Septiembre, qué tiempo tan curioso

Un tiempo brusco a caballo entre la nostalgia y la esperanza, en el que confluyen los recuerdos de atardeceres de postal y la incertidumbre de una nueva etapa

1 de septiembre, inicio del mes

1 de septiembre, inicio del mes / Jesus Hellin

Rafael Monje

Rafael Monje

Aunque el verano finalizará oficialmente dentro de 23 días, el otoño meteorológico ha comenzado ya este 1 de septiembre y permanecerá entre nosotros durante los próximos tres meses. Si exceptuamos enero, con el que damos paso a un nuevo año, septiembre es seguramente el período con mayor incidencia en nuestras vidas. Un tiempo brusco a caballo entre la nostalgia y la esperanza, en el que confluyen los recuerdos de atardeceres de postal y la incertidumbre de una nueva etapa. Quizá septiembre debería ser el mes propicio para comernos las 12 uvas y soñar con propósitos alcanzables. O mejor, el mes por antonomasia para el reencuentro y la consciencia de que el kilómetro cero de nuestra felicidad empieza en el interior de uno mismo.

A lo mejor este mes cumpleañero (noveno del año, casualmente) nos permite olvidarnos por fin de determinados culebrones del verano que monopolizan la pequeña pantalla, del desasosiego que nos enerva tanta hipocresía y de la tristeza que producen los juegos de tronos que protagonizan desde el 23 de julio los llamados a dirigir este país hecho a remiendos. Fuegos artificiales, en definitiva, que lanzan los dirigentes políticos para coser o para acabar de romper esta España hilvanada, a lo que se ve, con hilo muy fino.

Me entristece sobremanera ver esas carreteras medio olvidadas, de piel de cocodrilo y cunetas desdibujadas. De igual forma me apena comprobar cómo ese espléndido paisaje de palomares pierde unidades a pasos agigantados, mientras se «reproducen» sin parar esas edificaciones de ladrillo y latón que, como nuevos campos de concentración, dan cobijo a actividades de ganadería intensiva

Septiembre tiende también a ser un tiempo excepcional para echar la vista atrás y recordar de manera personal lo que hemos sido capaces de vivir durante los dos meses precedentes. Confieso que, salvo una corta salida al extranjero -qué palabra más fea, por cierto-, he disfrutado del campo y de los pueblos de Tierra de Campos, en los que he podido experimentar sensaciones contrapuestas. Y, ¡oye!, ya que estamos en septiembre, por qué no compartir algunas de ellas a vista de retrovisor.

Veamos, pues, las dos caras de la moneda. Del lado negativo, me entristece sobremanera ver esas carreteras medio olvidadas, de piel de cocodrilo y cunetas desdibujadas. De igual forma me apena comprobar cómo ese espléndido paisaje de palomares pierde unidades a pasos agigantados, mientras se "reproducen" sin parar esas edificaciones de ladrillo y latón que, como nuevos campos de concentración, dan cobijo a actividades de ganadería intensiva. Dudo mucho de la ejemplaridad de esas licencias de construcción y dudo, bastante más, de la arbitraria actuación de varios cargos públicos que, ¡vaya, por Dios!, parecen exhibir ahora más peso en los bolsillos. De esta cara pálida de la moneda sumo igualmente la sempiterna falta de cobertura de Internet que frena el avance digital de muchos rincones de este territorio, la escasez de agua que pincela el suelo de un manto de color amarillo blanquecino y el cierre progresivo de comercios y bares (auténticos clubs sociales del medio rural) por efecto de la despoblación y quizá de alguna desleal competencia con nombre de sociedad cooperativa agraria.

La otra cara de la moneda, la que nos dice que nuestros pueblos merecen todos los esfuerzos, la conforman sus gentes, sabiduría a raudales; sus cielos inmensamente azules de día y pintados de estrellas, por la noche; sus tradiciones inquebrantables y su cultura popular digna de merecimientos universales y declaraciones mundiales de patrimonio inmaterial… Su aire puro y sus horizontes inabarcables.

Ya sabe, estamos en septiembre. Hagamos lo que cada uno pueda por ser feliz y, sobre todo, por hacer la vida mejor a los demás. Es septiembre, ¡oiga!, un tiempo curioso y bien bonito si así nos lo proponemos.

Suscríbete para seguir leyendo