Zamoreando

Ya estamos en Carnaval

Zamora necesita sonreír, divertirse, salir a la calle y no en plan plañidera

VÍDEO | Concurso de murgas 2024: Candilejas

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Como el que no quiere la cosa, ya estamos en Carnaval, y eso que acabamos, como quien dice, de comernos el turrón hace de estos pocos días, ¿o no tan pocos? ¡Ay, ya no sé! El suceder de los días lleva una velocidad de vértigo. Ya verá como en cuantico que enterremos a la sardina, hay que preparar las túnicas y las vestimentas reglamentarias para, después de entregarse en cuerpo y alma a las veleidades de Don Carnal, ponerse de rodillas ante Doña Cuaresma que será la que mande de aquí a nada. Gracias a Luis Santamaría que me mantiene informada me voy enterando de cuándo comienza cada tiempo. Cuánto te lo agradezco, querido Luis.

He perdido un poco el hilo que conducía al ovillo del Carnaval zamorano. Me refiero a las murgas siempre enmarcadas en el Teatro Principal donde los zamoranos nos hemos reído hasta hartarnos con las ocurrencias de los autores de las letrillas desenfadas, irónicas, irreverentes, insolentes, mordaces, satíricas, punzantes y así podría seguir definiendo esas representaciones en las que los componentes de las murgas echan la imaginación a volar y son capaces de crear un espectáculo. Cuántos y cuan buenos recuerdos. Aquellas dulces, encantadoras y entrañables monjicas del Convento Fresco siempre honrando la reliquia de San Cipotín el chico. Los Lazarinos, La Bartola, Las Comadres y tantas murgas de feliz recuerdo que, en unos casos hacían lo que podían y en otros lo bordaban, con letrillas dignas del mejor carnaval de Cádiz.

No sé cómo sigue el asunto, si se ha perdido o se ha ganado con el paso del tiempo. No obstante, lo mejor, como siempre, el público que llena el Principal en las distintas sesiones y que con sus aplausos anima a los murgueros. Zamora necesita mucha alegría. Zamora necesita desinhibirse, sonreír más, divertirse, salir a la calle y no en plan plañidero, sino para todo lo contrario.

No a todo el mundo le gustará el Carnaval, pero es necesario ante lo que luego ha de venir y que nos obligará a ponernos serios, sobre todo ante ciertas cuestiones que, en algunos casos, escandalizan al más pintado. Eso será mañana. Hoy toca disfrutar de lo que nos ofrece la calle, bueno, y también el Ayuntamiento. No es que se estire mucho pero por lo menos no ha abolido la fiesta. Tengo para mí que a los ediles del equipo de Gobierno les va la marcha, aunque no son muy participativos, no se dejan ver mucho mezclados con el personal por las calles. Sabido es que a los zamoranos nos gustan los políticos cercanos. Seguro que la autoexclueynte clase política se lleva algún que otro pellizco de las murgas.

Con las tractoradas como punto principal en el orden del día, cabe esperar que se lleven alguna que otra coplica reivindicativa. Al campo hay que ayudarlo, no hay que criticarlo y mucho menos ningunearlo. Todo es susceptible de ser travestido durante estos días en los que reina a sus anchas don Carnal, cuyo poder será como siempre efímero, frente al de Doña Cuaresma que también tiene mucho que decir. Eso, ya digo, mañana, hoy, ¡viva el Carnaval!

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