Quiero recordar

No podemos tener miedo a la difamación, al insulto, por opinar en momentos delicados de tú país

GOLPE DE ESTADO TEJERO

GOLPE DE ESTADO TEJERO / AFP7 / Europa Press

Francisco José Alonso

Francisco José Alonso

Quiero recordar hoy que estamos viviendo una situación dramática y preocupante en España, donde la sociedad dividida en dos grupos irreconciliables, recordar las palabras que S.M El Rey Felipe VI, nos dirigió a todos los españoles el 3 de octubre 2017, con motivo del acto irreflexible del Parlamento Catalán declarando la Independencia de Cataluña.

Mi amiga Rosa exmagistrada de la Audiencia Nacional, suele decir que algunas personas y sobre todo si están en la Defensa de los Derechos Humanos, tienen la obligación, que en momentos como estos opinar. Lo mismo me gustaría que los militares como suelen hacer en algunos países y más en este que tiene el mandato Constitucional de defender la Unidad de España, pudieran opinar.

No podemos tener miedo a la difamación, al insulto por opinar en momentos delicados de tú país, yo siempre digo, cómo voy a tener miedo si cuando Tejero dio el golpe, se le encontraron unas listas de las personas que iban a matar si hubiera triunfado y entre ellas estaba yo. Mi único delito ser una persona que estaba en la Defensa de los Derechos Humanos.

Pero lo mejor que se puede hacer en estos momentos es leer y difundir el mensaje que S.M El Rey nos dirigió el 3 de octubre de 2017.

"Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada, ilegalmente, la independencia de Cataluña.

Cómo voy a tener miedo si cuando Tejero dio el golpe, se le encontraron unas listas de las personas que iban a matar si hubiera triunfado y entre ellas estaba yo. Mi único delito ser una persona que estaba en la Defensa de los Derechos Humanos

Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno. Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña. Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada. Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.

En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.

Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.

Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes. A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos. Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.

Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza. Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.

Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España". Felipe R.

(*) Presidente de la Liga Española Pro Derechos Humanos

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