La zona ajardinada situada en uno de los laterales del Alcázar. Este es el emplazamiento elegido por el Ayuntamiento para reubicar el toro de piedra o celtibérico, uno de los símbolos de la ciudad. El alcalde, Tomás del Bien, confirmó ayer que la preciada pieza será trasladada, a finales de año o principios del 2017, desde la rotonda situada delante del Arco de Catalina hasta los jardines situados junto al Alcázar, una vez que se ultimen algunos detalles del desmontaje y posterior transporte del toro celtibérico, trabajos que realizará una empresa especializada para evitar posibles daños. El Ayuntamiento finalmente se ha decantado por la reubicación de la escultura en la zona ajardinada mencionada tras desechar la opción inicial de colocar el toro de piedra en la remodelada plaza de San Agustín.

Esta posibilidad, según Del Bien, ha sido descartada después de comprobar que, cuando se ejecutaron las obras de renovación de la plaza para eliminar el antiguo depósito semienterrado de San Agustín, "se dejó un cubículo" en el subsuelo que está hueco, por lo que este emplazamiento no ofrece plenas garantías de seguridad para soportar el peso del toro celtibérico. Recordó Del Bien que el objetivo prioritario que se ha marcado el Ayuntamiento con el traslado de la obra es evitar que sufra daños en su actual emplazamiento, una rotonda que soporta un elevado volumen de tráfico pesado y en la que ya se han registrado algunos incidentes, aunque sin consecuencias para la valiosa pieza. Este es el motivo por el que el equipo de Gobierno decidió hace meses buscar otra ubicación para el toro celtibérico más cercana y de referencia para que, tanto los toresanos como los turistas lo puedan apreciar, lo que contribuirá además a poner en valor uno de los símbolos de la ciudad y para que esté más protegido. El Ayuntamiento cuenta ya con la preceptiva autorización de la Comisión Territorial de Patrimonio para proceder al traslado de la pieza de granito, toscamente labrada que representa a la figura de un toro y que guarda ciertas similitudes con los toros de Guisando o con el que se conserva en Salamanca.

A lo largo de la historia de la ciudad, el toro de piedra ha permanecido expuesto en varios lugares. Así, durante la Edad Media, formó parte del entorno del "Abditorio público" o "Audiencia pública", la actual Plaza Mayor, que era el lugar en el que se impartía justicia, un espacio urbano vacío entre la puerta principal del primer recinto amurallado.

En este emplazamiento, el toro de piedra permaneció hasta que, a finales del siglo XIX se ejecutaron unas obras para convertir este espacio en Glorieta, lo que propició que fuera trasladado al atrio de la Colegiata. Durante el mandato del alcalde Francisco Cuadrado la pieza fue reubicada en una rotonda que se construyó junto al Arco de Corredera, desde la que pasó a su ubicación actual en la que permanece desde 1968. En pocas semanas, el toro de piedra podrá ser admirado por toresanos y visitantes en el entorno del antiguo Alcázar de la ciudad.