Opinión

Ruptura de pareja

Los primeros cuatro años son los que con más intensidad se vive el amor

Boda colectiva en Caracas por San Valentín

Boda colectiva en Caracas por San Valentín

Los instintos de supervivencia y de conservación de la especie, son quizás los más enraizados en nuestro ser. "Nos agarramos a un clavo ardiendo", decimos en ocasiones, y es que estamos preparados para poder enfrentarnos a cualquier circunstancia, por lo que nuestros sentidos, vista, oído, olfato, tacto… siempre están alerta. De igual forma, instintivamente, nos acercamos al otro sexo, además de por la grandeza de su compañía, por el deseo consciente o no, de procrear, el asegurar la raza, como ocurre en el resto de mamíferos, es una cuestión vital, incluso en algunos de estos animales se llega a la muerte, por conseguir la mejor compañía, con el objeto de la culminación de este hecho.

En la raza humana, la inteligencia dio armonía a este instinto, y el resto de funciones cognitivas; reflexionar, proyectar, escrutar,… junto a las diferentes emociones; amar, empatizar, simpatizar, querer, desear… consiguieron cierta armonización, para que la relación de pareja pueda fructificar. Nos atrae por las cualidades reales o figuradas, que observamos en ella, nos acercamos, conectamos, compartimos, nos conocemos un poco, hemos quedado satisfechos, incluso en ocasiones emocionados; persistimos en el encuentro, este produce mejores frutos, más atención, más satisfacción, más imaginación, más alegría, incluso se suscitan proyectos de vida en común, que lentamente van adquiriendo cuerpo, por lo que llega un momento que la meta final es la convivencia, que es compartir; además de ternura, cariño, simpatía y amor, coincidamos en el camino a recorrer a lo largo de nuestra vida, para lo que nos damos; apoyo, fortaleza, ánimo, que incrementen la seguridad, y el bienestar. Parece que en el deseo de la vida en pareja, tiene especial importancia la necesidad de seguridad, así como las de unas relaciones más intensas.

Realmente, cuanto más idénticos sean los miembros de la pareja, más afines sus creencias, motivaciones, deseos y esperanzas, más fortaleza y seguridad, disfrutará más la pareja, al presionarse menos por un hipotético cambio, de alguno de sus miembros, hecho muy común, y que puede plantear graves problemas, al pretender cambiar la personalidad del otro, perdiéndole el respeto

Siempre, para el buen funcionamiento de la pareja, ha de responder a la aceptación recíprocamente de sus miembros, tal cual son, física y emocionalmente; al respeto, donde no se pueden dar imposiciones, desprecios, frialdad, lejanías, falta de interlocución o comunicación, y al afecto; o entrega, servicio, contacto físico y emocional, ternura, consideración, expresiones de amor y de regalo… Según diferentes estadísticas, las parejas más cercanas, y más comprometidas en la relación, aquellas que la han cuidado y alimentado de forma permanente, incluso que han sentido la felicidad dentro de ella, que su prioridad ha sido el amor, y conseguir una relación estable, solamente se separan al final el 4%. En aquellas ocasiones, donde los inicios han sido menos intensos o deseados, donde han surgido momentos de duda o pereza, donde no ha sido tanta la cercanía ni las complicidades, las separaciones pueden llegar al 54%.

De todas formas, en condiciones de normalidad, tanto de entrega y cariño, como en medios de vida y normalidad familiar, parece, que los primeros cuatro años son los que con más intensidad se vive el amor, pudiéndose observar en ocasiones, explosivas la manifestaciones de amor y entrega; pasado este tiempo, surge cierto desencanto, con la aparición de apatía y fatiga, además de cansancio, objeciones hacia los proyectos, algunos desacuerdos, sin que por ello surjan conflictos. Superado este tiempo sin determinar, aparece una relación madura, en la que se acomodan los miembros, dando y recibiendo lo que desean, aunque falte el calor, la intensidad, y el fuego de la primera temporada, y aquí es donde hay que vigilar de forma especial la comunicación entre ambos, porque ocurre, que la comodidad en ocasiones nos facilita el olvido, o la apatía, frente algunos hechos, que son vitales para el otro miembro, pudiendo dar paso a la quiebra final.

Es importante en la consolidación del amor de pareja, el apego, que surge del disfrute de un vínculo sano y seguro con los padres, vivimos en familia, participamos, y en ella aprendemos, de tal forma que los sentimientos de paz y disfrute, observados y vividos, los repetiremos, algo que los padres han de tener en cuenta, y que además se los pueden trasmitir, separados o en pareja, estas personas que han contado con un apego seguro, son más serenas, comunicativas y seguras. Se discutió la importancia de los rasgos de personalidad y las formas de ser, si eran mejor, parecidas u opuestas en los miembros, "por eso de que polos opuestos se atraen". Realmente, cuanto más idénticos sean los miembros de la pareja, más afines sus creencias, motivaciones, deseos y esperanzas, más fortaleza y seguridad, disfrutará más la pareja, al presionarse menos por un hipotético cambio, de alguno de sus miembros, hecho muy común, y que puede plantear graves problemas, al pretender cambiar la personalidad del otro, perdiéndole el respeto.

(*) Médico psiquiatra

Suscríbete para seguir leyendo