Corrupción del Caso Zamora al Ruta Consulado de Georgia

Muchos pasos hay que cargar para expiar los casos de corrupción que han afectado a la provincia

Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF. | J. L. F.

Víctor de Aldama, presidente del Zamora CF. | J. L. F.

Laura Rivera

Laura Rivera

Andan los zamoranos invocando a los hijos de Arias Gonzalo para lavar el honor de la ciudad porque de nuevo -como hizo Diego Ordoñez en la Edad Media- se nos acusa de "traidores fementidos": el nombre de Zamora vuelve a sonar en la prensa nacional ligado a un caso de corrupción nada menos que del presidente del equipo de fútbol Zamora CF.

¡Pero si no es de Zamora! –replican los Pedros Arias.

Los Diegos Arias confirman: ¡Si en Zamora no es nacido!

Del equipo es presidente- Rodrigos Arias informan.

Gonzalos Arias proponen: Hay que encontrar un Bellido.

En el real voces suenan: ¡Creo que es cónsul de Georgia!

Arias sentencia aliviado: ¡Será culpa de Guarido!

Precisamente, hace unos días que el alcalde de Zamora decía que en el ayuntamiento se había conseguido erradicar la corrupción en servicios que estaban siendo investigados judicialmente por la utilización que algunos funcionarios podrían haber hecho de su puesto para enriquecerse.

Pero pese a lo dicho por el alcalde, lo cierto es que a las gentes de izquierdas del gobierno municipal nos cuesta mucho detectar la corrupción, bien por exceso de inocencia política o por la gran imaginación que le echan los presuntos a sus delitos.

Por eso, cuando descubrimos por casualidad que el estadio Ruta de la Plata, cedido gratis al Zamora CF, era la sede del Consulado Honorario de Georgia que ostentaba el presidente del club, lo primero que hicimos fue pensar que era un error sin importancia, como dijo Guarido públicamente. Y a continuación, nos partimos de risa porque se tratara del consulado de un país de la ex Unión Soviética, donde nació Stalin, y probablemente se diría en los mentideros de la villa que eso era cosa del nuevo gobierno comunista del ayuntamiento.

Pues ni una cosa ni la otra: el consulado honorífico de Georgia no tenía autorización para inscribirse en el Ruta porque ya no es un país comunista –dicho sea con ironía– como le pasa a la Rusia de Putin; y el presidente del Zamora CF y cónsul fue obligado a llevarse la sede a un lugar de su propiedad. Pero al cabo de tres años se puede pensar que quizá no fuera una operación tan inocente o casual como pensábamos, sino parte una red que ahora investiga la justicia, relacionada con las mascarillas que nos salvaron la vida cuando la pandemia.

Por cierto, nosotros en el ayuntamiento también compramos a precios elevados las mascarillas porque no había y las necesitábamos para los policías, bomberos, servicios sociales, de salud, y servicios básicos de administración, limpieza y mantenimiento, que seguían trabajando presencialmente con riesgo para sus vidas y las de sus familias. Pero ese margen para buscar y pagar mascarillas con urgencia y sin procedimientos habituales no nos llevó a cobrar ni un céntimo a costa de la salud.

Esta es la corrupción zamorana de actualidad en un momento en que la ciudad está volcada en dar la mejor imagen en el exterior de cara a la celebración de la Semana Santa. Pero muchos pasos hay que cargar para expiar los casos de corrupción que han afectado a Zamora y que han erradicado la opinión de que Zamora es provincia tranquila donde nunca pasa nada y olvidada de todos…menos de la corrupción.

El consulado honorífico de Georgia no tenía autorización para inscribirse en el Ruta porque ya no es un país comunista –dicho sea con ironía– como le pasa a la Rusia de Putin; y el presidente del Zamora CF y cónsul fue obligado a llevarse la sede a un lugar de su propiedad. Pero al cabo de tres años se puede pensar que quizá no fuera una operación tan inocente o casual como pensábamos, sino parte una red que ahora investiga la justicia, relacionada con las mascarillas que nos salvaron la vida cuando la pandemia

