Pasó cuatro años estudiando en el seminario de Toro y, décadas después, volvió a la ciudad para desarrollar la labor de párroco y de responsable de Cáritas parroquial. El que hasta ahora ha sido delegado episcopal de Cáritas Zamora es también, desde hace pocas semanas, presidente de Cáritas Regional de Castilla y León. Su labor corresponde a la de un hombre comprometido con los demás.

Antonio Martín de Lera lleva muchos años ligado a Toro. El próximo sábado, su voz resonará entre las piedras de la Colegiata de Santa María la Mayor porque pronunciará el pregón oficial que dará comienzo a la Pasión toresana. El nombramiento, según confiesa, le ha producido una mezcla de sorpresa e ilusión.

-¿Cuál fue su reacción al proponerle ser pregonero de la Semana Santa toresana?

-Fue una mezcla de sorpresa y de ilusión. No esperaba que me llamasen para dar el pregón, pero me hace ilusión por dos motivos: primero porque he pasado 18 años de mi vida en Toro, cuatro años como estudiante en el seminario y catorce años como párroco y como responsable de Cáritas en Toro; y, por otra parte, también me hace ilusión porque el nuevo presidente de la Junta Pro-Semana Santa, Francisco Iglesias, al que me une una relación de años, me dijo que fui el primero en quien pensó para dar el pregón cuando lo nombraron presidente.

-¿Puede desvelar en qué línea va a ir su pregón?

-Como todo pregón de Semana Santa, va a ir, primero, en una línea creyente. Nunca podemos perder de vista que lo importante en la Semana Santa es el misterio central de la fe cristiana que celebramos: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Después, también va a haber una parte de vivencias personales de mis catorce años como párroco en Toro, en los que he podido vivir de una forma especial lo que significa la Semana Santa.

-¿Qué diferencias nota entre la Semana de Pasión cuando usted era párroco en Toro y la de ahora?

-Hace seis años desde que me fui de Toro y no había podido volver en Semana Santa porque las ocupaciones en otras tareas me lo impiden, pero por lo que sé y lo que me cuentan las amistades que tengo aquí, la Semana Santa en Toro llevaba ya unos años consolidada con sus particularidades y, en ese sentido, creo que se ha afianzado sin grandes novedades y sin grandes cambios, sino acentuando lo que es lo propio y lo específico de la Semana Santa de Toro que, como todas las de nuestra tierra castellana, es austera y de una religiosidad seria. Creo que eso es lo importante.

-Y, personalmente, ¿con qué momento o acto se queda?

Son varios momentos. Aunque cuando me preguntan por la Semana Santa de Toro, siempre me viene una imagen a la mente, que es el Canto de las Cinco Llagas en la Colegiata. Me parece que es un momento privilegiado tanto por el espacio como por lo que significa y por el contenido del propio canto de las Llagas y su significado dentro de lo que es la Pasión del Señor. Sobre todo, porque en mi experiencia lo he vivido como un momento muy emotivo donde ves que no solo es un espectáculo, sino que es un momento que la gente y los cofrades viven como algo muy emotivo y muy sincero, que nace de dentro.

-¿Cómo cree que se podría intentar hacer crecer y mejorar la Pasión toresana?

-Creo que una cosa imprescindible para que la Semana Santa mejore o crezca es que mantenga siempre su identidad. La Semana Santa tiene una identidad claramente cristiana y de fe y si ese elemento, que es el fundamental, se pierde, los elementos turísticos o culturales, al final van a terminar cayendo porque el núcleo fundamental que sostiene a la Semana Santa tiene que ser la fe, con esa finalidad nació y así se ha mantenido a lo largo de los siglos. Hay que vivirlo desde ese "hacer más" que en esta tierra castellana tiene un significado especial de austeridad, de profundización, de respeto y de recogimiento. Es muy importante que eso no se pierda porque si no, va a acabar deteriorándose e incluso perdiéndose la Semana Santa.

-¿Qué es lo que más recuerda o más le marcó de sus muchos años vividos en la ciudad de Toro?

-De mi primera etapa en Toro, que fueron cuatro años como niño, recuerdo la ilusión de un chavalín que estudia en el seminario. Después, de mi época de sacerdote, hay dos cosas fundamentales que me marcaron. Una fue el tener la responsabilidad de Cáritas parroquial de Toro por lo que significa descubrir las necesidades, las pobrezas y las maneras de poder ayudar y responder a ello como expresión de las comunidades cristianas, que es la acción caritativa y social de la Iglesia. La otra cosa que me marcó en Toro fueron los años de trabajo pastoral compartido, empezamos una nueva manera de trabajar al unir todas las parroquias que existían. Ese trabajo compartido con los otros dos párrocos que estaban, Timoteo y Luismi, era un trabajo en equipo que fue algo muy bonito y que marcó una forma diferente de vivir y de entender la vida de la Iglesia en Toro.

-Acaba de ser elegido presidente de Cáritas en Castilla y León, ¿qué trabajo desarrollan en estos tiempos de crisis?

-Ese tema daría para hacer una entrevista aparte. Cáritas, como expresión de la acción caritativa y social de la Iglesia, está ayudando a muchas personas necesitadas que son víctimas de esta crisis. Damos ayudas para lo más básico, pero, sobre todo, para el acompañamiento, el saber estar cerca de las personas que sufren, el empleo. Esas son las tareas fundamentales, aunque también a nivel diocesano y a nivel general, trabajamos con colectivos de personas muy amplios, desde la tercera edad, como en la residencia que tenemos en Toro, como también el trabajo con personas que tienen problemas de drogodependencia en Proyecto Hombre o en el Centro Regional de Rehabilitación de Alcohólicos. También tenemos programas de infancia extendidos por la ciudad de Zamora y algún punto más de la Diócesis. Son muchos los colectivos y las necesidades que Cáritas está atendiendo, pero si hubiera que destacar algo por lo que trabajamos siempre es por que la persona recupere la dignidad que, por las circunstancias que sean, ha perdido y que todos como seres humanos y como hijos de Dios tenemos.

-¿Se ha incrementado mucho durante la crisis el número de personas que reclaman ayuda de Cáritas?

-Se ha notado mucho. Sobre todo, el perfil de las personas. Lo que ha pasado es que muchas personas hemos experimentado muy de cerca lo que significa la crisis. No es lo mismo hablar de los pobres o de los parados, en general, que decir "mi hermano, mi prima, mi marido o mi mujer están en paro". Cuando nos toca de cerca es cuando nos damos cuenta de esa realidad. Se ha notado que es gente que tenía una vida normalizada y que, de repente, por las circunstancias de la pérdida de empleo se ha visto abocada a una situación de dificultad y con la necesidad de acudir a Cáritas para que, en la medida de lo posible, se les eche una mano. La crisis nos ha tocado a todos y eso la está haciendo más dura.