Barandales de papel y algoritmo

LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA es referencia histórica, del presente y del futuro de la Semana Santa como guardián de la memoria de lo que acontece alrededor de la celebración

Barandales de papel y algoritmo

Barandales de papel y algoritmo / Foto Navarro

Marisol López del Estal - Directora de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA

La historia de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA va unida a la de la Semana Santa de Zamora. No se trata de hipérbole gratuita alguna. El fundador del antiguo Correo de Zamora, Ursicino Álvarez, fue también, además de alcalde e intelectual del siglo XIX, el primer presidente de la Junta de Fomento de Semana Santa. Periódico e institución cofradiera comparten aniversario. Ambos vieron la luz en 1897. Y desde entonces han pasado 126 Domingos de Ramos en los que el diario de los zamoranos ha ejercido de "Barandales de Papel".

Lo hizo ya el año de su salida con un suplemento especial que, en la época, suponía un esfuerzo extraordinario para la corta plantilla que, habitualmente, se encargaban de escribir y componer un periódico de cuatro páginas. Aquel especial, que LA OPINIÓN-EL CORREO reeditó en forma de facsímil años atrás, reunía firmas del propio Ursicino, del historiador Cesáreo Fernández Duro o de Miguel Ramos Carrión, entre otros. Fueron rúbricas habituales en los años siguientes, al igual que se dio voz a los protagonistas de la transformación y consolidación del anhelo expresado por Ursicino Álvarez en aquellas páginas, en las que dejaba claro el objetivo de dar a conocer la tradición zamorana más allá de las fronteras provinciales.

LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA ha ejercido como divulgador de los valores de la Semana Santa zamorana y de su provincia en todas sus vertientes. De una forma comprometida y dando voz ahora, como hace más de un siglo, a las reivindicaciones para que la celebración alcance su máxima brillantez. Contribuimos a la difusión y repercusión de un hecho singular que trasciende la celebración religiosa para convertirse en toda una seña de identidad de un colectivo ante el que resulta casi imposible permanecer indiferente. Como los hermanos de paso, de fila, o los penitentes de acera, nos sentimos orgullosos de haber participado en el tejido de una urdimbre que nos hermana a todos los nacidos en esta tierra, construyendo, página a página, la historia de la Pasión, según Zamora.

Ese tesón profesional demostrado durante más de un siglo, el apego, que no acomodo, a todo lo que acontece y significa en la celebración semanasantera, ha sido compensado con creces por la fidelidad de los lectores. Una confianza que se ha mantenido a través de varias generaciones, adaptándose a todos los cambios sociales y tecnológicos que han acontecido en tan largo periodo de tiempo. No hay mayor premio ni honor más distinguido que el reconocimiento de quienes son el mayor aval semanasantero: aquellos que desfilan bajo caperuz o cargan bajo un banzo, pero también los que vibran desde las aceras o desde cualquier otro lugar, conectados a nuestra web.

Y como correspondencia a esa fidelidad por parte de tantos miles de zamoranos, desde el equipo de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA perseveramos y mejoramos todos los contenidos que venimos ofreciendo y que cristalizan en especiales como el que tiene ahora en sus manos, lector. Durante todos estos días publicaremos los habituales números especiales con todos los detalles de las procesiones, actividades y noticias relacionadas con la Pasión. En nuestra plataforma digital podrán seguir en directo y visualizar, en cualquier momento, los vídeos de procesiones de la capital y de distintas localidades de la provincia. Hemos sido y seguiremos siendo, el referente informativo de la Pasión zamorana.

Estudiar o analizar la Semana Santa de Zamora desde cualquiera de sus perspectivas tiene como referencia obligada las páginas de esta cabecera centenaria. Nos sentimos, por tanto, también en la celebración por antonomasia de Zamora, guardianes de esa memoria de siglos que arranca el mismo año en el que llega el alumbrado eléctrico a la capital. Páginas que han sido testigo de que la tradición nace, pero también se hace.

Quienes se acerquen a tan vasta hemeroteca hallarán la huella de la propia evolución histórica trasladada a la celebración. Bucear en las páginas del periódico equivale a un paseo por la historia en la que, lirismos de la época, a margen, existen inquietantes similitudes con el presente. Una de ellas, la nostalgia que siempre impregna la Semana Santa como referente de infancia o de juventud, pero también de tiempo de retorno en una tierra tan duramente castigada por la emigración. "¡Señor, y qué malos momentos me habéis hecho pasar! No solo los abrazos de todos, las palabras amables, el sano gozo que mostraban las gentes al verme, llenaban toda mi alma de agradecimiento hacia los que llamo míos, sino que vosotros, conocedores de mi sensibilidad semanasantera, valorando mi amor por estas cosas, me sometéis a pruebas terribles". Eso escribía Anselmo Allué, uno de los artífices de la Semana Santa tal y como la conocemos hoy en día, en el año 62. Allué, médico de reputado prestigio había vuelto, como tantos otros, después de varios años a su ciudad de origen. El fundador del Yacente describía lo vivido al paso de la procesión de La Mañana. Y resume perfectamente el sentimiento que embarga a todos los que acuden a la Semana Santa zamorana, sintiéndose "abrazado por la ciudad".

Ese abrazo que ilustra este artículo, también entre dos nazarenos de la Congregación en una fotografía del fallecido Félix Navarro, perteneciente al archivo del periódico en los años 90. Abrazos que celebran el reencuentro, o la culminación de un año de preparativos, de los que se reúnen en torno a las sopas de ajo en las Tres Cruces o en las meriendas de las tardes del Jueves y Viernes Santos. Ese abrazo de una ciudad, de una provincia, que quisiera retener el espejismo de las calles palpitantes de gente, de vida. Un abrazo que será, para muchos, de despedida, dentro de una semana. Pero, como corresponde a un Domingo de Resurrección, será también un abrazo de esperanza. De anhelo por la bonanza de una Pascua florida.

Feliz Semana Santa