Porque en la institución que representa a toda Zamora, la Diputación, no hace tantos años se ventilaba otro caso de corrupción que llevó el nombre de esta provincia por todos los confines de España. Fue un honrado expresidente de la propia institución, Antolín Martín, quien denunció una trama entre empresas, funcionarios y políticos para adjudicar las obras y llevarse comisiones. El Caso Zamora rompió las barreras provinciales para llegar hasta el Tribunal Supremo, porque había senadores y diputados aforados, que fueron obligados a dimitir para devolverlo al interior de nuestras murallas. Los muros de la patria mía resistieron con acusaciones de irregularidades administrativas y no de delitos penales. Pero el mal estaba hecho para la imagen de esta provincia. Ha sido la Diputación gobernada por el PP la institución que ha dado peor imagen a Zamora desde la compra del voto del diputado del PSOE Antorrena, para seguir mandando unos años antes del Caso Zamora, que fue posible por ello.

Por eso no se entiende la indignación del actual presidente de la diputación cuando, como metáfora bien fundada, decimos que Zamora parece "la ciudad sin ley" refiriéndonos a que la mayoría de las inversiones y subvenciones que maneja tienen reparos de la intervención municipal porque se adjudican a dedo, sin el procedimiento habitual que determina la ley y sin justificación suficiente. Y eso que ahora se ha convertido en justiciero que pretende acabar con injusticias cometidas por él y su partido como las de no pasar las tasas de los bomberos a los ayuntamientos que no pagan el Consorcio desde siempre. Como si su partido no gobernara desde antes de comprar a Antorrena.

Pero estos hechos, de momento, no son casos Zamora sino más bien situaciones de "Zamora y Gomorra" del escritor Ángel Palomino, que algo contribuyó con su humor a retratar la Zamora de chismorreos y críticas infundadas en la patria chica, que también existen aunque no más que en otros lugares de la patria grande.

Es cierto que el "Caso mascarillas" zamorano, está siendo protagonizado por el PSOE a nivel nacional y parece que a Aldama y a un concejal de ese partido a nivel provincial. Lo cual también da mala imagen a Zamora, como sucedió cuando Luis Roldán, el de la Guardia Civil, se refugió en un pueblo de esta provincia antes de pasar a Portugal.

Pero ello no llega ni a la corrupción del Caso Zamora, ni de otros casos como la trama fotovoltaica en la que los protagonistas eran cargos del PP. Esperamos que no exista trama ni caso en las facilidades dadas para la instalación de energías renovables de todo tipo a las grandes empresas del sector, mientras empresarios zamoranos se ven obligados a defender sus derechos en los tribunales, acusando a la Junta del PP de la obstrucción a su proyecto en Barcial del Barco: una biorrefinería antes apoyada por la Diputación, que ahora se lava las manos y no sabe qué hacer con los terrenos que adquirió para la fábrica de bioetanol.

Tampoco contribuye a la buena imagen de Zamora que el partido que sostiene al PP en el gobierno de la Junta, el de Abascal, diga en Estados Unidos que la Universidad de Salamanca, con Campus en Zamora, es una máquina de censura, adoctrinamiento y antisemitismo. Es decir: "Muera la inteligencia", del fascismo. Y sin el humor, la ironía y la gracia del Zamora y Gomorra del escritor.

Pero hay alguna diferencia: ante la corrupción del caso mascarillas en Zamora, el PSOE responde que dimita el responsable político; ante la corrupción moral del discurso de Abascal, el PP mantiene el socio de Vox en su gobierno regional.

Y mientras, la imagen de Zamora que Aldama ha dejado, se resuelve con el ímpetu de los jugadores y aficionados al fútbol del equipo: ¡Aúpa Zamora CF!

La imagen de la Universidad de Salamanca se mantiene con el prestigio de siempre en el continente americano y recibe el apoyo de nuestra gente: Lo que natura non da, Salamanca non presta. Ni Zamora.

La imagen de la Zamora desolada por los incendios de la Culebra se recupera con las manos de niños, mujeres y hombres que cada día siembran la sierra de árboles con su esfuerzo. Sin que desde la diputación cercana del Caso Zamora se les ayude con subvenciones, y a los de Vox sólo se les ocurra celebrar un concierto rechazado: La Culebra no se calla.

Y la imagen de una provincia que estos días ensaya la carga con los pasos de la injusticia histórica de Roma contra Cristo, se mantiene por el trabajo de los zamoranos que cargan con la cruz diaria de los casos de corrupción: ¡Inocentes que somos!

(*) Portavoz de IU en el Ayuntamiento

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