La culpa fue del chachachá

Los problemas para acceder a los fondos europeos deben de ser resueltos de inmediato

Monedas de euro sobre la bandera europea

Monedas de euro sobre la bandera europea / picture alliance / Uli Deck/dpa

Agustín Ferrero

Agustín Ferrero

Ya lo decía Gabinete Caligari en los años ochenta, en plena movida madrileña, que la culpa era del chachachá. Que lo que le había unido para siempre a aquella chica había sido la casualidad; que no era mérito ni demérito suyo, sino de aquel baile en la discoteca. Esa actitud era ir contracorriente, ya que no solemos aplicar disculpa alguna cuando somos protagonistas de alguna acción positiva como lo puede ser conquistar al amor de tu vida. Cosa contraria nos sucede cuando lo somos de actos negativos, ya que, en este caso, siempre será culpa de otros y no fruto de nuestro buen hacer.

En aquel caso, el éxito de la canción no sabemos si llegó a ser o no por acierto de Jaime Urrutia, líder de aquel grupo, que se empeñó en decirnos por activa, por pasiva y por perifrástica, que la culpa era del cha-chachá. Lo cierto es que debido a ello tanto el cantante como el grupo Gabinete Caligari vivieron mucho tiempo subidos en la cresta de la ola.

En el campo de lo terrenal, de lo más terrenal, como pueden ser las subvenciones, ocurre otro tanto de lo mismo. Cuando se consiguen, es debido al acierto y buena gestión del responsable de turno; pero, cuando se pierden, no lo son por acciones u omisiones propias, sino porque otros hacen las cosas mal. En nuestro caso, en el de Zamora, también es así. Hemos perdido recientemente dos de ellas, una de ochocientos mil y otra de un millón de euros. Ambas "por plazos absurdos que resulta difícil jugar a ello", según afirmó el presidente de la Diputación. Al parecer, formaban parte de los fondos europeos, parte de los 177.000 millones que corresponden a España. Eran solo unas migajas, pero para esta provincia importantes, porque con una de ellas se habría construido un parque de bomberos en Toro, y con la otra engrosar los Next Generation destinados a paliar los daños producidos por la pandemia, especialmente en temas digitales y ecológicos. Así lo ha reconocido y hecho público el presidente, sin ningún ambage, lo que es de agradecer. Negar lo evidente, como se ha hecho otras veces, no hubiera ayudado a comprender, y mucho menos a resolver el problema.

La culpa ha podido ser de otros, como dice el presidente, incluido también el chachachá, por mor de los plazos que figuran en las convocatorias de las subvenciones que, presumiblemente, son demasiado cortos para que fuera posible su uso.

A los ciudadanos nos parece que para evitar tales inconvenientes están los cargos públicos, que deben descubrir lo que está mal y ponerle remedio. En el caso que nos ocupa para que los plazos se adapten a las circunstancias reales, porque de no ser así las subvenciones no dejarán de ser papel mojado. Preocupa, y mucho, no solo las dos que se han desperdiciado ahora, sino las que puedan perderse en el futuro. "No será la única subvención que se pierda. Y no será la nuestra la única administración que las llegue a perder", ha reiterado también el máximo representante de la Diputación.

Si le asiste la razón al presidente, alguno o algunos de nuestros representantes deberían estar peleando porque fuera solucionada esta anomalía en la Secretaría General de Fondos Europeos del Ministerio de Hacienda, porque de no ser así, nos quedaremos a dos velas en la cosa de disponer de fondos europeos, ya se llamen FEADER, FEMP, FEDER, FSE, FC o María de la O.

Nuestros representantes en los gobiernos y cortes autonómicas y nacionales, se supone que son conocedores de ello y si, como dicen, se preocupan tanto por los ciudadanos, deberían velar por sus intereses, incluidos los que afectan a la disposición de los fondos europeos

Nuestros representantes en los gobiernos y cortes autonómicas y nacionales, se supone que son conocedores de ello y si, como dicen, se preocupan tanto por los ciudadanos, deberían velar por sus intereses, incluidos los que afectan a la disposición de los fondos europeos. En algunas tertulias se escucha a algún opinador que dice en voz alta que no sería ningún disparate establecer protocolos especiales por parte de la administración central, y de urgencia por las administraciones receptoras de los fondos.

El actual presidente de la Diputación aun se encuentra en ese llamado "periodo de gracia" que corresponde a los cien primeros días de mandato, de ahí que haya podido encontrarse de repente con algo desconocido para él, o no identificado, como en el caso de los ovnis. Pero nada justificable en el caso de sus antecesores, por otra parte compañeros de partido, que han gestionado la Diputación los 40 años anteriores. Tampoco para los gobiernos y parlamentos autonómicos, también de sus mismas siglas, que, con 36 años de rodaje, deberían estar al tanto. Y menos aún para el gobierno central, en el que su partido ha ido alternando los mandatos con el Partido Socialista. No parece muy presentable que se esté dejando de lado a la España "vaciada" también en lo que a las subvenciones europeas se refiere.

Pero hay que quedarse con lo que de positivo pueda tener el hecho de haber admitido el presidente que existe un problema, y que debe ser solucionado. Puede que el ímpetu con el que ha llegado a la Diputación sea suficiente para agarrar al toro por los cuernos en lo que a los asuntos de Zamora se refiere.

Ojalá llegue a ser un verso suelto en lugar de otro eslabón perdido. Y que por una vez conquistar a una chica en la discoteca no llegue a ser culpa del chachachá.

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