urna, año en el que se estrenó el Yacente de Tomás Noguera, que sustituyó al "Muertico" de las Mercedarias. A renglón seguido evocó los sonidos de la Banda de Música La Lira de la que, tras enumerar a todos sus directores, aseguró que "ayer y hoy es un orgullo para Toro" y en la que se inició el compositor David Rivas.

Luis Felipe Delgado inicia la lectura del pregón con una oración

Luis Felipe Delgado inicia la lectura del pregón con una oración / M. J. C.

El pregonero también compartió con los toresanos la historia de "El Muertico", imagen que ante las incertidumbres de la Guerra Civil la madre superiora de las Mercedarias rogó a Dolores López que lo escondiese en su pajar aledaño al convento, junto al Cristo del Perdón.

La participación de los seminaristas en la Pasión, como expuso Delgado, finalizaba con la asistencia como espectadores a la procesión del encuentro del Domingo de Resurrección. Aquellas estampas inolvidables, "vienen unidas a otra indeleble" por la "ruina" que supuso para Toro y su Pasión el incendio que el 13 de abril de 1957 destruyó la riqueza imaginera de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, incendio que no fue el único, ya que otros tres previos "minaron la fortaleza artística de la iglesia toresana y de su Semana Santa".

Tras el incendio de 1957 "las oraciones sustituyeron a los lamentos y las lágrimas" y, en su opinión, solo esas razones pueden explicar la fe de los hermanos de la cofradía para vivir un Viernes Santo que definió como "único, distinto e incomparable". En su viaje interior al pasado, Delgado también rememoró el canto de las Cinco Llagas ante el Cristo de la Expiración y de Jesús Yacente y, desde la más profunda devoción, compartió con los toresanos una emotiva oración inspirada en cada una de las llagas del crucificado.

En su discurso, Delgado reconoció que, por mucho tiempo que pase, siempre llevará grabada en su alma y "en la parte del corazón que me ata a Toro" tres miradas de Cristo. La primera, una mirada de conjoga y conmovedora, es la del Ecce Homo, mientras que la del Cristo del Perdón, la definió como "atribulada y bondadosa" y que siempre le recordará a su autor, su amigo Ricardo Flecha. La tercera mirada, "resplandeciente, risueña y esperanzada" que cautiva al pregonero es la del Resucitado.

En su alocución, el periodista no olvidó resaltar el "papel decisivo" de la "Madre" en la Pasión a través de los sentimientos de pena, dolor, amargura, sufrimiento, serenidad, entereza o valor que transmiten la Virgen de los Dolores, la Madre de las Angustias, la Soledad o la Madre de la Anunciación.

Tras resaltar la "secular devoción" que Toro siente por María, el pregonero describió otras estampas de la Pasión como el Domingo de Ramos, el traslado del Ecce Homo, el preludio del Santo Entierro, el Espolón en la mañana del Viernes Santo o la figura del conquero, que definió como un "símbolo firme y sólido" de la Pasión toresana.

Delgado cerró su discurso recordando a ilustres toresanos y afirmando que Toro "es uno de los pedazos más gloriosos y fecundos de España". No obstante, precisó que "esperan urgentes, aspiraciones muy justas" para Toro, "una resurrección viva y verdadera, trabajada con la laboriosidad, la ilusión o el empeño que los toresanos ponen para sacar de la tierra el fruto, hacerlo vino, mimado en el amor silencioso de las bodegas y después llevarlo a medio mundo con nombre tan excelso".

María Jesús Cachazo pronuncia un agradecimiento tras recibir el Cofrade de Honor. | C. T.

María Jesús Cachazo pronuncia un agradecimiento tras recibir el Cofrade de Honor. | C. T. / P. O.

Luis Felipe Delgado recibió el cariño de los toresanos que, puestos en pie, recompensaron su esfuerzo, su entrega y un pregón escrito desde el corazón que ya forma parte de la historia de la Semana Santa de Toro.

Una vez concluido el pregón tuvo lugar la entrega del Cofrade de honor a la periodista de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, María Jesús Cachazo Guijarro, distinción con la que el órgano de cofradías ha reconocido "su labor de comunicación" con la Semana Santa de Toro.

Desde 2008, la entidad distingue con su máxima distinción el trabajo y la dedicación de personas o colectivos que contribuyen a potenciar o ensalzar la Pasión. El acto fue clausurado con la entrega de los premios de los concursos de fotografía y dibujo de la Junta Pro Semana Santa.

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