La ternura, que don tan especial

Señores como Miguelón hacen falta no solo en la clase política sino y, sobre todo, en la sociedad

Manos entrelazadas

Manos entrelazadas

Manuel Antón

Manuel Antón

Querido compa, Paco.

No conozco a tu compa Miguel Ángel Segovia, pero por lo que has dicho de él, seguro, se merece que lo conozcamos todos y que sigamos su ejemplo.

Nos conocemos desde los tiempos en que íbamos al "insti", al Claudio Moyano para más señas. Me llevabas la delantera de varios cursos porque eres unos años mayor que yo, pero te recuerdo bien, como recuerdo a tu pandilla, de los cuales apenas quedáis tú y alguno más, si no me equivoco. Y me acuerdo mucho de tu padre, el ínclito profesor de Química, don Francisco Molina y Múgica, del que tú cogiste el nombre y puede que algunas otras ideas. Y he dicho puede porque, como en aquellos tiempos solo se podía levantar el brazo y cantar el "Cara al sol", las ideas de tu padre, como las de la mayoría, casi no se conocían porque había que guardarlas en el cajón, no fuera a ser que fuesen motivo de encarcelamiento.

Hacen falta personas que sepan ser fieles y leales con quienes lo merezcan y respetuosos con quienes incluso no se hagan acreedores de respeto porque no lo practican con los demás

Y, porque no tendría perdón si no lo digo, permíteme que diga que a tu padre, al señor Molina, todos cuantos fuimos sus alumnos y seguimos por aquí le recordaremos siempre como el profe de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos ¿o no?, que era lo único que todo el que quisiese aprobar la Química se tenía que saber; lo demás eran cuestiones menores, pero la famosa tabla no…..

Hecho el inciso que tu recordado padre se merecía, paso a decir que señores como Miguelón hacen falta no solo en la clase política sino y, sobre todo, en la sociedad; hacen falta personas que, además de saber poner buena cara, sean buenísimas personas, como el señor Segovia; hacen falta personas que sepan ser fieles y leales con quienes lo merezcan y respetuosos con quienes incluso no se hagan acreedores de respeto porque no lo practican con los demás; en definitiva, que en esta sociedad iríamos mucho mejor si en lugar de andar por ahí mintiendo, o mejor dicho, cambiando de opinión a gusto del consumidor, o descalificando a los que no piensan igual, todos fuésemos como don Miguel Ángel Segovia, que, por las cosas que has dicho de él, querido Paco, debe ser un tipo genial.

Solo eso de que: “Produce una ternura de tal calibre que los demás parecemos egoístas a su lado”, es para pararse a pensar.

Salud y suerte, compa.

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