Cartas de los lectores

Nuevos sacerdocios

El domingo 9 de junio, dos nuevos sacerdotes le nacieron a la Iglesia en Valladolid, Mario y Jorge, uno joven y el otro entrado en años. ¡Qué hermoso fue todo, y qué buena la homilía del arzobispo, don Luis Argüello, que recogerá iglesiaenvalladolid.org. ! Muy entrañable la presencia del arzobispo emérito, don Ricardo Blázquez; también, del que será obispo de Ávila. Pese al periodo estival, la catedral se vio abarrotada entre sacerdotes, familiares y muchísimos fieles que quisieron acompañar a los nuevos sacerdotes. No es baladí. La asistenta devota a una ordenación sacerdotal, lleva anexa la indulgencia plenaria para los que cumplen las condiciones ordinarias: confesión, comunión y oración por las intención del Papa.

¡Qué misterio el del sacerdocio! No me canso de dar gracias a Dios por este sacramento que constituye, al varón adulto que lo recibe, en otro Cristo, pues se obra, en él, una identificación específica, sacramental, con el "sumo y eterno Sacerdote". Y esto se verifica tanto si el sacerdote es un santo, como si no. El sacramento del Orden imprime carácter, y, aquí y en la Eternidad (sea en el Cielo o en el Infierno), su configuración está señalada, es especial.

El Vaticano II subrayó la misión de los obispos y la del sacerdote en la Iglesia: santificar, enseñar y gobernar. Es equivocado que algunos laicos pretendan mandar tanto o más que el cura: los laicos debemos formarnos y colaborar con el sacerdote; pero la autoridad en el gobierno es del ministro ordenado.

Ningún católico que se precie, debe criticar a los sacerdotes. Nuestro celo laical debe estar en la oración por ellos, de modo particular por los que nos han administrado los sacramentos.

Josefa Romo