Opinión

Tiranía del antojo y peligros del buenismo

CARTAS

CARTAS

Vivimos en la era del buenismo, donde todo parece ser válido; donde la empatía nos obliga a aceptar todo tipo de conductas, aunque resulten contra natura. El engaño, la mentira, la impunidad, los aforamientos, la laxitud de normas y leyes, parecen permitirlo todo, con la excusa de no mancillar la disciplina y evitar traumas futuros. Lo que hace que normas, disciplina y leyes, acaben por no tener apenas sentido, diluidas en situaciones perversas y que nos conduce a una sociedad vacía de valores, y condenando al ostracismo a la empatía hasta acabar empoderando a quien no se lo merece, y que no ha de dudar de vengarse de manera cruel y desagradecida de tal buenismo.

Con frecuencia, por falta de estabilidad en leyes educativas que comprometan a todos, se acaban por imponer corrientes noveles cargadas de ignorancia que llevan a constantes fracasos sentenciando la labor tanto de padres como de profesores en el proceso educativo de nuestros hijos y alumnos; y es que la educación ha de ser una tarea escrupulosamente responsable asumida por todos. Porque si la familia ya no es la familia, ni la escuela es la escuela, ¿Qué futuro nos espera en el horizonte? Si nuestros hijos y alumnos son intocables, tampoco pueden ser moldeables en su educación, porque los futuros traumas se evitan hoy. No es posible consentir todo en favor de la educación. Todo no cabe en ella sin acabar en la tiranía de los antojos, donde los principios más básicos acaban acorralados.

La degradación de la escuela; de la educación de nuestros hijos hoy, es más que evidente. Basta con asomarse a la ventana de la vida y mirar sin prejuicios. No puede ser que por encima de la verdad triunfe la mentira, la mediocridad, la ignorancia por encima del esfuerzo; el frentismo, la injusticia y hasta la falta de principios que va tejiendo una telaraña de violencia consentida, que tarde o temprano acabará tensionando las calles.

¿Cómo es posible tanta agresión consentida a profesiones como ocurre hoy en día con profesores, médicos, enfermeros, funcionarios...? Algo está pasando y no queremos ser conscientes. Tal vez tanto buenismo, empatía, hayan acabado con la disciplina, el esfuerzo, la exigencia, y hasta con las leyes mas elementales. Sin principios, la senda, irremediablemente acaba en violencia y tensión, llena de abrojos, cardos y tobas.

No olvidemos que tanto la familia, los amigos y la escuela, son modelos sociales, donde se ensayan y forjan los futuros. Así me ha parecido verlo reflejado en una reciente película de la cartelera actual como "Sala de profesores", que invita a una profunda reflexión por parte de todos.

Benjamín Charro

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