Día mundial de la filosofía

"Gobierna tu mente o ella te gobernará a ti". Horacio

Imagen pensamiento

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Una vez más me uno a quienes preocupados y preocupadas por el devenir de ellos mismos y del mundo en el que viven hacen un alto en su caminar para realizar un ejercicio colectivo de reflexión libre, razonada e informada sobre los desafíos de nuestro tiempo.

Filósofos, científicos, educadores, estudiantes, periodistas, medios de información y público en general celebran una gran variedad de actividades: diálogos filosóficos, discusiones, conferencias, talleres y demás eventos culturales que nos recuerdan el valor perenne de la filosofía para el desarrollo de nuestro pensamiento, nos recuerda la Unesco. Yo añadiría para la construcción de nuestras vidas. No en vano la filosofía es la raíz y el fundamento sobre el que se han construido el resto de las ciencias.

Todos somos filósofos lo queramos o no, seres pensantes, sentientes. Necesitamos entender y entendernos, comprender quiénes somos, qué hacemos aquí, cómo queremos vivir. Buscamos y damos sentido a nuestra vida, interpretamos la realidad y labramos nuestro mundo. Parece aberrante que destrezas tan vitales y fundamentales como el pensamiento, la reflexión y el diálogo se pretendan reservar para una élite erudita y académica. Sócrates, el padre de la filosofía occidental, llevaba la filosofía a la gentes, a las plazas, al aire libre.

Todo el mundo tiene derecho a pensar, a vivir filosóficamente. Os invito a llevar una vida filosófica. "Una vida sin reflexión no merece la pena vivirla".

Resucito una filosofía joven, abierta y comprometida con las múltiples perspectivas de su tiempo, lejos de la imagen que nos ofrecen a menudo de señora entrada en años que contempla con nostalgia el pasado. Una filosofía auténtica, capaz de mirar de frente a cada persona, de afrontar los desafíos del mundo en un ejercicio de pensamiento y acción que nos ayude a ser más libres, más abiertos, más sensibles con el mundo que nos rodea y nos estimule a crear una actitud de flexibilidad ante la vida en aras a la construcción de un mundo mejor.

Filosofemos para transformar la sociedad y estimular el diálogo entre los diferentes pueblos y culturas. Creemos en la realización de un mundo solidario y empático enriquecido con los diferentes puntos de vista con los que convive. Esta pluralidad de visiones juntas ayudan a dar una imagen más completa de las diferentes dimensiones de la realidad. Nadie es dueño de una verdad definitiva, dada, que no existe, sino que vamos desvelándola entre todos por medio de interpretaciones temporales y fragmentarias.

El siglo XVIII ha sido proclamado el siglo de las luces, el siglo de la razón. Si fue así ¿Cuándo perdió la sociedad, cuando perdimos todos nosotros, esa razón? Filosofemos para que surja de dentro de cada persona la urgente necesidad de un no a la violencia, no a las guerras, no a los egoísmos voraces. Dialoguemos, debatamos sin imponer ningún tipo de dogma. El diálogo es necesario para descubrir puntos de encuentro en la diversidad.

Todos somos filósofos lo queramos o no, seres pensantes, sentientes. Necesitamos entender y entendernos, comprender quiénes somos, qué hacemos aquí, cómo queremos vivir. Buscamos y damos sentido a nuestra vida, interpretamos la realidad y labramos nuestro mundo

Os invito a estar siempre despiertos al ejercicio del pensamiento crítico, creativo y cuidadoso (Lipman), a la confrontación razonada de opiniones; un pensamiento crítico capaz de cuestionar los defectos de nuestro mundo. La filosofía es esencial a la hora de definir los principios éticos que deben guiar a la humanidad. Nos enseña a superar el instinto de pertenencia a la tribu y a respetar la inteligencia del otro para construir más inteligencia, disfrutar, amar aunque no entienda, ir a la raíz de las cosas, a esa raíz que te agarra y no te deja ir.

"Siempre tenemos que devenir humanos", enseña el filósofo Bergson. La razón comunicativa nos hace ver la dignidad de la persona humana y el derecho de todos al respeto. Nos permite ser el prójimo de alguien que no es cercano.

