La llegada de nuevos moradores requiere casas de alquiler en los pueblos

Casa en venta en un pueblo de la provincia.

Casa en venta en un pueblo de la provincia. / José Luis Fernández

Editorial

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Iniciar una aventura para cambiar las grandes ciudades por pueblos de ensueño rodeados de naturaleza ha dejado de ser una utopía o el argumento central de una evocadora película. Si la pandemia, y sobre todo el confinamiento, obligó a la sociedad a mirar con cierta envidia a la Zamora rural, ahora son actividades como el teletrabajo, el interés por lugares tranquilos para residir o las ganas de abrir un pequeño negocio los que empujan a decenas de personas a buscar una casa de alquiler en muchos de los 248 municipios de la provincia. El problema es que este tipo de oferta es prácticamente inexistente. La mayor parte de las viviendas que podrían tener este destino necesitarían una importante rehabilitación que sus propietarios quizá no se puedan permitir. Solo caminar por cualquiera de los núcleos de la Zamora Vaciada es suficiente para toparse con edificaciones ruinosas y abandonadas. Junto a las de los vecinos censados solo se salvan las de aquellos oriundos que se han podido permitir construir una casa en la que disfrutar los veranos.

Con opciones de trabajo, como las que invitan a reabrir bares por precios simbólicos o a realizar labores agrícolas y ganaderas afectadas por la falta de relevo generacional, uno de los grandes problemas para asentar población es la ausencia de viviendas en régimen de alquiler. Quien se anima a cambiar de vida y de lugar de residencia es lógico que primero quiera cerciorarse de que ha elegido correctamente y sopesar los pros y contras antes de jugarse la partida a la única carta de la compra de una propiedad.

Bancos de viviendas como el de Sayago, un proyecto pionero desde hace un lustro, son un excelente termómetro para calibrar la situación real, ya que recopilan ofertas de los portales inmobiliarios y de particulares para facilitar la compra o alquiler tanto de casas como de negocios. Dentro de Castilla y León Zamora está a la cola de las casas de alquiler con tan solo 3 por cada 10.000 habitantes, frente a las 7 de Soria y León o las 24 que se pueden encontrar en Segovia o Salamanca. En toda la comarca de Sayago el descenso se ha acentuado y tan solo existen en estos momentos seis inmuebles que se puedan alquilar a un precio medio de 290 euros al mes, una cantidad asumible para una familia que pretenda iniciar un proyecto en la Zamora rural. A través del banco de viviendas son muchos los residentes al otro lado de las fronteras de la provincia que contactan para explorar las posibilidades del territorio transfronterizo con proyectos de emprendimiento o para ponerse al frente de negocios abocados al cierre. Pero se encuentran con el muro de la ausencia de viviendas, el gran lastre para la repoblación.

Para muchos de los propietarios de viviendas, casi siempre heredadas, es inviable la reforma y ven caer poco a poco las paredes y techumbres. Habilitar subvenciones similares a la que en su día se establecieron para las casas rurales con el objetivo de relanzar el turismo interior sería un aliciente en absoluto descabellado para que en cualquier pueblo existan alquileres que contribuyan a dinamizar la economía local. Es necesario encontrar planes de rehabilitación a través de fórmulas públicas, privadas o mixtas, y exprimir los fondos europeos que se adapten a esta materia.

Con el banco de viviendas contactan generalmente personas de fuera de la provincia, atraídas por este territorio transfronterizo, con proyectos de emprendimiento o llamados por ofertas de reapertura de bares o establecimientos comerciales. El Ayuntamiento de Fermoselle es uno de los pueblos con más censos de casas vacías o en estado ruinoso. Su alcalde ha sido el primero en poner sobre la mesa la posibilidad de crear un parque público de viviendas que, desde un planteamiento legal, permita a los ayuntamientos hacer uso de casas desocupadas o abandonadas para ponerlas a disposición de posibles inquilinos. En otras localidades, como Bermillo de Sayago, Pereruela o Roelos, se han frustrado ofertas de trabajo y negocios al carecer de algo tan básico como un lugar en el que vivir.

Si todos los actores sociales y políticos de la provincia coinciden en lo acuciante que es en estos momentos llenar de vida los pueblos no debería resultar complicado impulsar de forma conjunta ayudas a la rehabilitación de casas destinadas al alquiler. Una forma de empezar a construir futuro por los cimientos.

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