Por un Monte la Reina atractivo para los militares de Zamora y también de fuera

Militares en el campamento de Monte la Reina.

Militares en el campamento de Monte la Reina. / Ana Burrieza

Editorial

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Cuando un objetivo irrenunciable se complica hay que echar toda la leña al fuego para encarrilar su consecución. El nuevo campamento militar de Monte la Reina, en Toro, se ha presentado a modo de panacea contra la despoblación, como si todos los profesionales del Ejército que en un futuro ocupen sus instalaciones se hubieran comprometido a formar familias, y a poder ser numerosas. Con un horizonte situado en el año 2027 para construir el acuartelamiento junto a las antiguas dependencias, como acaba de suscribir la ministra de Defensa, Margarita Robles, en su visita esta semana a la zona en la que se levantarán las instalaciones, hay tiempo aún para trazar un plan de recursos humanos. Los cientos de soldados zamoranos que trabajan en bases próximas, como Salamanca o Valladolid, pueden convertir a Monte la Reina en un punto para acercar a estos militares que cada día regresan a la provincia, algo sin duda positivo, pero que nada tiene que ver con la repoblación de una zona si no se complementa con la llegada de familias desde otros puntos del país.

Las compensaciones económicas, así como la vivienda y las condiciones laborales, son alicientes que pueden decantar la balanza cuando se trata de puestos o plazas de difícil cobertura. Nada nuevo para el Ejército y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que afrontan peligrosas misiones en conflictos extranjeros o en el propio país, como ocurriera durante la sangrienta etapa terrorista de ETA, cuando policías nacionales y guardias civiles se jugaban la vida literalmente cada día por un plus económico con el que sacar adelante sus hogares. Zamora, como zona cero de la España Vaciada, requiere de una especial sensibilidad que complemente los proyectos destinados a combatir la despoblación. El cuartel militar de Monte la Reina, en el que hicieron el servicio militar destacadas personalidades de la esfera política, como el primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez, el expresidente socialista Felipe González, el expresidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Puyol o el expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla, comenzó su andadura en 1944 como sede de las milicias universitarias durante la dictadura franquista. Cada temporada estival y hasta 1972 pasaron entre 1.000 y 4.000 alumnos. Casi tres décadas después de que el campamento perdiera su uso militar y de sucesivas subastas de los terrenos que han quedado desiertas, instituciones locales, provinciales, regionales y Administración central confían en el revulsivo que supondrá el asentamiento de dos batallones que integrarán una unidad con entre 1.300 y 1.500 militares.

El Gobierno tiene que ser receptivo y hacer todo lo que esté en su mano para que Monte la Reina sea destino de profesionales de distintos puntos del país dispuestos a asentarse en Zamora, si es necesario con mejores condiciones salariales o laborales

El jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, Amador Enseñat y Berea, ya ha confirmado que el plan de Monte la Reina está "arraigado" en Zamora y "contribuirá a la mejora de la situación socioeconómica de la zona y a revertir el envejecimiento”. La externalización de servicios de los acuartelamientos más modernos debería permitir que Toro y su alfoz se beneficien de nuevas sinergias económicas, pero sin perder de vista el objetivo que ha posibilitado que instituciones de distinto color políticos vean con buenos ojos el proyecto, y que no es otro que contribuir a frenar el descenso demográfico. Un millar de soldados con familias o proyección de asentarse en Zamora aporta una inyección económica igual o superior a la de una gran empresa que decida ubicar una de sus plantas en la provincia.

La reapertura de las instalaciones militares devuelve a Toro el prestigio del que gozó el pasado siglo y abre una senda de futuro perfectamente compatible con la creación de polígonos industriales que atraigan a importantes firmas con el reclamo de suelo barato y alicientes fiscales. Igual que una firma nacional o internacional busca condiciones ventajosas a la hora de extenderse, el Gobierno tiene que ser receptivo y hacer todo lo que esté en su mano para que Monte la Reina sea destino de profesionales de distintos puntos del país dispuestos a asentarse en Zamora, si es necesario con mejores condiciones salariales o laborales, lo mismo que reivindican los médicos que abandonan poco a poco los centros de salud en dirección a otras comunidades. Cuando existen dificultades para cubrir plazas de especial relevancia los representantes públicos están en la obligación de dotarlas de los atractivos necesarios. Todo lo que no suponga una inyección demográfica en Zamora con la llegada de nuevos pobladores será papel mojado.

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