Existir es existir-con. Habitamos un mundo que es construido en-común, como señaló el filósofo alemán Martin Heidegger. Y con esos otros formamos nuestra identidad. Al pensar, vivir y actuar con los demás dialogamos con ellos y nos construimos como personas. No somos individuos aislados, somos comunidad. Y somos comunidad no solo con nuestros semejantes, sino con los animales y la propia naturaleza.

La libertad, capacidad humana para actuar por voluntad propia, es inherente y nos constituye como seres humanos. Nuestra sociedad y nuestra educación son esclavistas, pero no somos esclavos, no estamos sujetos al deseo de otros de forma coercitiva. No subyugamos ni queremos vivir subyugados.

Nos educan para aprender a no pensar, nos inducen a corear una y otra vez determinados patrones y a repetir información. Vivimos alejados de nuestro propio pensamiento, creemos que vamos eligiendo lo que seremos, pero crecemos repitiendo la información que nos dan los medios, los políticos, internet, etc.

Una vida en democracia exige libertad de pensamiento, personas libres de ataduras y obediencia a la figura paterna, capaces de pensar por sí mismas y decididas a expresar sus opiniones e ideas sin temor a ningún tipo de represalia, censura o sanción; y nos apremia a tratar al otro como persona inteligente y capacitada.

Ser libre quiere decir ser responsable de nuestros actos. No se concibe que se pueda ser verdaderamente humano sin ser libre. No podemos renunciar a nuestra propia libertad/responsabilidad de realizarnos como personas. Es un derecho y un ideal al que no podemos ni queremos renunciar. Ser libres es una llamada a ser valientes para ser y expresar lo que somos, para percatarnos de nuestras limitaciones y de nuestros errores, para darnos cuenta de que solo sabemos que no sabemos nada.

La libertad no se nos da de una vez para siempre. Tenemos que estar preparados para conquistarla en nuestro quehacer diario.

La libertad y la democracia conllevan el poder estar informado adecuadamente sin que los medios de información restrinjan o manipulen los mensajes e incluso las críticas, aunque pretendan hacerlo por nuestro bien o en beneficio de la sociedad.

Un filósofo busca debajo de lo obvio para descubrir y crear realidades nuevas. No es un repetidor de fórmulas ni un expositor de doctrinas y pensamientos ajenos de filósofos del pasado. No viven en nuestra sociedad y no pueden resolver nuestros problemas, pero no solo no nos eximen de nuestro compromiso para asumirlos, sino que nos apremian a hacernos cargo de ellos. ¿Por qué, en lugar de repetir, no pensamos este tiempo que nos ha tocado vivir, nos contagiamos de su coraje y asumimos los medios que aplicaron para resolver los asuntos de su sociedad? No lo tuvieron fácil ni lo hicieron siempre con claridad y acierto; tuvieron errores, construcciones y revisiones, avances y rectificaciones.

Filosofar, amigos, es aceptar la invitación para adquirir un pensamiento autónomo, capaz de una mayor comprensión del pasado y de generar un diálogo fecundo entre la historia y los hechos que vivimos hoy. Nos da la capacidad para enfrentar inteligentemente los problemas de la realidad que nos salen al encuentro y que nos demandan posición, respuestas, compromiso, atrevimiento. Y sobre todo nos deja pensando.

La discusión es absolutamente necesaria. No se puede enseñar "la filosofía", sino a filosofar. Filosofar es ejercitar la propia razón sobre los primeros principios hasta las últimas razones de las cosas; y eso no es lo mismo que repetir de memoria los razonamientos de los filósofos puestos en fila. Sin discusión, sin debate en los textos, en los autores, en las clases, en los exámenes, no hay filosofía.

Somos enanos, pero subidos a los hombros de gigantes para poder ver mucho más lejos. Pensamos lo que nos han ofrecido quienes nos precedieron, nos alimentamos de su pensamiento, aprendemos, queremos ser dignos de esos gigantes para no morir como enanos, sabiendo que los gigantes, que hoy miramos con admiración, fueron en su momento enanos atrevidos que vieron más lejos y pensaron el horizonte de su propia historia desde otros hombros.

(*) Doctor y catedrático de filosofía. Presidente fundador del Ateneo Escurialense

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