Procesión del Santo Entierro en Zamora: terciopelo negro en la tarde del viernes

La Urna desfiló con la Virgen de los Clavos bajo un sol radiante que llenó las calles del centro y el casco antiguo de público para contemplar la procesión del Santo Entierro

El conjunto escultórico de la Piedad llega a la Plaza Mayor camino de la Catedral.

El conjunto escultórico de la Piedad llega a la Plaza Mayor camino de la Catedral. / Ana Burrieza

El terciopelo de riguroso luto que guarda el anonimato de las hermanas y hermanos de la Real Cofradía del Santo Entierro brilló la tarde del Viernes Santo bajo un sol de estío. Un cielo azul despidió al Cristo Yacente en su Urna, paso titular de esta Hermandad, el mismo que presidió a las cuatro de la tarde en punto el Sermón del Descendimiento, junto a la Virgen de los Clavos en la plaza de Viriato.

De frente al nuevo edificio de la Diputación, en la plaza de Santa María La Nueva y en la calle del Hospital se fueron colocando los nueve pasos restantes que relatan a través de sus conjuntos escultóricos el martirio de Jesús, alzado en hombros de los 400 cargadores que levantan en andas la riqueza imaginera de una de las cofradías más antiguas de Zamora, fundada en 1593 para procesionar al año siguiente. El Cristo de las Injurias se suma a este desfile penitencial.

La Conversión del Centurión en la calle del Riego. | Jose Luis Fernández

La Conversión del Centurión en la calle del Riego. / Ana Burrieza

Los tambores entraron por la calle de Barandales y comenzó el cortejo fúnebre que los zamoranos y zamoranas esperaban ya desde las 15.30 horas en los alrededores de la Plaza Mayor, a donde comenzó a entrar a la hora estipulada.

Once bandas de música para el cortejo

La Magdalena abría el desfile acompañada por la música de la Banda Unión Musical Pessegueirense, seguida del paso de La Conversión del Centurión, La Lanzada, El Cristo de las Injurias (acompañado solo por la banda de tambores de niños), el Descendimiento, La piedad, el Descendido, La Conducción al Sepulcro, San Juan y Nuestra Señora, el conjunto del Retorno del Sepulcro y la Urna, que procesionó al son de la Banda de Zamora.

La Virgen de los Clavos cerró procesion, acompañada con los acordes de la Unión Musical Pozuelo de Alarcón. En total once organizaciones musicales que se sumaron al sentimiento de pesar que impregnó las principales arterias del casto antiguo de Zamora: la Banda del Regimiento de Ingenieros de Salamanca, la Banda Maestro Nacor Blanco o la Banda Musical Filarmónica Vaguense, entre ellas.

El Cristo de las Injurias la calle de Santa Clara. | Jose Luis Fernández

El Cristo de las Injurias la calle de Santa Clara. / Ana Burrieza

El intenso calor no amilanó a los cofrades de aceras, que pasó factura a los de fila, provocó "algún desvanecimiento" a pesar de los 2.000 botellines de agua que la organización repartió entre los más de 3.000 participantes, explicaba el presidente del Santo Entierro, Ricardo Alonso, satisfecho por "la fantástica tarde" que permitió disfrutar no solo de la procesión penitencial, sino del descanso en los aledaños de la Catedral, a la espera de la llegada de todos los pasos. La organización "estuvo muy pendiente de los hermanos de paso y de fila, hay que cuidarles", añadía Ricardo Alonso.

El presidente quiso felicitar a los ochenta encargados de esa organización que permitió que todo saliera a la perfección, a pesar de la obligada adaptación del recorrido, que fue rápido: a las 18.00 horas entraba desde Renova La Magdalena de nuevo a la Plaza Mayor camino de la seo.

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No hubo espacio para bailar los pasos a la entrada de la carpa, por sus dimensiones, pero los 400 cargadores pudieron desquitarse en la esquina del palacio de La Encarnación, al lado izquierdo de la Diputación, "decidimos que tuvieran su momento, ahí cada grupo de cargadores ha bailado su paso". Un acto improvisado que también disfrutó el público.

Ricardo Alonso ha querido hacer un agradecimiento especial a la Policía Municipal que llegó a realizar un pasillo para que el público permitiera salir a los hermanos y hermanas, después de que hubiera taponado las salidas valladas. La Cofradía quiso darle a las personas que contemplaban la procesión la oportunidad de asistir a este acto y de contemplar la entrada de los grupos escultóricos y tallas a la carpa, a las diez de la noche.

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