Lecciones de cata en la Vendimia de Toro

Aficionados se adentran en la DO con una cata sensorial y aprenden a elaborar cócteles con vino en el taller Wine Myxology

Los participantes en la cata observan el color de un vino blanco

Los participantes en la cata observan el color de un vino blanco / M. J. C.

Los aficionados al vino han tenido este sábado, por partida doble, la oportunidad de ampliar su formación y conocimientos sobre la Denominación de Origen Toro en la cata sensorial organizada por el Consejo Regulador y en el taller “Wine Mixology”, con motivo de la Fiesta de la Vendimia.

Ambos eventos han cubierto la totalidad de las plazas ofertadas, lo que evidencia el creciente interés por la cultura del vino y por conocer más detalles sobre la Denominación de Origen, sus vinos, las variedades de uva autorizadas o cómo emplear sus tintos o blancos en la elaboración de cócteles.

Gil, de pie, explica a los participantes en la cata las características de la DO y de sus vinos

Gil, de pie, explica a los participantes en la cata las características de la DO y de sus vinos / M. J. C.

El gerente del Consejo Regulador, Rubén Gil, ha sido este año el encargado de dirigir la cata celebrada en el liceo del Teatro Latorre, durante la que los participantes pudieron apreciar los matices, aromas y el sabor de un vino blanco, un rosado y cuatro tintos.

Durante la cata, Gil explicó que la Denominación de Origen Toro la integran 15 municipios, 12 de la provincia de Zamora y tres de Valladolid, que abarca alrededor de 5.400 hectáreas de viñedo y que cuenta con 62 bodegas certificadas. Acto seguido, aludió a las seis variades de uva autorizadas en la zona, cuatro blancas y dos tintas, de las que la mayoritaria y “estrella” es la tinta de Toro.

En este punto, remarcó que, para facilitar la comercialización exterior de sus vinos, las bodegas pueden emplear la denominación genérica “tempranillo”, aunque en su elaboración hayan empleado tinta de Toro y a pesar de que son diferentes, especialmente en cuanto al grosor de la piel.

Por otra parte, Gil aludió a la conservación de viñedos prefiloxéricos en la Denominación de Origen y desmontó ciertos “mitos” ya que, como recordó, la filoxera se expandió en la zona entre los años 1885 y 1890, por lo que, de esa época, se conservan apenas unas 200 hectáreas, tal y como consta en los registros oficiales.

Viñas viejas y pie franco

Esta aclaración permitió a los participantes en la cata conocer las diferencias entre viñedos plantados en pie franco, viñas viejas y cepas prefiloxéricas. En este punto, Gil remarcó que la DO conserva un amplio porcentaje de viñas viejas, que constituyen un valioso patrimonio que hay que preservar, a pesar de que su producción es “menor” porque “el cultivo se agota”, lo que afecta también a la rentabilidad que obtiene el viticultor.

Tras la completa introducción sobre las características propias de la Denominación de Origen Toro, los participantes en la cata sensorial pudieron comprobar las diferencias entre los vinos genéricos seleccionados.

Así, probaron un vino blanco de la variedad verdeja, un rosado, y un tinto joven, al margen de otros tres envejecidos en barrica como un roble, un crianza y un reserva. Además, Gil mostró a los participantes la importancia de los sentidos en una cata de vinos y de los “recuerdos” de cada catador a la hora de apreciar aromas o sabores.

Díez, de pie, explica a los participantes en el taller cómo elaborar cócteles con vino

Díez, de pie, explica a los participantes en el taller cómo elaborar cócteles con vino / M. J. C.

Los aficionados al vino también han podido participar este sábado en la quinta edición del taller “Wine Mixology” impartido por el bodeguero toresano Óscar Díez.

Por la amenaza de lluvia, el taller se trasladó del palacio de los Condes de Requena al antiguo comedor del Seminario Menor y los participantes han podido comprobar que los vinos de Toro también se pueden emplear en la elaboración de cócteles.

En el taller, Díez explicó los diferentes ingredientes de tres refrescantes cócteles y, cada participante, realizó la mezcla, en la que emplearon vino verdejo o un crianza, al margen de fruta, té, azúcar morena y otras bebidas como ginebra o brandy. El resultado final de cada una de las elaboraciones sorprendió gratamente a los participantes en el taller.

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