El espejo de tinta

Cuando no hay política queda la propaganda

Nunca más se volvió a hablar de pellets, de playas ni de atentado ecológico

Varias personas recogen pellets llegados a las playas.

Varias personas recogen pellets llegados a las playas. / EFE

Ángel Macías

Ángel Macías

Podríamos acudir a cualquier otra cita electoral o fijarnos en el devenir diario de esa actividad política que todo lo copa, como cada semana hubiera elecciones o como si los partidos nos dejaran decidir sobre algo, o mejor dicho, como si nos dejaran influir en sus decisiones los grupitos que en cada momento dominan esos partidos, monolíticos, cerrados y que con frecuencia destacan por una homogeneidad que de no ser en la mediocridad sería digna de halago.

Como lo tenemos a vista reciente, podemos centrarnos en la campaña electoral que nos ha traído hasta las elecciones gallegas que hoy se celebran. En un par de momentos, lamentablemente estelares, que definen cómo van quedando menos política y políticos y extiende más su dominio la mancha de la propaganda mala y barata, de las estrategias de laboratorio, cada vez más tácticas y menos estratégicas y el millón de políticos y periodistas repitiendo los mismos mantras con las mismas ideas, palabras clonadas y asuntos que pasan de estar de actualidad absoluta a no volverse a hablar de ellos de un día para otro. Con ello nos manipulan, nos dirigen, nos mantienen entretenidos y a continuación a otra cosa, mariposa.

¿Alguien se acuerda de la crisis ecológica que arrasaba las playas y los caladeros gallegos que pensábamos que eran de pescado y marisco y resulta que solo eran de votos? ¿Alguien recuerda el rostro compungido de políticos y corresponsales televisivos cogiendo en sus finas manos las bolitas de plástico que un contenedor caído al mar había dejado escapar? ¿Recuerdan a Yolanda Díaz en cuclillas sobre la arena de la playa pero vestida de domingo y tratando de recoger tres o cuatro de esos "pellets"? ¿Cómo no conmocionarnos ante tanto dolor y drama si no había programa de televisión o informativo que no le dedicara el protagonismo principal a este nuevo Prestige? Y de repente alguien debió acordarse de que a diferencia de lo que ocurrió con aquel vertido de petróleo ahora solo votaban los que podían ver con sus propios ojos lo que ocurría y lo que no. Nunca más se volvió a hablar de pellets, de playas ni de atentado ecológico.

Feijóo y dirigentes populares comen un con un grupo de periodistas y entre comentarios más o menos informales, por torpeza, despiste, relajación o para minorar daños si otros dicen otras cosas, deja caer que la amnistía no cabe para los independentistas que cometieron delitos y que tampoco se dan ahora las condiciones para poder estudiar indultos pero eso podría darse una vez sean juzgados y condenados. Una extensa brigada mediática y todos los políticos del PSOE y allegados llenan ese fin de semana los titulares de prensa y las redes sociales con prácticamente las mismas exactas palabras, frases y aseveraciones, algunas de las cuales parece que nada tenían que ver con la realidad. El ruido estaba hecho.

Que en uno y otro caso luego todo quede en nada da igual a unos y otros. A una polémica la sucederá otra y a esa otra más. Casi nadie se sale de su carril en uno u otro lado y, si eso es así generalizadamente y la propaganda sustituye a la política, me pregunto para qué tenemos tantos políticos que no piensan ni hablan por sí mismos.

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