Identidades zamoranas

Los votantes estamos preocupados

Otra vez unos pocos se arrogan derechos que no tienen

Mujer votando

Mujer votando / EUROPA PRESS

Donaciano Bartolomé

Donaciano Bartolomé

Muchos millones de personas, el pasado 23 de julio, cumplimos con nuestro deber e votar y con no pocos esfuerzos. Ahora es el tiempo de los elegidos. Los primeros síntomas contagian un aire de preocupación. Los medios de comunicación también lo reflejan. Feijóo quiere liderar un gobierno estable, pero Sánchez da por hecha otra coalición. Las sumas inciertas de los bloques abren la puerta a la repetición electoral. La España confrontada. Eran algunos de los titulares de este periódico el martes 25. Y el miércoles 25 seguían insistiendo: Feijóo busca ahora un pacto de Estado con el PSOE tras el portazo del PNV. El guirigay político, y otros parecidos.

Otra vez unos pocos se arrogan derechos que no tienen ¿No hay justicia y sanción para ellos? Se presentaron y buscaron la confianza de los españoles. Se la dimos. En responsabilidad, disponen de un capital de confianza que tienen que administrar ¿no les gusta? Pues hagan de tripas corazón o mejor del sentimiento, razón y a trabajar

Aun sabiendo y dejando bien claro que nuestro sistema es parlamentario y que en consecuencia quien designa y elige presidente del Gobierno, no es el pueblo en votación universal, sino el Parlamento en votación luego llegar a pactos y alianzas, este sistema sí obliga a dialogar, llegar a acuerdos para respetar y dar fe a la mayoría expresada en elecciones generales. Son dos variables que no tienen que coincidir y de hecho no coinciden: Número de votos totales alcanzados por cada partido y diputados y senadores logrados, pues el número de votos necesario para ser elegido difiere en las distintas circunscripciones electorales. En consecuencia, cuando nadie alcanza los 176 diputados están obligados a consensuar para evitar males mayores como son la repetición de elecciones, la inestabilidad del gobierno o la concesión a las minorías más de lo que en justicia les correspondería. Si es razonable, déseles a cambio de nada y, si no lo es, que se asemeja a un chantaje, niégueseles. Terminamos de celebrar elecciones y escuchamos voces "autorizadas" ¿por quién? que nos plantean disyuntivas que nosotros los millones de votantes no hemos querido. Otra vez unos pocos se arrogan derechos que no tienen ¿No hay justicia y sanción para ellos? Se presentaron y buscaron la confianza de los españoles. Se la dimos. En responsabilidad, disponen de un capital de confianza que tienen que administrar ¿no les gusta? Pues hagan de tripas corazón o mejor del sentimiento, razón y a trabajar, que para eso fueron elegidos, gozan de innumerables privilegios, más que los demás y cobran buenos sueldos. Años llevamos celebrando el espíritu de concordia de la Constitución, que debe animar toda la vida del Reino y la acción política de sus dirigentes. Llevamos años enseñando en las escuelas la inclusión de los diferentes, la tolerancia y el respeto con quienes piensan de modo distinto, la convivencia pacífica, armoniosa y colaborativa con todos y ahora nos salen cuatro gerifaltes, orgullosos, incultos, incapaces que echan estos valores por tierra y dicen y además con soberbia: con estos no pacto, con estos, ni repartir dinero, con estos no dialogo. ¿Pero quienes se creen que son para negar el saludo y la colaboración por el bien de un país a representantes de millones? ¿Qué ejemplos nos dan para afrontar nosotros, los parias de siempre, la vida en los pueblos, donde sí queremos entendernos y colaborar con los diferentes? Desde diversas atalayas nos anuncian que nos preparemos para nuevas. ¿Para qué tienen cientos y miles de asesores y psicólogos por todas las esquinas? España y su mayoría han querido un pluralismo y que gobiernen todos con distintas sensibilidades integrando al diferente, pues hágase. Cumplan la voluntad del pueblo. A quienes se muestran ahora excluyentes, excluyámosles de la gestión representativa y publica. Enciérrelos o que los invite a una cacería quien tenga autoridad sucedió en la ciudad de Viterbo, (Italia) tras la muerte de Clemente IV en 1268.

Las dos facciones de cardenales italianos y franceses no lograban ponerse de acuerdo para elegir Papa. Llevaban dos años comiendo y bebiendo bien. El pueblo de Viterbo cansado encerró a los cardenales en el castillo y les racionó la comida. Finalmente, fue elegido un extraño, Teobaldo Visconti, que era seglar y estaba en Tierra Santa, participando en la cruzada. Cuando regresó fue ordenado sacerdote y obispo, asumiendo como Papa el nombre de Gregorio X (1272-1276),. Ya es triste que los dos partidos mayoritarios se insulten, se reprochen de mentirosos, de inútiles, irresponsables y de todo, y en consecuencia no se pongan de acuerdo. Pero que también entre los pequeños saquen a subasta, a puja, a bolsa sus votos y se vendan al que más de es otra vergüenza intolerable o piensen ya en malgastar otros cien millones para nuevas elecciones.

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